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Relaciones simétricas

La estrategia de la FAPESP en busca de un equilibrio en las colaboraciones internacionales

Marcelo CipisLa participación de la FAPESP en la Plataforma Transatlántica para Ciencias Sociales y Humanas (T-AP), una alianza de 12 agencias de fomento de la investigación científica de América y Europa responsable del reciente llamado a la presentación de propuestas en humanidades digitales (lea el artículo en la página 12), constituye un ejemplo del esfuerzo de la Fundación, a partir de 2007, en procura de ampliar el grado de internacionalización de la ciencia en el estado de São Paulo. De acuerdo con Claudia Bauzer Medeiros, coordinadora del Programa de Investigación en e-Science de la FAPESP e interlocutora de la Fundación ante la T-AP, el objetivo de dicha la alianza consiste en conectar a investigadores en ciencias humanas y sociales de ambos lados del Atlántico para potenciar el avance del conocimiento. “Queremos que nuestros científicos aprovechen las oportunidades de colaboración para realizar investigaciones aún más calificadas y compartan nuestra experiencia con los grupos internacionales, en una relación de alto nivel”, afirma.

Ese tipo de alianza se reitera en otras iniciativas. Una de ellas es el Belmont Fórum, un grupo integrado por 27 organismos de diversos países que financian proyectos de investigación sobre cambios ambientales. La FAPESP está representada por Gilberto Câmara, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe), quien preside el Consejo Directivo del fórum en forma conjunta con Kurt Vandenberghe, designado por la Comisión Europea. Otros ejemplos son los acuerdos recientes celebrados entre la Fundación y el Global Alliance for Chronic Diseases (GACD), un consorcio de agencias públicas con sede en Londres que financia programas sobre calidad de vida y enfermedades crónicas, y el Global Research Collaboration for Infectious Disease Preparedness (GloPID-R), una red de organizaciones que patrocinan investigaciones sobre enfermedades infecciosas y agrupa a 23 agencias de fomento.

En las iniciativas de colaboración internacional en las cuales participa, la FAPESP apunta a entablar relaciones en donde la pauta sea la simetría y el equilibrio, dice Carlos Henrique de Brito Cruz, director científico de la Fundación. “El objetivo es que los mejores científicos de São Paulo colaboren con sus mejores colegas del mundo para ampliar el impacto científico, económico y social de la ciencia paulista”, afirma. “Los proyectos de investigación deben ser concebidos, redactados y, en caso de ser aprobados, desarrollarse en forma conjunta, en colaboraciones equilibradas. Nuestra estrategia parte de la constatación de que contamos en São Paulo con grupos de investigación competitivos a nivel mundial y no tendría sentido promover una inserción internacional con carácter subalterno”.

El esfuerzo de internacionalización se distribuye en varios planos. El principal se relaciona con los acuerdos de cooperación bilaterales que firmó la FAPESP con 50 agencias de fomento a la investigación de 25 países, por medio de los cuales, la Fundación financia las actividades del investigador del estado de São Paulo, cabiéndole a la agencia extranjera el patrocinio de la labor del investigador colaborador, en proyectos desarrollados en forma conjunta. “Ya se han desarrollado en forma integral más de 70 proyectos temáticos en colaboraciones internacionales de ese tipo”, dice Brito Cruz. Los convenios involucran a las principales agencias del mundo. El mes pasado, la FAPESP y la Sociedad Max Planck, de Alemania, anunciaron el lanzamiento del primer llamado a la presentación de propuestas derivado del acuerdo de cooperación firmado por las dos instituciones en 2015 (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 217). Jóvenes investigadores de posdoctorado podrán remitir propuestas de creación de grupos de investigación a la consideración de universidades o institutos de São Paulo. Esos equipos deberán colaborar con investigadores de las 83 filiales del Instituto Max Planck en Alemania, Italia, Holanda, Estados Unidos y Luxemburgo.

Marcelo CipisVarios acuerdos de cooperación con distintas agencias produjeron resultados de alto impacto. En 2011, la FAPESP y la National Science Foundation (NSF), la principal agencia de apoyo a la ciencia básica de Estados Unidos, pactaron una colaboración para estudios sobre la biodiversidad de Brasil, conectando los programas Biota-FAPESP y Dimensions of Biodiversity de la NSF. Dos proyectos conjuntos firmados en el marco de esa iniciativa –uno sobre el Bosque Atlántico y otro sobre la Amazonia− contribuyeron al avance, en Brasil y Estados Unidos, de un campo interdisciplinario conocido como geogenómica, por medio del cual biólogos y geólogos se articulan para explicar la diversidad biológica (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 242).

