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EDUCACIÓN SUPERIOR

Las universidades públicas con sede en São Paulo crean un modelo flexible en el posgrado

Los nuevos trayectos prevén maestrías con programas interdisciplinarios y la posibilidad de migrar al doctorado al cabo de un año de cursado

Estudiantes en el campus de la Unicamp: se pondrá a prueba un nuevo trayecto para el posgrado en programas de excelencia

Léo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESP

Un nuevo modelo de posgrado se pondrá a prueba en el estado de São Paulo partir de 2025, en el marco de un programa piloto que congrega a seis universidades públicas. La idea es que los estudiantes ingresen en maestrías estructuradas de una forma bastante más flexible que en el modelo actual. Según cada institución, durante el primer año de cursada, los alumnos seguirán un programa de carácter interdisciplinario, con algunas materias orientada al emprender y a la solución de problemas de la sociedad, por ejemplo, y se los estimulará a tomar parte en actividades de extensión relacionadas con sus temas de investigación. En simultáneo, elaborarán el proyecto de investigación y buscarán un director de tesis, etapas que, en el modelo actual, se concretan en la mayoría de las ocasiones antes del ingreso.

Una vez culminado ese ciclo de 12 meses, los estudiantes serán evaluados por una comisión y tendrán la oportunidad de seguir diferentes trayectos. Según su desempeño en las materias y la excelencia del proyecto de investigación presentado, podrán cursar un año más, culminar su tesina y obtener el título de magíster, tal como es lo usual, o migrar al doctorado y culminarlo al cabo cuatro años. Una tercera alternativa, en caso de que se considere que el aprovechamiento es insuficiente, es culminar ese trayecto al final del primer año y recibir un diploma de especialización.

Este itinerario académico quedó plasmado como propuesta en un protocolo de intenciones suscrito en noviembre por representantes de las seis universidades –la de São Paulo (USP), las también estaduales de Campinas (Unicamp) y Paulista (Unesp), y las federales de São Paulo (Unifesp), de São Carlos (UFSCar) y del ABC (UFABC)–, como así también por los presidentes de la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes) y del Consejo Superior de la FAPESP. El modelo será implementado durante los próximos cinco años enfocándose en un universo restringido de estudiantes. Solamente los programas de posgrado que tengan las dos notas más altas en la escala de evaluación de la Capes, 6 y 7, podrán participar en el programa piloto: los mismos responden por alrededor del 30 % de las carreras de maestría y doctorado de las seis universidades. Pero no se espera que todos adopten el nuevo trayecto, ya que la adhesión a este modelo será voluntaria. El actual formato de doctorado directo, en el cual los estudiantes de las carreras de grado entran directamente al doctorado sin pasar por la maestría, si bien se aplica poco, sigue disponible para todos los programas, independientemente de la adhesión al nuevo modelo.

En esta etapa piloto, la posibilidad de migrar al doctorado al cabo de 12 meses se limitará a una cantidad predefinida de becas de maestría concedidas por la Capes, que pueden convertirse en becas de doctorado financiadas también por la propia Capes y complementadas por la FAPESP hasta llegar a los valores que ofrece la Fundación. En la práctica, cada programa de posgrado tendrá derecho a una o a lo sumo dos de esas becas doctorales. La Unicamp, por ejemplo, recibirá 35 bolsas anuales, distribuidas entre 37 programas, aquellos que tienen notas 6 y 7. El impacto en un primer momento será pequeño para una institución que en la cual se recibieron 747 doctores y 1.113 magísteres en 2023.

Léo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FapespEl laboratorio de Genética del Desarrollo de la USP: los doctores se titulan en esa universidad con una edad promedio de 37 añosLéo Ramos Chaves / Revista Pesquisa Fapesp

