Imprimir Republish

ECOLOGÍA

Parásitos que transforman arañas en zombis

Infectados con hongos, estos invertebrados trepan más alto para morirse

Gibellula pulchra, el primer hongo descrito del género, está presente en todo el mundo

Thairine Mendes Pereira / UFMG

En el medio de la selva, unas manchas blanquecinas en las hojas de los árboles, a aproximadamente 1 metro (m) del suelo, desde lejos pueden confundirse con excrementos de pájaros. Pero al observarlas de cerca, se descubren unos bultos aterciopelados que, a veces, conservan las características de lo que fuera una araña, y otras, solamente exhiben formas diminutas con un aspecto alienígena. Son las estructuras reproductoras de un tipo de hongos especialistas en parasitar arañas. Un parasitismo similar en hormigas sirvió de inspiración para el videojuego The last of us, que incluye criaturas devoradoras infectadas por un hongo mutante y que este año se convirtió en una serie de televisión.

“El parásito manipula el comportamiento de sus hospedadores de tal forma que le otorga al hongo una gran ventaja”, explica el biólogo Aristóteles Góes Neto, coordinador del Laboratorio de Biología Molecular y Computacional de Hongos en la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG). La manipulación por lo general tiene que ver con que las arañas trepen a los árboles y se instalen en hojas más altas que aquellas en donde normalmente se apostarían, para eventualmente morir allí. “Son como verdaderos zombis”, bromea el investigador. Desde esa ubicación, las estructuras reproductoras de los hongos liberan esporas que caen como una lluvia de polvo microscópico y se diseminan sobre las futuras víctimas que se encuentran en las hojas más bajas.

Jober Sobczak / UnilaCon sus genitales destruidos, puede volverse imposible identificar a una araña parasitadaJober Sobczak / Unila

El grupo de Minas Gerais publicó en abril un estudio ‒ la investigación doctoral de la bióloga Thairine Mendes Pereira ‒ sobre los hongos del género parasitario Gibellula en la revista científica Journal of Fungi, que contribuyó a dilucidar esta asociación. “Se trata de uno de los únicos géneros de hongos que solo parasitan arañas”, explica Góes Neto. Además de la investigación bibliográfica, el trabajo de campo consistió en una exploración de la vegetación en el Parque Estadual de Rio Doce, en Minas Gerais, en la Estación Biológica de Santa Lúcia y en la Reserva Biológica Augusto Ruschi, estas dos últimas en el estado de Espírito Santo.

La bióloga también buscó arañas parasitadas en Ceará, en un trabajo conjunto con el ecólogo Jober Sobczak, de la Universidad Federal de Integración Internacional de la Lusofonía Afrobrasileña (Unilab). En el municipio cearense de Pacoti, descubrieron un hongo que, cuando invade a una araña, la reviste de hifas (los filamentos de los hongos) de color dorado, por lo que se la bautizó G. aurea, como se describe en un artículo publicado en 2022 en la revista científica Phytotaxa. “Resulta difícil identificar a la araña una vez que se han desarrollado las esporas, porque el hongo destruye el cuerpo de su hospedador”, explica Sobczak. Cuando pueden contar las patas, los investigadores pueden distinguir a los arácnidos de los insectos, pero una identificación más minuciosa de las arañas suele depender del examen de sus genitales.

En los insectos, se trata de una relación que ha sido muy estudiada, pero aún es algo desconocido en el mundo para el caso de las arañas. “Esta rama de la micología [el estudio de los hongos] hasta ahora ha sido escasamente explorada, pero los estudios en una parte considerable de proceden de Brasil, merced al trabajo de los profesores Góes Neto, de la UFMG, y Jober Sobczak, de Ceará”, dice el micólogo brasileño João Araújo, curador de hongos del Jardín Botánico de Nueva York (EE. UU.), quien ha colaborado con los grupos radicados en Brasil para describir las especies, definir sus relaciones de parentesco y dilucidar su biología y su evolución. “Todavía estamos en mantillas en lo que se refiere a la comprensión de la biodiversidad real relacionada con estos hongos”.

Thiago Kloss / UFVResulta difícil distinguir al hospedador debajo de las estructuras reproductivas de G. leiopusThiago Kloss / UFV

Aaraújo añade que Brasil es uno de los países del mundo con mayor diversidad de hongos de hábitos parasitarios. “La Amazonia y el Bosque Atlántico son ‘minas de oro’ para quienes estudian estos hongos”, dice. “A veces, la mayor parte de las recolecciones del día están compuestas por especies que aún no conocemos”.

Por su parte, Sobczak subraya que los hallazgos en el nordeste brasileño han dejado claro que había una conexión forestal desde el sur hasta el norte del país. “Encontramos la misma especie de hongo, asociada al mismo hospedador, en Ceará, en Amazonas y en Vale do Ribeira, entre São Paulo y Paraná”, explica. Su principal lugar de investigación es Serra do Baturité, un área de Bosque Atlántico en el nordeste del estado de Ceará en pleno semiárido, donde el bioma predominante es la Caatinga. “Detectamos una alta incidencia de parasitismo debajo de las hojas y sobre las bromeliáceas”, relata el ecólogo. “Hemos visto avispas, hormigas, escarabajos, grillos: hay indicios de que es una de las regiones con mayor abundancia de hongos entomopatógenos y aracnopatógenos”. Se refiere a parásitos de insectos y arañas, respectivamente.

Una vez elaborados los inventarios, lo que sigue consiste en entender los mecanismos de acción, aún indefinidos. Con todo, la persistencia del modo de morir deja en evidencia una clara ventaja adaptativa para el hongo. “Independientemente de la especie, todas las arañas mueren en un lugar similar, adheridas al envés de las hojas”. El investigador sostiene que un estudio que él mismo coordinó, llevado a cabo por el ecólogo Ítalo Arruda, de la Universidad Federal de Ceará, es un indicio convincente de que el hongo induce a las arañas a trepar a las plantas más altas. En promedio, las arañas parasitadas mueren estiradas sobre hojas ubicadas a alrededor de 1 m del suelo, mientras que las sanas construyen refugios de seda a 75 centímetros de altura, según describe un artículo publicado en 2021 en la revista Canadian Journal of Zoology.

Jober Sobczak / UnilaUna araña de la especie Macrophyes pacoti recubierta por las hifas doradas de G. aureaJober Sobczak / Unila

Los científicos todavía no saben exactamente cómo avanza el hongo por el organismo de las arañas tras infectarlas, pero Góes Neto infiere que sería algo similar a lo que se ha observado en insectos, en los que el hongo produce compuestos que actúan sobre las neuronas del invertebrado y modifican su conducta. “Hemos secuenciado el genoma completo de G. pulchra, la especie de hongo con más amplia distribución, y hemos hallado varios genes que podrían estar involucrados con una interferencia en el sistema nervioso”, adelanta, en referencia al estudio aún en curso.

Republicar