Algunos sectores de la industria agropecuaria brasileña se encuentran relativamente mejor preparados ‒ y otros no tanto ‒ para hacer frente a las exigencias de la propuesta de Regulación de la Deforestación de la Unión Europea y a la legislación adoptada recientemente por el Reino Unido, que establecen que toda empresa exportadora de materias primas, o commodities agrícolas, debe demostrar que sus productos no proceden de tierras deforestadas con posterioridad a 2020. Los grandes exportadores tienen plazo hasta la finalización de 2024 para adecuarse y las micro y pequeñas empresas hasta mediados de 2025. Investigadores de las universidades de Brasilia (UnB), Federal de Paraná (UFPR), del Instituto Internacional para la Sostenibilidad (IIS) y de otras instituciones brasileñas, británicas y neerlandesas han elaborado un Índice de Probabilidad de Cumplimiento y lo han aplicado a las cadenas de producción de ganado, cacao, café, aceite de palma, soja y madera en Brasil. El cultivo del café, uno de los primeros que adoptó estándares voluntarios de sostenibilidad, asoma como el sector con menos obstáculos para dar cumplimiento a las nuevas exigencias europeas. Le siguen, en orden descendente, la soja, la madera, el aceite de palma, el cacao y, por último, con más dificultades para adecuar rápidamente su sistema de producción y demostrar su cumplimiento, la ganadería (Ecological Economics, marzo).
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