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Música

Los impactos del desequilibrio de género en la música

Científicos evalúan los efectos de la desigualdad en las trayectorias profesionales de las mujeres

Veridiana Scarpelli

“Tocas como un varón”. Varias de las 12 músicas brasileñas entrevistadas en el marco del proyecto “AMPLIFYhER: Voicing the experience of women musicians in Brazil” relataron haber oído este tipo de comentarios a lo largo de su trayectoria profesional. “No conozco una mujer de este campo del conocimiento que no se haya topado con esta frase machista disfrazada de elogio”, afirma Lilian Campesato, artista ligada a la escena de la música experimental de la ciudad de São Paulo y una de las investigadoras que llevó adelante el referido trabajo.

El proyecto, concluido el año pasado y financiado por el programa Global Challenges, del Reino Unido, congregó a investigadores de la Escuela de Comunicación y Artes de la Universidad de São Paulo (ECA-USP) como Campesato, quien posee un posdoctorado en música, y otros procedentes de dos instituciones británicas: las universidades Manchester Metropolitan y Edinburgh Napier. “Se trata de un estudio piloto cuyo objetivo consistió en evaluar los retos a los que se enfrentan las mujeres en el ambiente musical brasileño”, explica el investigador portugués José Dias, ideador de la iniciativa y docente del Centre for Arts, Memory and Communities de la Universidad de Coventry, en su campus de la ciudad de Coventry, en el Reino Unido.

Guitarrista y estudioso de la escena del jazz, Dias dice que la idea surgió a partir de un malestar personal. “E la historia del jazz quienes tienen el protagonismo son los varones, mientras que las mujeres siguen estando relegadas a roles secundarios. Las prácticas del pasado siguen teniendo reflejos: hay muchas más mujeres cantando que tocando el contrabajo, por ejemplo. Eso sin contar que existen pocas profesoras de jazz y programadoras en los festivales de este género musical”, dice.

Y este problema no se circunscribe únicamente al jazz. En el ámbito de la música clásica, uno de los casos emblemáticos es el de Maria Anna Mozart (1751-1829), quien en su infancia demostraba tanta aptitud para la música como su hermano, Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). Sin embargo, tenía vedado presentarse en público, porque en aquel entonces era socialmente inadmisible que una mujer hiciera carrera como instrumentista. En el libro Mi historia de las mujeres (Fondo de Cultura Económica, 2008), la historiadora francesa Michelle Perrot escribe: “¿Y la música? La música acumula los obstáculos. Por lo pronto, por parte de las familias […]. En 1820, el padre de Félix [1809-1847] y Fanny [1805-1847] Mendelssohn, ambos igualmente dotados, escribe a esta última, a propósito de la música: ‘Quizá para él se transforme en una profesión, mientras que para ti nunca será más que un ornamento’”. Pianista y compositora, la alemana Fanny Mendelssohn legó un catálogo de unas 460 obras.

“El machismo está extendido en el ambiente de la música”, afirma Rogério Luiz Moraes Costa, del Departamento de Música de la ECA-USP y coordinador de las actividades del AMPLIFYhER en Brasil. “En el proyecto no solo entrevistamos a músicas vinculadas al jazz, sino también a la música experimental, clásica y popular”, informa.

En países europeos como el Reino Unido, los estudios de género han tenido impacto en las políticas culturales

Raza y edad
Uno de los recortes de este estudio científico es el generacional. Se entrevistó tanto a mujeres músicas al comienzo y a mitad de carrera como a profesionales veteranas, mayores de 55 años. “Es una tendencia general: muchas mujeres dejan de tocar cuando quedan embarazadas y después tienen dificultades para retomar la actividad profesional. Hay una serie de obstáculos para quienes son madres. Una de nuestras entrevistadas relató, por ejemplo, que en la década de 1990 había sido invitada a presentarse en Nueva York, cuando su hijo era un bebé, pero renunció a viajar a causa de la presión de su marido, también músico, y de su propia familia. Todos pensaban que tenía que quedarse en Brasil, cuidando al niño”, comenta Dias. Estas cosas siguen sucediendo ahora. No es casual, según él, que algunas de las músicas entrevistadas declararan haber renunciado o pospuesto la maternidad por motivos profesionales. “Los músicos no se enfrentan a este dilema cuando se trata de la paternidad”.

