Imprimir Republish

BUENAS PRÁCTICAS

Registros inventados

Baker IDI Institute en Melbourne: pacientes ficticios en un ensayo clínico

Wikimedia/KeminaBaker IDI Institute en Melbourne: pacientes ficticios en un ensayo clínicoWikimedia/Kemina

Al final del mes de septiembre, el periódico The Journal of the American Medical Association (Jama) anuló un artículo científico sobre los efectos de una droga contra la hipertensión. El paper, cuya publicación databa de 2013 y había generado 35 citas, sostenía que el Ramipril, un fármaco prescrito para el control de la presión arterial, tendría un efecto benéfico suplementario: ayudaría a los pacientes con problemas circulatorios a mitigar el dolor al caminar. Los pilares en los que se basaba tal conclusión se derrumbaron cuando la autora principal del artículo, la australiana Anna Ahimastos, admitió la invención de parte de los datos del artículo. El trabajo se basó en un ensayo clínico de tres años con 212 individuos, reclutados en las ciudades australianas de Melbourne, Townsville y Brisbane, y cuya edad promedio era de 65 años. Ahimastos confesó que muchos de los pacientes de Melbourne jamás existieron y sus registros eran falsos. Los resultados favorables al Ramipril que presentara el artículo, tal como manifestó la investigadora ante una comisión de averiguaciones, se obtuvieron en un ensayo clínico de menor envergadura, que se realizó posteriormente.

La investigadora Anna Ahimastos trabajaba en el Baker IDI Heart and Diabetes Institute, de Melbourne, y fue despedida cuando el escándalo hizo eclosión. La investigación se inició en junio, cuando un académico de la institución notó inconsistencias en los datos de investigación que avalaban el artículo. De acuerdo con la auditoría interna, ningún otro coautor estaba al tanto del problema. La jefa del laboratorio donde se produjo el fraude, Bronwyn Kingwell, dijo que Ahimastos es una Ph. D con 10 años de trayectoria, que recibió capacitación en buenas prácticas clínicas y estaba calificada para el trabajo. “Trabajamos en equipo, en un ámbito de alta confianza, en el cual cada individuo asume responsabilidades serias. Desgraciadamente, la persona que quebró esa confianza era la responsable de la recolección de datos”, afirmó Kingwell, firmante de 16 artículos junto a su excolega, entre ellos, el del Jama. El instituto, si bien sostiene que se trata de un caso aislado, está revisando sus procesos, principalmente aquéllos relacionados con la forma en que sus investigadores recaban y presentan los datos de investigación, para evitar que ese incidente pueda repetirse. Se están evaluando otros paper publicados por Anna Ahimastos y, al menos uno de ellos, publicado en la revista Circulation Research, también fue retractado.

A juicio de Virginia Barbour, presidenta del Committee on Publication Ethics, el foro de editores científicos que ofrece orientaciones al respecto de las buenas prácticas científicas, casos como ése podrían ser efecto de la exacerbación de la cultura del “publique o desaparezca”. “Notamos que uno de los problemas radica en la presión para publicar, y publicar en revistas de alto impacto”, declaró a la red de televisión ABC. Ella citó un estudio elaborado en el Reino Unido en 2014, en el cual los investigadores dijeron que, para dar cuenta de las altas expectativas, eventualmente cometen imprudencias y deslices éticos.

Republicar