De acuerdo con el ingeniero de materiales Luiz Antonio Pessan, director de Programas y Becas en Brasil de la Capes, el objetivo principal es lograr una formación de posgrado más envolvente para atraer a una mayor cantidad de estudiantes y expandir la cifra de doctores. “Brasil tiene 10 doctores cada 100.000 habitantes, en tanto que la media de los países industrializados vinculados a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico [OCDE] es tres veces mayor”, afirma. Si bien Brasil ha alcanzado la meta estipulada en el último Programa Nacional de Posgrado, de titular 25.000 doctores y 60.000 magísteres por año, en tiempos recientes el sistema ha venido perdiendo vigor: pasó a tener menos titulados debido a la pandemia, entre otros factores, y a atraer menos postulantes hacia sus procesos selectivos, en una señal de agotamiento del modelo, pese a los indicios recientes de una lenta recuperación (léase en Pesquisa FAPESP, edición nº 315). La pérdida de interés es adjudicada problemas tales como la larga duración de la formación (los doctores brasileños acceden a sus títulos con una edad promedio de 38 años, frente a los 31 de Estados Unidos) y el carácter marcadamente académico de los programas, poco atractivos para quienes se encuentran en busca de carreras de investigadores en empresas, en el sector público o en organizaciones no gubernamentales.

La arquitectura del modelo apunta a hacer frente a esos problemas. “En la actualidad, en promedio, se llega a doctorarse a los 38 años y ese aumento de tiempo no redundó en un incremento de la calidad. Es una realidad que debemos cambiar simplificando los procesos, y disminuyendo la burocracia y las exigencias innecesarias para la formación de buenos investigadores”, dijo el presidente del Consejo Superior de la FAPESP, Marco Antonio Zago, durante la presentación del programa. Para el sociólogo Simon Schwartzman, del Instituto de Estudios de Política Económica, con sede en Río de Janeiro, esta propuesta puede constituir un paso para corregir lo que considera que es una anomalía de la educación superior brasileña. “En Brasil, el doctorado directo es aún poco frecuente y ha prevalecido la idea de que la maestría es un antecedente necesario para el doctorado. Esto es una aberración brasileña, incluso porque las maestrías son cada vez más buscadas por quienes pretenden mejorar su calificación profesional en el mercado de trabajo y no tienen interés en hacer el doctorado. El doctorado es para quienes van a trabajar con investigación y necesitan una formación más profunda, pero se hace demasiado larga con la etapa de la maestría en el medio”, afirma.

El hematólogo Rodrigo Calado, prorrector de Posgrado de la USP, comenta que la aceleración de la generación de doctores en el país resulta deseable por diversos motivos. “Para la sociedad y para la economía brasileña, es importante contar con investigadores de alto nivel lo más rápidamente posible, ya sea para trabajar en las universidades, en el sector público o en el privado. E iniciar la carrera más tempranamente también hace que los recursos invertidos en la educación den retorno pronto”, dice. La formación más corta también permite que los jóvenes doctores ingresen al mundo del trabajo, empiecen a construir una trayectoria y puedan mantener a sus familias a partir de los 30 años, superando las incertidumbres y la dependencia de las becas. Según el prorrector, la USP titula a sus doctores con un promedio de edad de 37 años, un año menos que la media brasileña. “Si logramos bajar esa edad a los 34 años, sería un paso grande, pero lo ideal sería disminuirla a los 31 años, como en Estados Unidos. El pico de producción científica de las personas se concreta cuando tienen alrededor de 30 años”, dice. “El proceso actual es sumamente desalentador. Imagínese elegir una profesión sabiendo que solo se accederá a un empleo llegando a los 40 años”. De los 262 programas de posgrado de la USP, alrededor de 50 tienen notas 6 y 7 y se encuentran aptos para poner a prueba este modelo.

En la Unifesp, los 13 programas que podrán adherir al nuevo modelo son del área de la salud, vinculados a la Escuela Paulista de Medicina y a la Escuela Paulista de Enfermería. Para el prorrector de Posgrado e Investigación de la institución, el arquitecto y urbanista Fernando Atique, el impacto de la nueva modalidad promete ser sensible. “La formación en el área médica es muy larga. Además de la carrera de grado, está la residencia. Los médicos tardan para hacer la maestría y muchos dejan para hacer sus doctorados más después, cuando ya están afianzados en la profesión. En caso de que culminen el posgrado a los 30 años, será un gran avance”, afirma. Atique comenta que los doctores graduados en la Unifesp provienen en buena medida de otros estados. “Doctores más jóvenes y con un bagaje más dinámico podrán ser aprobados en concursos y calificar a sus instituciones, más allá de trabajar en grandes centros clínicos e industrias farmacéuticas.”

