Fotografía
Una retrospectiva sobre Marc Ferrez aporta registros de su interlocución con la ciencia y amplía el conocimiento de su obra
Considerado uno de los principales fotógrafos brasileños del siglo XIX, Marc Ferrez (1843-1923) se destacó especialmente por sus registros del paisaje de la ciudad donde nació: Río de Janeiro. Desde que su colección fue adquirida por el Instituto Moreira Salles (IMS), hace poco más de dos décadas, fueron revelados aspectos poco conocidos de su obra. En la exposición que se exhibe en la institución, en São Paulo, se amplía, por ejemplo, la percepción de la cartografía que produjo. Viajero intrépido, ahora se sabe que la mitad de lo que fotografió no tiene una relación directa con Rio. Sus múltiples intereses, incluyendo el conocimiento científico, también emergen de la muestra que reúne más de 300 artículos, entre documentos e imágenes, incluyéndose las de otros fotógrafos, y estará abierta al público hasta el 25 de agosto.
“Ferrez fue el fotógrafo que más viajó por el país en el siglo XIX. No sólo físicamente, sino también en sus fotografías”, dice Sergio Burgi, coordinador de la fotografía del IMA y curador de la retrospectiva, titulada Marc Ferrez: Territorio e imagen. “Uno de nuestros objetivos fue observar la producción exactamente de lo que realizó fuera de Río”. Todo un desafío, si se tiene en cuenta la dimensión de la colección estudiada: unas 9.000 imágenes, lo que incluye un conjunto de 4.000 negativos en vidrio, de grandes formatos. En total, la colección de Ferrez, organizada por el propio fotógrafo desde 1873 y mantenida por su familia hasta la adquisición por el instituto en 1998, suma 15.000 artículos. “Queríamos tratar de pensar en su cámara asociada con la documentación del territorio brasileño”, explica Burgi. “En el campo del paisaje social, por ejemplo, Ferrez fue el primero en registrar a los indios botocudos en el sur de Bahía, y, en el período anterior a la abolición de la esclavitud, produjo una importante documentación sobre los individuos esclavizados en las haciendas de café, en el Valle de Paraíba, exponiendo la brutalidad que representaba el régimen.”
“Fueron dos años de investigación, para la preparación del libro. Casi un trabajo de detective”, compara la historiadora Ileana Pradilla Ceron, responsable del centro de investigación en fotografía del instituto y de Marc Ferrez: Uma cronologia da sua vida e a sua obra. “Lo que surge, especialmente de su trabajo en las grandes comisiones y emprendimientos, es el retrato de un hombre de sensibilidad y mirada especial”. Ceron explica que Ferrez no era simplemente un profesional que fotografiaba grandes trabajos de ingeniería por encargo. “Podía concretar visualmente un proyecto de Brasil que se encontraba en la mente de los ingenieros, en un momento en que todos los hombres de ciencia eran ingenieros, y que se refería a la modernización del siglo XIX y principios del siglo XX”. Según la historiadora, Ferrez no fue un fotógrafo de estudio, ni tampoco autoral. “Era un hombre de raciocinio científico. Sus fotos están organizadas con una mirada racional”.
Durante la investigación, ella descubrió, por ejemplo, que muchas de sus fotografías fueron encargadas por compañías ferroviarias y ferias internacionales en las que se vendía el “Brasil moderno”. “No lo invitaban a Ferrez, eran negocios comerciales”, dice. En 1875, el fotógrafo se unió a la Comisión Geológica del Imperio, encabezada por el geólogo canadiense-estadounidense Charles Frederick Hartt (1840-1878). Ferrez, que sería conocido como el fotógrafo oficial de la comisión, no participó en todos los viajes. Pero gracias a la extensa documentación sobre su vida, sigue siendo posible reconstituir el emprendimiento, desarrollado durante unos tres años. Almacenado en el Archivo Histórico del Museo Nacional, la colección de la propia comisión fue destruida por el incendio que castigó la institución en 2018. Además de las fotos de la colección de Ferrez, dos álbumes originales forman parte de la retrospectiva del IMS, nunca exhibidos en Brasil, pertenecientes a la colección del Getty Museum, de Los Ángeles, Estados Unidos, que ilustran la primera expedición realizada por la comisión.
En la exposición, la relación entre ciencia y fotografía también aparece en el diálogo que Ferrez mantuvo con los astrónomos del Observatorio Nacional y en el fallido intento de registrar, en 1912, un eclipse total de sol en Passa Quatro, Minas Gerais. “Ferrez veía a la ciencia y a la tecnología con optimismo y creía en su poder transformador. Inclusive porque, con su cámara, fue un testigo privilegiado de esta transformación”, evalúa Christina Helena Barboza. Investigadora del Museo de Astronomía y Ciencias Afines (Mast) y profesora de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro (UniRio), Barboza destaca el intercambio de informaciones y experiencias en el campo de la imagen entre Ferrez y el astrónomo y físico experimental Henrique Morize (1860-1930). “Particularmente en el caso de los rayos X, creo que Ferrez colaboró con Morize, quien trajo la novedad a Brasil, pocos meses después de su descubrimiento, a principios de 1896”. Para Burgi, Ferrez, permanentemente interesado en las innovaciones, le proporcionó técnica al entonces incipiente proceso de documentación científica. “Un pionero, realizó la gran interlocución entre la fotografía y la ciencia”.
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