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Las variaciones de temperaturas pueden provocar cinco millones de muertes anuales

Esta cifra equivale al 9,5 % de todos los decesos globales. De esas víctimas fatales, el 75 % vive en Asia o África

En São Paulo, una mujer se protege con un paraguas en un día caluroso del invierno de este año

Léo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESP

Las olas de calor del verano europeo de 2022, de una magnitud similar a las que ahora se repiten en esas latitudes, fueron las culpables de la muerte de unas 61.600 personas entre finales de mayo y principios de septiembre del año pasado, en su mayoría ancianos y mujeres. Esta ha sido la conclusión principal de un artículo publicado en julio de 2023 en la revista científica Nature Medicine.

La población de los países mediterráneos fue la más afectada. Según el estudio, tan solo en Italia y España se contabilizaron 18.000 y 11.300 decesos respectivamente. “El Mediterráneo se ve afectado por un proceso de desertificación. Las olas de calor se magnifican durante el verano solamente a causa de estas condiciones más secas”, dijo a la agencia de noticias Reuters el climatólogo español Joan Ballester, del Instituto de Salud Global de Barcelona, autor principal del estudio.

Pero en Alemania, un país con un clima templado, el impacto del calor también ha sido considerable: 8.100 de sus habitantes sucumbieron a temperaturas que alcanzaron los 40 grados Celsius (ºC).

La cantidad de muertes en Europa –una de las zonas más ricas del planeta– debido a episodios de calor intenso, es impactante. No hay que olvidar que la región tiene una población con un porcentaje significativo de personas mayores de 65 años, más vulnerables a las variaciones de temperatura, e históricamente preparada y habituada a lidiar con fríos rigurosos, no con la atmósfera sofocante y los incendios forestales de unos veranos tórridos. La cantidad de defunciones anuales en todo el mundo asociadas a las variaciones extremas de la temperatura, tanto por encima como por debajo de la zona de mayor confort térmico para el ser humano (entre 22 y 26 ºC), se cuentan por millones y plantea desde otra perspectiva la cifra de víctimas fatales del verano europeo.

No hay consenso en lo que se refiere al total de muertes en todo el mundo asociadas a los cambios de temperatura bruscos o significativos. Estudios que utilizan diferentes metodologías atribuyen un número distinto de decesos a los vaivenes de los termómetros. Un artículo publicado en 2021 en la revista The Lancet Planetary Health estimó que 5 millones de personas mueren cada año debido a variaciones térmicas bruscas o significativas. Esa cifra equivale a un 9,5 % del total de óbitos anuales a nivel mundial. Algo más de las tres cuartas partes de las víctimas fatales viven en Asia o en África (véase el cuadro). Alrededor de un 10 % de las muertes se producen a causa del calor excesivo y un 90 % debido al frío.

Rodrigo Cunha / Revista Pesquisa FAPESP

Otro estudio epidemiológico, coordinado por un grupo del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés), de la Universidad de Washington (EE. UU.), calculó que en 2019 hubo casi 1,7 millones de víctimas fatales en todo el mundo debido a las temperaturas extremas. El referido trabajo salió publicado en la revista The Lancet en agosto de 2021. El artículo cifró en aproximadamente 17.300 las muertes anuales por las variaciones térmicas extremas en Brasil, dos tercios de ellas asociadas al frío y un tercio al calor.

Un tercer estudio aún más reciente, publicado en mayo del año pasado nuevamente en la revista The Lancet Planetary Health, calculó que entre 2000 y 2019, algo más de 1,7 millones de personas perdieron la vida cada año debido a variaciones extremas de la temperatura. La investigación fue coordinada por un equipo australiano de la Universidad Monash. Independientemente de cuál trabajo se acerque más a la realidad, un punto central y coincidente es que demasiado calor o frío matan a millones de personas.