Léo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FapespInvestigadores del Centro de Investigaciones en Obesidad y Comorbilidades de la Unicamp: en el año 2023 se titularon en esta universidad 747 doctores y 1.113 magísteresLéo Ramos Chaves / Revista Pesquisa Fapesp

En tanto, en la UFSCar, ocho programas podrán adherir, de los cuales cuatro en humanidades, tres en ciencias exactas y uno en el área de la salud. “Los programas decidirán si quieren o no ser de la partida con el nuevo modelo. Ya tenemos experiencia con el doctorado directo en las ingenierías y en algunas áreas de la salud, pero no en las humanidades, en las cuales la maduración de la investigación y de la formación de los doctores es más lenta”, afirma el sociólogo Rodrigo Constante Martins, prorrector de Posgrado de la universidad. A causa de la cantidad de becas disponibles para la universidad –siete por año–, Constante calcula que la misma contará con unos 28 estudiantes de doctorado contemplados en los cuatro años de convenio, por ahora una fracción de los estimados 350 doctores que se titulan anualmente. “Esperamos que esto salga bien y que, con el tiempo, la financiación se amplíe para que podamos tener más estudiantes beneficiados que los que tendremos en esa etapa piloto.”

A juicio de la politóloga y prorrectora de Posgrado de la Unicamp, Rachel Meneguello, los maestrandos sentirán el mayor impacto. “Proponemos que los ingresantes tengan una programación curricular más interdisciplinaria, que construyan su proyecto de investigación y realicen pasantías extramuros. La idea no es concretar maestrías profesionales, sino dinamizar la formación para acercarla al mundo del trabajo”, afirma. Según ella, la aceleración de la capacitación de los doctores generará resultados solamente a largo plazo, incluso porque, tal como se ve, la ampliación de la cantidad de alumnos que cursan el doctorado directo nunca fue algo sencillo. “Debe tratarse de alumnos muy bien preparados como para merecer una oportunidad como ésa”, dice. “Ciertas áreas, como las de odontología, computación y algunas ingenierías, están más interesadas en este nuevo formato, pues ya cuentan con maestrías de carácter más aplicado, pero otras están evaluando este modelo.”

En 2022, la Unesp ya había efectuado un movimiento con miras a perfeccionar sus planes de estudios de posgrado, de manera tal de asegurar una formación abarcadora. “Nuestra cartera de asignaturas pasó a incluir clases de ética, emprendimientos y conocimiento sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, algunas de ellas dictadas en la modalidad híbrida a los efectos de permitir la participación de los estudiantes de la Unesp de distintas ciudades”, afirma la química Maria Valnice Boldrin, prorrectora de Posgrado de la universidad. “Pero este programa va más allá al crear un trayecto que comprende actividades extramuros. Aparte de disminuir el tiempo de formación de los doctores, mejora la capacitación de los magísteres.”

A mediados de 2024, las tres universidades del estado paulista impulsaron un debate que apuntó a proponer cambios conjuntos en el formato del posgrado para aumentar el interés de los estudiantes (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 340). “Pero de entrada nos dimos cuenta de que no se podría cambiar sin el apoyo de la Capes y la FAPESP. Fue fundamental contar con el aval de la Fundación, pues esto reafirma la vocación del posgrado como el lugar en donde se hace investigación”, dice Boldrin.

Pessan, de la Capes, afirma que los representantes de otros estados están contactando a esta agencia federal para conversar sobre el nuevo modelo: la intención es implementarlo con el aval de las fundaciones de apoyo a la investigación científica de esos estados. “Lo importante es que estimulemos a los programas para que se perfeccionen. El sistema de posgrado no puede paralizarse”, afirma. Y añade que la Capes está atenta a los eventuales cambios en los indicadores de los programas de posgrado motivados por el nuevo modelo, a los efectos impedir que los mismos vayan en detrimento de la evaluación cuatrienal.

Este artículo salió publicado con el título “Atajo flexible” en la edición impresa n° 347 de enero de 2025.

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