Otro ejemplo es el proyecto temático concluido en 2015, que reunió a los equipos de los investigadores José Antunes Rodrigues, de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto en la Universidad de São Paulo (FMRP-USP), y David Murphy, de la Universidad de Bristol, en Inglaterra. La colaboración, acordada mediante un convenio firmado entre la FAPESP y los Consejos de Investigación del Reino Unido (RCUK) estudió cómo el envejecimiento y hábitos tales como el sedentarismo y el consumo excesivo de sal afectan la expresión de los genes en algunas regiones cerebrales y causan un desequilibrio en el control de los latidos cardíacos y la presión arterial. En un artículo publicado en 2016 en la revista Molecular Biology, los científicos identificaron dos mecanismos por medio de los cuales el gen RASD1 actúa sobre las neuronas del hipotálamo e interfiere en el control de la ingestión del sodio.

El segundo plan de la estrategia de internacionalización suministra soporte al primero y está relacionado con los acuerdos firmados con 119 universidades e institutos de investigación de 18 países. Tales acuerdos facilitan tanto el intercambio de investigadores en forma individual como pueden articularse en cooperación con agencias internacionales. Para ampliar las colaboraciones con universidades extranjeras, la FAPESP lanzó en 2014 el programa São Paulo Researchers in International Collaboration (Sprint), que ofrece financiación para la fase inicial de las colaboraciones internacionales de investigación, lo que se denomina seed funding (financiación semilla). Su objetivo es permitir que científicos de São Paulo y de instituciones en el exterior trabajen juntos en el armado de proyectos de mayor alcance. “Se ofrecen recursos por valor de 10 mil a 15 dólares durante un período de uno o dos años, al final del cual se espera que los colaboradores conciban y redacten un sólido proyecto de investigación para remitirlo a la FAPESP y a la institución del país respectivo”, dice Brito Cruz.

Y el tercer plan consiste en el método tradicional de enviar a investigadores y estudiantes al exterior y recibir científicos visitantes en las instituciones del país. En la actualidad, la FAPESP financia 867 becas en el exterior. De ese total, 194 son becas de investigación destinadas a personas con doctorado que desarrollan actividades en instituciones del exterior y 673 son becas de pasantía de investigación en centros extranjeros, con una duración de 4 a 12 meses, que se conceden desde a estudiantes de iniciación científica hasta a investigadores de posdoctorado, como parte del proyecto de investigación del cual participan, objeto de la beca regular en el país concedida por la Fundación. El arribo de investigadores visitantes del exterior, por períodos de hasta 12 meses, convoca cada año a alrededor de 200 científicos experimentados para colaborar en proyectos en desarrollo que llevan a cabo científicos de São Paulo. “Recibimos un nuevo investigador visitante cada día hábil”, destaca Brito Cruz. Actualmente hay en curso 60 becas para investigadores visitantes del exterior.

En simultáneo a ese esfuerzo, la Fundación también ha logrado atraer el interés de empresas extranjeras para patrocinar la investigación en São Paulo. Desde 2006, un acuerdo de cooperación con Microsoft Research, la división de investigación de Microsoft, emitió ocho llamados a la presentación de propuestas para brindar respaldo a proyectos en tecnología de la información y comunicaciones con potencial aplicación económica y social.

Los frutos más recientes de ello son algunos de los Centros de Investigación en Ingeniería cofinanciados por la Fundación y por empresas hasta por 10 años, que congregan a investigadores de instituciones paulistas y del sector privado para afrontar desafíos de investigación inherentes al interés de las compañías. El centro de investigación en ingeniería de la multinacional francesa Peugeot-Citroën, por ejemplo, se dedica al desarrollo de motores impulsados por biocombustibles e involucra a investigadores de la Universidad de Campinas (Unicamp), de la USP, del Instituto Tecnológico de Aeronáutica (ITA) y del Instituto Mauá de Tecnología.

Energías limpias
Otros centros cofinanciados por la FAPESP tienen como colaboradores a las multinacionales GlaxoSmithKline, cuyo foco es la química sostenible, y BG, que explora aplicaciones de investigaciones en gas natural. El mes pasado, se anunció el lanzamiento de un nuevo centro, en colaboración con Shell, volcado a la investigación de energías limpias. Durante los primeros cinco años de actividad está prevista una inversión de 16,7 millones de reales, compartidos por la FAPESP y por Shell. “Afrontamos el enorme desafío de proveerle más energía a una población mundial en aumento y en busca de una mejor calidad de vida”, le dijo André Araújo, presidente de Shell Brasil a Agência FAPESP. “Deberemos acompañar a ese crecimiento de la demanda y, simultáneamente, producir mayor cantidad de energía con menor emisión de CO2”. Pequeñas empresas con base tecnológica también forman parte de la estrategia de internacionalización, por medio de acuerdos de cooperación como los celebrados con el National Research Council, de Canadá, y el Centro de I&D de la Industria Israelí (MATIMOP).