Otro recorte de la investigación fue el de la raza. La mitad de las entrevistadas son negras, la otra mitad, blancas. “Todas las músicas negras declararon que la falta de recursos económicos les imposibilitó la carrera profesional, ya sea por tener vedada la adquisición de instrumentos o la asistencia a talleres de aprendizaje musical en su infancia y adolescencia”, expone Campesato. Y añade: “Optamos por trabajar con un conjunto reducido de mujeres para que nos fuera posible estudiar a fondo sus trayectorias”. Además de las entrevistas individuales y grupales, los investigadores organizaron charlas y talleres para que las participantes pudieran profundizar en la forma de divulgar sus trabajos, incluso en el medio digital.

Un informe y 12 videos con los testimonios de cada una de las entrevistadas fueron depositados en Sonoras: Músicas e Feminismos, un sitio web que también está asociado al proyecto. La red de colaboración, creada en 2015 en São Paulo, reúne a artistas e investigadoras, como Campesato, para debatir cuestiones de género en el universo de la música y cuenta con el apoyo de NuSom – Núcleo de Investigaciones en Sonología de la USP (lea en Pesquisa FAPESP, edición n° 290). “La idea es que los docentes de la enseñanza fundamental puedan utilizar esos videos en el aula para que sirvan como modelos de inspiración e incentiven a las niñas a seguir una carrera musical”, explica Moraes Costa.

Ahora Dias prepara un despliegue del proyecto, que trazará un paralelo entre las escenas musicales de Brasil, Portugal y el Reino Unido. “Son realidades diferentes. La situación en Europa dista de ser perfecta, pero ya se observa un impacto efectivo de los estudios de género en las políticas culturales, sobre todo en los países de la Unión Europea”, dice el investigador. Según Dias, esto permite, por ejemplo, que los fondos estatales les aseguren la estabilidad financiera a las asociaciones independientes que luchan por la equidad de género en la industria de la música. Este es el caso de Keychange, un movimiento creado en 2018 en el Reino Unido que, entre otras acciones, lanzó un manifiesto para que en los festivales europeos de música hubiera una misma cantidad de varones y mujeres sobre el escenario. “Falta investigar si estas iniciativas están siendo realmente eficaces con miras a otorgarles una mayor representatividad a las mujeres en la escena europea de la música”, comenta Dias.

Mujeres compositoras
El informe “Qué escucha Brasil – Edición mujeres en la música”, publicado en marzo de 2022 por la Oficina Central de Recaudación y Distribución (Ecad, en portugués), proporciona pistas sobre el abismo que separa las participaciones femenina y masculina en el mercado musical brasileño. Según consta en el documento, en 2021 se abonaron 901 millones de reales en concepto de derechos de autor. Las mujeres recibieron algo más de un 7 % de ese dinero. Ese mismo año, en la lista de los 100 autores de mayor rendimiento, las compositoras representaron solamente un 4 % del total.

Veridiana Scarpelli

“En el ambiente de la música hay esferas dominadas por los varones. La composición es una de ellas”, señala la música y compositora Isabel Nogueira, del Instituto de Artes de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS). Desde 2016, ella viene realizando un seguimiento de la producción de las mujeres que transitan por el campo de la música experimental y del arte sonoro en Brasil y hacen uso de la tecnología. “La música experimental, al no tener esa brecha entre quien compone y quien interpreta, podría ser, en teoría, un lugar más inclusivo para las mujeres. Pero esto no es lo que se observa”, afirma Nogueira, quien coordina Sónicas: Grupo de Investigación en Estudios de Género, Cuerpo y Música de la UFRGS. “Además, las que forman parte de este segmento también se topan con el prejuicio de que las mujeres no saben lidiar con la tecnología”.

