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Química

Los secretos están debajo de la pintura

La fluorescencia de rayos X permite entrar en la intimidad de pinturas del siglo XIX

CRISTIANE CALZA/COPPE-UFRJDurante más de un siglo, la joven que retrató el pintor Eliseo Visconti en el cuadro Gioventú escondió un estudio destinado a otra obra de arte del mismo autor: Recompensa de São Sebastião. Esta revelación se desprende de un trabajo arqueométrico de la química Cristiane Calza, investigadora del programa de posgrado en ingeniería de la Universidad Federal de Río de Janeiro (Coppe/ UFRJ). En lugar del estereotipo del laboratorio repleto de tubos de ensayos y sustancias humeantes, su ambiente de trabajo se ubica en medio de obras de arte de todos los tiempos: desde las pinturas que decoran sarcófagos del Antiguo Egipto hasta los cuadros del siglo XIX, pasando por las tangas de cerámica del pueblo marajoara, que ocupó la isla de Marajó, en el estado norteño de Pará, entre los siglos V y XIV. Al examinar pinturas hasta el nivel atómico mediante el empleo de técnicas de fluorescencia de rayos X y de radiografías, Cane pone al desnudo los secretos que están escondidos debajo de las mismas, caracteriza los pigmentos que componían la paleta de cada pintor y apunta retoques y desgastes en las telas destinados a orientar futuros trabajos de restauración.

Invitada a analizar obras del Museo Nacional de Bellas Artes de Río de Janeiro, Cristiane –quien siempre tuvo una cierta debilidad por la arqueología, la historia y las artes plásticas– quedó apasionada por la pintura brasileña del siglo XIX y terminó analizando 33 cuadros de artistas tales como Rodolfo Amoedo, Eliseu Visconti y Félix Émile Taunay mediante el empleo de la fluorescencia de rayos X, que muestra los átomos que componen las capas de pintura, y de las radiografías computarizadas. El objetivo central consistía en caracterizar los pigmentos que empleó cada pintor y reunir estas informaciones en un banco de datos que estará a disposición de restauradores, conservadores, estudiantes de arte e investigadores.

Este trabajo fue posible debido a que durante su doctorado, Cristiane desarrolló un sistema portátil de fluorescencia de rayos X a la medida, destinado analizar obras de arte y arqueológicas. Es una caja un poco más grande que un libro, que la investigadora puede llevar al museo y que incluso ya la ha cargado en viaje a Perú para analizar el oro precolombino. Obras muy grandes o valiosas (el cuadro Primeira missa, de Victor Meireles, una de las obras que la experta estudió, está asegurada en 3 millones de dólares) no pueden transportarse hasta los laboratorios equipados con el aparato común de fluorescencia de rayos X.

“La técnica no es invasiva y no daña las obras de arte”, subraya la investigadora. El aparato lanza un haz focalizado de rayos X en un círculo de medio centímetro y dispara un proceso conocido como efecto fotoeléctrico: mientras se mueven para restablecer el equilibrio, los electrones también emiten rayos X, que el equipo detecta y reproduce en la pantalla de la computadora en forma de curvas de emisión de energías. La energía emitida es característica de cada elemento químico, y con esa información, Cristiane puede inferir qué pigmento se empleó en ese punto del cuadro.

CRISTIANE CALZA/COPPE-UFRJLo importante es que algunos pigmentos son reveladores de la época en que se pintó. De apariencia similar, lo que diferencia a la pintura empleada son los elementos químicos que la componen, que es lo que la investigadora de la Coppe logra otear. El blanco de zinc, usado hasta los días actuales, comenzó a fabricarse en el siglo XVIII, pero recién en 1835 llegó a tener un precio accesible para la mayor parte de los pintores; en tanto, el blanco de titanio surgió sólo en el siglo XX. Un punto azul analizado por fluorescencia de rayos X puede revelar la presencia de átomos de hierro o de cobalto, por ejemplo. En el primer caso, el pintor usó el pigmento azul de Prusia, creado en 1704; el segundo apunta azul de cobalto, en uso desde 1807. Los pigmentos de ocre no ayudan: en la prehistoria ya daban color a las pinturas rupestres de las cavernas, y se usan hasta hoy. “Son pigmentos baratos, obtenidos a partir tierras arcillosas”, explica Cristiane. Otros pigmentos, por otro lado, están prohibidos actualmente debido a que son cancerígenos, como los elaborados a base de mercurio, arsénico y plomo.

En el examen, la investigadora analiza múltiples puntos para caracterizar los cuadros y  evitar que retoques hechos en períodos posteriores conduzcan a errores. “Si vemos grandes extensiones de un pigmento más reciente que la supuesta fecha de elaboración de la obra, sabemos que es una falsificación”, comenta. Los remiendos de rasgones en la tela también son reveladores: la tela es restaurada con una mezcla de carbonato de calcio o, según cree, con cola de pescado. Arriba se le aplica una capa de pintura blanca antes de retocar el cuadro. La pintura blanca ayuda a datar la restauración, porque algunos pigmentos blancos son muy característicos de determinadas épocas. Es lo que revela el blanco de titanio que Cristiane encontró en las telas O último tamoio y Busto da senhora Amoedo, pintados por Rodolfo Amoedo en 1883 y 1892, respectivamente. De acuerdo con un artículo publicado en 2009 en X-Ray Spectrometry, solamente en 1921 Salió al mercado una pintura adecuada para fines artísticos a base de este pigmento, lo que indica que los cuadros fueron retocados en el siglo XX.

