La vida y la carrera del físico ucraniano Alexander Abyzov sufrieron un giro dramático luego del 24 de febrero, fecha que marca el inicio de la invasión rusa al territorio de su país. Él trabajaba en el Instituto de Física y Tecnología (Kipt) del Centro Nacional de Ciencias de Kharkiv, el mayor y más antiguo instituto de investigación en física de Ucrania, pero al igual que muchos ciudadanos de ese país, tuvo que dejar todo atrás para huir de la guerra.
La ciudad de Kharkiv, situada a unos 40 kilómetros de la frontera con Rusia, fue una de las primeras que soportaron ataques y combates. Según el gobierno local, el municipio fue bombardeado en 29 oportunidades durante el primer día de la ofensiva rusa. Varias de las instalaciones del Kipt resultaron dañadas o destruidas, incluso un edificio aledaño a su reactor nuclear experimental, lo que provocó el cierre de uno de sus campus.
Abyzov arribó a Brasil a principios del mes de agosto para cumplir un período como investigador visitante en el Laboratorio de Materiales Vítreos (LaMaV) de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar), coordinado por el ingeniero de materiales Edgar Dutra Zanotto. Ese centro de excelencia en nucleación y cristalización de vidrios suele atraer a científicos de diversos países (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 178). La colaboración entre ellos será en el marco de la Iniciativa Investigadores en Riesgo, lanzada en marzo por la FAPESP con el propósito de colaborar con las instituciones de enseñanza e investigación del estado de São Paulo en la recepción de científicos provenientes de zonas de conflicto, como son los casos de Ucrania, Siria y Haití.
El trayecto de Abyzov hasta llegar a São Carlos no estuvo exento de obstáculos. Su primer intento de fuga de Ucrania se produjo días después del comienzo de la invasión rusa. “Los ferrocarriles dejaron de funcionar y era prácticamente imposible conseguir un lugar en los trenes de evacuación”, dice el investigador. La salida fue intentar abandonar el país en un auto, junto a algunos amigos. Fueron cuatro días de viaje desde Kharkiv hasta la ciudad de Ivano-Frankivsk, cercana a la frontera con Polonia, un trayecto que normalmente insume alrededor de un día.
“Mi esposa y yo conseguimos cruzar la frontera durante la madrugada del 6 de marzo, con la ayuda de voluntarios”, relata el físico ucraniano. “Desde ahí, seguimos viaje hasta Alemania y, unos días después, nos trasladamos a Bergen, en Noruega, donde obtuvimos un visado como refugiados”. Incluso a distancia, Abyzov siguió trabajando en sus investigaciones. “Soy un físico teórico y mi trabajo tiene que ver con el análisis de resultados experimentales”, explica.
La oportunidad de venir a Brasil surgió a partir de su contacto con Zanotto, con quien colabora desde hace años. “Él me avisó de la iniciativa puesta en marcha por la FAPESP, armamos un proyecto y lo presentamos”. En pocos días, la propuesta resultó aprobada. En São Carlos, Abyzov desarrollará simulaciones sobre la relajación –reordenamiento espontáneo y parcial de las moléculas– en el proceso de nucleación y crecimiento de cristales en líquidos sobreenfriados formadores de vidrio.
Se espera que su investigación esclarezca el complejo proceso de cristalización y contribuya al desarrollo de materiales vitrocerámicos, producidos a partir de la cristalización controlada de materiales vítreos, y que estos, en un futuro, puedan utilizarse para la elaboración de prótesis ortopédicas y dentales, en la protección antibalas de automóviles y aviones, y como sustituto del mármol y el granito. “Me gusta trabajar aquí”, resalta Abyzov. “En Noruega tan solo soy un refugiado, pero en Brasil soy un investigador, y esto marca la diferencia para mi autoestima”.
Sus investigaciones las llevará a cabo en forma conjunta con Vladimir Mikhailovich Fokin, del Instituto Óptico Estatal Vavilov, en San Petersburgo, un físico ruso con quien colabora desde hace algunos años. “Oficialmente, todos los científicos ucranianos han cortado sus vínculos profesionales con investigadores rusos, pero los contactos personales se han mantenido”, informa.
Fokin también se encuentra en Brasil. Arribó al país en agosto para pasar un año como profesor visitante en la Universidad Federal de Bahía (UFBA), en Salvador. “Cuando supe de la llegada de Abyzov, vine a São Carlos para trabajar con él”, dice Fokin, quien permanecerá un mes en el LaMaV, con el que mantiene vínculos de investigación desde hace más de dos décadas. “Rusia y Ucrania son dos potencias en el área de los vidrios”, añade Zanotto, quien desde 2013 coordina el Centro de Investigación, Educación e Innovación en Vidrios (CeRTEV), uno de los Centros de Investigación, Innovación y Difusión (Cepid) financiados por la FAPESP. “Para quienes investigan sobre nucleación y crecimiento de cristales en vidrios y sus propiedades fisicoquímicas, mantenerse en contacto permanente con los científicos de estos países es fundamental”.
Abyzov permanecerá en Brasil solamente por tres meses. “Estoy en el país como turista y no puedo quedarme aquí más que eso”, explica. Al mismo tiempo, Noruega lo autorizó a dejar el país tan solo por seis meses. Si sobrepasa este período pierde su estatus como refugiado. “La única forma de que pueda extender mi estadía en Brasil sería consiguiendo un visado humanitario, lo que podría llevar algún tiempo. De lo contrario, volveré a Bergen y colaboraré con Zanotto y Fokin incluso a distancia”.
El panorama es aún más incierto en lo que se refiere a su regreso a Ucrania. “Kharkiv sigue siendo bombardeada y no sabemos lo que va a suceder en los próximos dos o tres meses, de manera tal que no tiene mucho sentido hacer planes para períodos más largos que eso”.
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