Estudiosa de las relaciones entre género y música desde hace 25 años, actualmente Nogueira está desarrollando un proyecto sobre las mujeres compositoras en Porto Alegre. Parte del mismo lo realiza con la colaboración de Laila Rosa, de la Escuela de Música de la Universidad Federal de Bahía (UFBA), quien lleva a cabo el mismo análisis en la ciudad de Salvador. “La idea es hacer algo más que un mero inventario de esas compositoras y crear una red entre ellas”, explica la investigadora gaúcha.

Según Nogueira, las cuestiones de género aún no han suscitado un debate amplio en la escena musical brasileña. “En áreas tales como historia y literatura, los simposios temáticos en congresos vienen realizándose desde hace tres décadas. En Anppom [Asociación Nacional de Investigación y Posgrado en Música] esto comenzó en 2018”, dice. Otra dificultad, según la especialista, tiene que ver con el canon, mayoritariamente compuesto por varones blancos del hemisferio norte. “Aún los días actuales, muchos libros contienen textos escritos exclusivamente por varones. Obviamente, todo esto va interponiendo obstáculos a las mujeres en este medio”, añade la compositora, quien recientemente organizó, junto con Linda O’Keeffe, de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), el libro The body in sound, music and performance (editorial Routledge, 2022). La obra reúne 17 artículos de investigadoras de países tales como Brasil, Australia, Estados Unidos y Noruega.

Descrédito
Con base en su investigación posdoctoral realizada en la Universidad de Campinas (Unicamp) entre 2014 y 2017, con el apoyo de la FAPESP, la historiadora Ana Carolina Arruda de Toledo Murgel identificó a 7.675 mujeres compositoras (letra y música) brasileñas entre los siglos XIX y XXI. La mayoría son del siglo XX, aunque existen registros de autoras ya en el siglo anterior: en la lista figura el nombre de 102 de ellas, entre las cuales se cuenta la pianista Ambrosina de Saint-Brisson Corrêa (?-1937), autora, entre otras, de la polca Anarchista (1892) y del vals Alma errante (1898).

Arruda de Toledo Murgel dice que a lo largo del estudio encontró compositoras cuya autoría ha quedado acreditada en discos, pero no se encuentran registradas en Ecad. Es el caso de la poeta y embajadora brasileña Dora Vasconcellos (1910-1973), quien colaboró con el maestro y compositor Heitor Villa-Lobos (1887-1959) en canciones como Cair da tarde y Melodia sentimental. “Existen varias grabaciones de estas canciones, justamente por sus letras, pero Ecad solo reconoce los derechos autorales de Villa-Lobos. Excepto en la canción Eu te amo, de 1956, el nombre de Dora Vasconcellos no figura como autora en la oficina recaudadora”, dice Murgel.

Los datos recolectados por Arruda de Toledo Murgel se encuentran en parte disponibles, en forma provisoria, en el repositorio Cartografias da canção femenina. Entre ellos pueden encontrarse nombres tales como el de la escritora Carolina Maria de Jesus (1914-1977), quien lanzó el disco Quarto de despejo – Carolina Maria de Jesus cantando suas composições (1961, RCA-Victor) (lea en Pesquisa FAPESP, edición n° 308), y Carmen Miranda (1909-1955), quien, segundo Arruda de Toledo Murgel, firma dos de las canciones grabadas por ella misma en los años 1930: Os hôme implica comigo, compuesta en forma conjunta con Pixinguinha (1897-1973), y Por ti estou presa, con Josué de Barros (1888-1959). “Periodistas y críticos suelen referirse a nombres más conocidos, tales como Chiquinha Gonzaga [1847-1935], Maysa [1936-1977] y Dolores Duran [1930-1959], pero hay muchas otras compositoras que deben ser reconocidas y estudiadas”, concluye Murgel.

Proyecto
Cartografías de la canción femenina: las compositoras brasileñas del siglo XX (nº 13/26195-2); Modalidad Beca de posdoctorado; Investigadora responsable Luzia Margareth Rago; Beneficiaria Ana Carolina de Arruda Toledo Murgel; Inversión R$ 241.085,77

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