ARCHIVO PERSONALEn 1986, poco antes de empezar su maestría en la Universidad de São Paulo (USP), la botánica Daniela Zappi recibió de regalo de su directora de tesis un par de guantes de cuero. “Fui a estudiar cactus”, recuerda. Entonces con 21 años de edad, ella embarcó rumbo a Minas Gerais para recolectar y estudiar especies de cactáceas en los campos de Cadeia do Espinhaço, una región montañosa que ocupa parte del Brasil central. En ese período conoció al botánico inglés Nigel Taylor, con quien más tarde se casó. Los guantes fueron útiles durante ese tiempo, pero hubo que jubilarlos. En 1992, luego de concluir su doctorado, también en la USP, y trabajar como docente en la carrera de biología de la Universidade Estadual Paulista (Unesp) de Rio Claro, Zappi se mudó a Inglaterra acompañando a su marido, en esa época investigador del Jardín Botánico Real de Kew, en Londres.
No tardó mucho para que la botánica paulista fuera contratada por el Jardín Botánico Real, en el cual ocupó cargos de investigación y de jefatura en las áreas de taxonomía y sistemática neotropical. “Mi objetivo era desarrollar estrategias y metodologías para promover la conservación de especies brasileñas mediante información taxonómica”, dice. Zappi inició y supervisó la digitalización de colecciones del herbario de la institución, que cuenta con innumerables plantas recolectadas en Brasil y depositadas en su colección. El año pasado, ese programa de repatriación de información sobre plantas brasileñas liberó para acceso público online alrededor de 100 mil imágenes de especies nativas que están en el jardín botánico inglés (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 229).
Mientras estuvo en Inglaterra, Zappi no dejó de trabajar en proyectos con científicos brasileños, entre ellos los botánicos del Jardín Botánico de Río de Janeiro. En 2011, la investigadora se mudó a Asia, nuevamente acompañando a su marido, que se había convertido en director del Jardín Botánico de Singapur, un importante centro de investigación y conservación de plantas. Pasó entonces tres años trabajando en Jardines de la Bahía, en Singapur, donde fue responsable de proyectos de educación, interpretación e investigación sobre plantas tropicales. En 2014 regresó a Kew como investigadora del Departamento de Conservación. Al año siguiente, más de dos décadas después de dejar Brasil, fue nombrada directora de investigación del Jardín Botánico de Río.
A los 51 años, Zappi se dice motivada para volver al país. “Vamos a planificar las estrategias de investigación científica para los próximos cinco años”, explica. Pero los desafíos van más allá. Según la botánica, la parte educativa debe entrar en sintonía con el conocimiento generado por la institución y el cuerpo de investigadores debe renovarse. “Me siento más segura y preparada para contribuir y desarrollar investigación en Brasil”. En esta oportunidad será su marido quien la acompañará en su regreso al país.
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