Adornarse el cuerpo con tatuajes ya es moda desde hace más tiempo de lo que se imaginaba. Dos cuerpos naturalmente momificados que integran la colección del Museo Británico, en Londres, exhiben lo que los arqueólogos consideran como los tatuajes figurativos más antiguos de los que se tenga noticia. Las dos momias (un hombre y una mujer) fueron encontradas en tumbas superficiales a fines del siglo XIX en Gebelein, en el sur de Egipto. Las mismas –y otras cuatro halladas en el mismo sitio arqueológico– están expuestas desde hace décadas, pero los tatuajes recién han sido identificados en un análisis reciente, parte de un nuevo programa de investigación y conservación del museo. Fue necesario usar cámaras que detectan luz infrarroja para observar los tatuajes, poco visibles bajo iluminación natural. Conocido como Hombre de Gebelein A, la momia masculina, de un joven muerto de un cuchillazo en la espalda, exhibe en el brazo derecho dos imágenes de animales con cuernos. Para los investigadores, representarían un toro y un carnero y serían símbolo de fuerza y poder. Por su parte, la Mujer de Gebelein tiene un tatuaje en el hombro y otro en el brazo derecho que son los más antiguos encontrados en un cuerpo femenino. Uno de ellos consiste en una secuencia de cuatro símbolos semejantes a la letra S (Journal of Archaeological Science, 1º de marzo). La datación indica que el hombre y la mujer de Gebelein vivieron entre 5.400 y 5.000 años atrás, antes de la unificación de Egipto bajo el comando del primer faraón, Menes. En un comunicado a la prensa, Daniel Antoine, curador de antropología física del museo, dijo que el hallazgo indica que la práctica de tatuar el cuerpo empezó en África un milenio antes de lo que se pensaba. Esos tatuajes figurativos son casi contemporáneos al que todavía es considerado el más antiguo: los dibujos geométricos en el cuerpo de Ötzi, el hombre del hielo encontrado en los Alpes entre Austria e Italia.
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