En el mes de abril, el Consejo Nacional de las Fundaciones Estaduales de Apoyo a la Investigación Científica (Confap) y el programa del Consejo Europeo de Investigación (ERC, en inglés), de la Unión Europea, lanzaron una oportunidad de colaboración internacional para brasileños (lea el texto al lado). Científicos que ya han realizado investigaciones de posdoctorado en el exterior pueden postularse para nuevas pasantías por un período de hasta 12 meses, junto a grupos de investigación en Europa que trabajan en 26 áreas predeterminadas, tales como química sintética, neurociencias o bioinformática. Más de 300 investigadores principales del ERC manifestaron su interés por recibir visitantes brasileños en sus grupos, según informa el Confap, que organizó un encuentro en el mes de marzo para presentarles las mencionadas oportunidades a los representantes de fundaciones estaduales de amparo a la investigación. “Este tipo de iniciativa, si bien no ofrece la misma simetría que pretendemos para nuestra estrategia de internacionalización, puede resultar importante para crear nuevos puntos de contacto entre investigadores brasileños y europeos”, dice Carlos Henrique de Brito Cruz.

Brasileños en un programa europeo
Cuatro científicos del país lideran grupos de excelencia

El Consejo Europeo de Investigación (ERC) patrocina a grupos de investigación de excelencia e invierte el 17% de los 77 mil millones de euros que conforman el presupuesto total de Horizonte 2020, el principal programa científico de la Unión Europea. Cuatro brasileños lideran proyectos de ese programa. Uno de ellos es Artur Ávila, quien en 2014 obtuvo la Medalla Fields, un galardón que se les concede a matemáticos con menos de 40 años de edad (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 223). Ávila es investigador del Instituto Nacional de Matemática Pura y Aplicada (Impa), en Río de Janeiro, y director de investigación del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), en Francia y en 2010 remitió un proyecto al ERC en el área de sistemas dinámicos, postulándose para desarrollar una teoría capaz de prever la evolución de fenómenos naturales y humanos. Fue seleccionado en la categoría Starting Grants, que les ofrece a investigadores hasta 1,5 millones de euros a lo largo de cinco años.

Los brasileños considerados por el ERC se encuentran en el exterior desde hace ya un tiempo. Éste es el caso del ingeniero paulistano Elison Matioli, docente de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), en Suiza, quien salió de Brasil en 2003. En febrero del año pasado, fue seleccionado por el ERC y obtuvo financiación por un monto de 1,8 millones de euros para desarrollar, durante los próximos cinco años, un proyecto en el área de nanotecnología. Su objetivo consiste en el desarrollo de un tipo de semiconductores que ayude a producir conversores de energía más productivos. Con título de grado en ingeniería de sistemas electrónicos obtenido en la Poli-USP y en física y matemática aplicada, en la École Polytechnique, de Francia, en 2003, Matioli finalizó en 2006 el doctorado en la Universidad de California, realizando una investigación de posdoctorado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos. “Estoy coordinando un equipo de 10 doctorandos y dos investigadores de posdoctorado provenientes de varios países”, dice el ingeniero. “Desgraciadamente, ninguno de ellos es brasileño”.

Los recursos del ERC son asignados directamente al investigador responsable. En caso de que éste cambie de institución, se lleva consigo el monto asignado. Por eso, resulta común que las instituciones intenten asegurarse a sus “ERCs”, comenta Eduardo Lee, investigador del Instituto de Física de la Materia Condensada (Ifimac) de la Universidad Autónoma de Madrid, en España, otro de los brasileños contemplados en el programa. Nacido en São Carlos (SP), Lee salió de Brasil en 2004 e hizo un doctorado en física en el Instituto Max Planck, de Alemania, luego de finalizar la carrera y un máster en ingeniería de materiales en la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar). Para su proyecto, cuyo inicio está previsto para el mes de junio, contará con alrededor de 1,75 millones de euros. “Mi investigación se refiere a superconductores topológicos, con aplicación potencial en computación cuántica. Pretendo desarrollar una metodología para la obtención de un superconductor topológico basado en puntos cuánticos semiconductores”, explica Lee.

Otro brasileño escogido por el programa es el economista Áureo de Paula, docente del University College London (UCL), en el Reino Unido. Con una financiación por un monto de 1,1 millones de euros, De Paula trabaja desde 2013 en un proyecto en el cual apunta a desarrollar un análisis econométrico de las interacciones sociales que involucran a empresas e individuos. La intención es brindar un aporte a la comprensión de los factores en juego cuando, por ejemplo, una empresa decide ingresar en determinado mercado.

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