Un análisis de las tesis defendidas en la Facultad de Medicina de Río de Janeiro entre 1850 y 1880 indica que los médicos de la segunda mitad del siglo XIX recetaban café por su supuesto valor nutritivo y para el tratamiento de ciertas enfermedades, tales como cólera y fiebres, incluso aquéllas intermitentes causadas por el paludismo (Circumscribere, fascículo 17, junio). Aunque la pretendida eficacia terapéutica de la bebida ya era un tema bastante controvertido en Europa, los médicos de la antigua capital nacional preconizaban sobre los beneficios para la salud derivados del consumo del café. Sin embargo, el discurso de los médicos no se basaba en los estudios químicos de la época. “Se basaban en las relaciones centenarias entre dieta, salud, factores climáticos y temperamento”, dice la historiadora de la ciencia Cristiana Couto, principal autora del estudio, quien realizó parte de su pasantía de posdoctorado en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-USP). El café era más recomendable para los individuos que exhibían los temperamentos denominados linfático (o flemático) y sanguíneo. Como contrapartida, las personas muy nerviosas deberían evitarlo. Pero más allá de los humores del individuo, los médicos tenían en cuenta la geografía local para defender a la bebida. Según las tesis que se analizaron, la población de áreas tropicales, como en el caso de Río de Janeiro, debería ingerir café porque el mismo alimentaría sin provocar demasiada excitación, facilitaría la digestión, activaría las secreciones renales y moderaría la transpiración.
Republicar