Para el médico patólogo Paulo Saldiva, de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP), coautor de los dos estudios publicados en The Lancet Planetary Health, el área de la salud pública debe considerar a los pronósticos climáticos como una de las variables que influyen en su práctica. “Desde hace tiempo, la agricultura se planifica en función de las variaciones del clima, si lloverá más o menos, si va a hacer más calor o más frío”, dice Saldiva. “Nosotros tenemos que hacer lo mismo”.

Los ancianos y los niños son los que más padecen el calor y frío extremos

El investigador cita como ejemplo algo que ocurre en la capital paulista. En las jornadas más calurosas, aquellas incluidas dentro del 2 % de los días más tórridos del año, la cantidad de muertes en São Paulo aumenta un 50 %. En lugar de los habituales 200 decesos diarios, se producen 300. Las personas pueden sentirse repentinamente indispuestas debido a las altas temperaturas, a veces acompañadas de una baja humedad relativa y, casi siempre, de altas dosis de contaminación atmosférica.

Las condiciones térmicas adversas interfieren en el metabolismo del cuerpo humano. Alteran las funciones cardiovasculares, renales y de control de la presión arterial, además de los niveles de ciertas hormonas como el cortisol y las tiroideas. Los vasos periféricos se dilatan, pueden producirse mareos y el corazón comienza a latir con más fuerza. “Los ancianos y los niños son los más expuestos a esta situación”, dice el patólogo.

Las muertes son la consecuencia más extrema ante un gran malestar térmico. Hay impactos más sutiles que afectan de un modo menos acentuado la calidad de vida y conllevan pérdidas materiales. En un artículo elaborado en colaboración con el grupo de la Universidad Monash, publicado en mayo de este año en la revista Science of the Total Environment, Saldiva y sus colegas de la FM-USP estimaron que las pérdidas económicas como consecuencia de trabajar bajo condiciones térmicas inadecuadas (demasiado calor o frío) totalizaron 105.000 millones de dólares en Brasil, entre 2000 y 2019.

En el estudio se analizaron indicadores de 510 zonas del país y se los asoció con muertes y con una menor productividad laboral. Los varones de entre 15 y 44 años fueron los más afectados en su rendimiento de trabajo por las variaciones térmicas radicales. En el sur del país, el frío extremo fue la incomodidad térmica de mayor impacto. En el nordeste y en el centro-oeste, fue el intenso calor.

Un artículo publicado en mayo de este año en la revista Science estimó que el fenómeno climático de El Niño, que eleva la temperatura de las aguas superficiales de la zona oriental del Pacífico ecuatorial y altera los regímenes pluviales y de temperaturas de todo el planeta, provoca pérdidas colosales en la economía mundial. El evento de 1983-1984 estaría asociado a pérdidas globales por 4,1 billones de dólares, y el de 1997-1998 habría llegado a 5,7 billones de dólares, lo que corresponde al 20 % o 25 % de la economía estadounidense. En el transcurso de este siglo, en medio de un escenario de cambios climáticos, los autores del estudio pronostican pérdidas globales de unos 84 billones de dólares debido a la irrupción de El Niño, tal como es el caso de este año. Esta es otra razón de peso para incluir al cambio climático en la agenda social y sanitaria.

Artículos científicos
WEN, B. et alProductivity-adjusted life years lost due to non-optimum temperatures in Brazil: A nationwide time-series study Science of The Total Environment. v.873. 15 may. 2023.
CALLAHAN, C.W. y MANKIN. J. S. Persistent effect of El Niño on global economic growthScience. v. 380, n.6649. 18 may. 2023.
WO, Y. et alGlobal, regional, and national burden of mortality associated with short-term temperature variability from 2000–19: a three-stage modelling studyLancet Planet Health. v.6, n.5. may. 2022.
BURKART, K. G. et alEstimating the cause-specific relative risks of non-optimal temperature on daily mortality: a two-part modelling approach applied to the Global Burden of Disease StudyLancet. v.398, n.10301. 21 ago. 2021.
ZHAO. Q. et alGlobal, regional, and national burden of mortality associated with non-optimal ambient temperatures from 2000 to 2019: a three-stage modelling study. Lancet Planet Health. v.5, n.7. jul.2021.

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