Hasta el día 27 de septiembre, se registraron al menos 12 decesos en suelo estadounidense a raíz de serios problemas pulmonares atribuidos al uso de cigarrillos electrónicos. Las muertes ocurrieron luego de darse a conocer más de 800 casos de pacientes con misteriosos trastornos pulmonares aparentemente asociados al hábito de inhalar los vapores liberados por ese tipo de productos, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. Las muertes motivaron que dos estados de la Unión, Nueva York y Michigan, prohibieran la venta de algunos tipos de cigarrillos electrónicos, en particular, aquellos con sabores a frutas, chocolate y dulces, muy atractivos entre consumidores jóvenes e incluso niños. El presidente Donald Trump sugirió la posibilidad de prohibir la comercialización de productos saborizados para el público infantojuvenil. Los cigarrillos electrónicos no contienen tabaco, pero intentan imitar las sensaciones del hábito de fumar. Ellos pueden tener formatos variados, tales como el de un pen drive, una lapicera o incluso la de un cigarrillo o un puro, y funcionan a batería. Estos dispositivos calientan un líquido que genera vapores inhalables. La composición del líquido varía según el fabricante. No obstante, casi siempre contiene nicotina, una molécula que genera dependencia, además de otros compuestos químicos perniciosos para la salud y los polémicos aditivos que le dan sabor a la mezcla. Los cigarrillos electrónicos, prohibidos en Brasil, fueron creados en la década pasada con el argumento de que serían una alternativa menos nociva que los cigarrillos tradicionales.
Republicar