Cristiane caracterizó la paleta de pigmentos utilizada por ocho pintores del siglo XIX en 12 cuadros. Los resultados han sido aceptados para su publicación en la revista especializada Applied Radiation and Isotopes, y muestran por ejemplo que Eliseu Visconti y Henrique Bernardelli usaron azul de cobalto, mientras que Pedro Peres empleó azul de  Prusia. Y confirman algunas cosas que ya se sabían informalmente, como el hecho de que los brasileños del siglo XIX lograban tonalidades de rojo al mezclar rojo ocre y bermellón. Esto será fundamental para que futuras restauraciones empleen pigmentos similares a los originales, siempre y cuando aún pueda adquirírselos.

Capas expuestas
Pero los hallazgos más intrigantes surgieron del examen del cuadro Gioventú, que le rindió a Eliseu Visconti una medalla de plata en la Exposición Universal de París, en 1900. Una radiografía computarizada –similar a la que emplean los radiólogos para estudiar huesos fracturados de pacientes– reveló otra pintura oculta debajo de la pintura de la joven que aparece en el cuadro. Es sin lugar a dudas un estudio para otra pintura, la también premiada Recompensa de São Sebastião, que ganó la medalla de oro en la Exposición Internacional de Saint Louis, Estados Unidos, en 1904. En las imágenes de rayos X, el ángel que le pone la corona de laureles al San Sebastián atado a un árbol aparece con mayor nitidez todavía que la muchacha de Gioventú. El pintor parece haber cambiado de idea después del estudio, porque en lugar de laureles, en el cuadro terminado el ángel le pone al santo una aureola sobre la cabeza.

La radiografía, realizada en colaboración con sus colegas Davi Oliveira y Henrique Rocha, mostró también que el cuadro se encuentra en un excelente estado de conservación, únicamente con pequeñas regiones de desgaste de la tela en algunos puntos ubicados cerca del marco. “Esto es bastante común, pues en esa zona la tela experimenta un desgaste mayor debido al estiramiento del tejido y al rozamiento con la madera del bastidor y del marco. Estas áreas no aparecen a simple vista, pues la pintura fue  restaurada anteriormente y se cubrieron los pequeños orificios con masilla y pintura”, detalla Cristiane. La detección de fallas que han sido cubiertas con pintura puede ser de gran ayuda en los trabajos de conservación y restauración de la pintura.

CRISTIANE CALZA/COPPE-UFRJEl análisis de fluorescencia de rayos X del mismo cuadro permitió caracterizar la paleta usada por Visconti, considerado el puente entre los siglos XIX y XX por ser un pionero del impresionismo en Brasil. En el velo amarillo que cubre a la niña, la presencia de hierro y plomo revelan que empleó blanco de plomo, que dejó de usarse en el siglo XX, mezclado con amarillo ocre. En la vegetación de fondo se revelan las mezclas con las cuales el artista creó distintos tonos de verde: viridian, óxido de cromo, amarillo ocre y azul de cobalto.

En inmersiones en un pasado más lejano, Cristiane ha evaluado también tangas marajoaras y piezas egipcias del archivo del Museo Nacional de Río de Janeiro. La cerámica marajoara es considerada una de las más sofisticadas representaciones del  arte precolombino. Junto con el entonces maestrando Renato Freitas, la química de la  Coppe examinó 400 fragmentos de las tangas que cubrían la zona púbica de las mujeres de la isla de Marajó. El elemento más abundante en esas piezas de cerámica es el hierro, lo que explica el color rojizo del barro empleado. La caracterización, publicada en 2009 en la X-Ray Spectrometry, indica una materia prima de más de un origen: los marajoaras quizás usasen arcilla de diversas fuentes para producir sus “tangas”, o las diferencias pueden indicar que el material estudiado proviene de diferentes tribus. Sería necesario cruzar los datos químicos con informaciones arqueológicas para entender mejor la historia de este pueblo tan poco conocido.

El análisis de fragmentos de un sarcófago egipcio y de un tejido empleado para envolver a una momia también reveló la utilidad potencial de la técnica de fluorescencia de rayos X. Además de caracterizar los pigmentos usados –que se revelaron coincidentes con los que estaban disponibles en la época–, Cristine señala en un artículo publicado en 2008 en Applied Physics A que el tejido, de origen bien documentado, es de la misma época de los fragmentos de sarcófagos que examinó.

Debido a que es capaz de contribuir para dilucidar misterios del pasado, Cristiane está con la agenda llena de pedidos, provenientes de museos y construcciones históricas que pasan por refacciones. Pero cuenta con la ayuda del ahora doctorando Renato Freitas, con quien a lo mejor empieza a repartirse el trabajo cuando esté listo el nuevo aparato, de  menor tamaño todavía que el actual.

Artículos científicos
CALZA, C. et al. Characterization of Brazilian artists palette from the XIX century using EDXRF portable system. Applied Radiation and Isotopes. En prensa.
CALZA, C. et al. Analysis of the painting Gioventú (Eliseu Visconti) using EDXRF and computed radiography. Applied Radiation and Isotopes. En prensa.

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