Los grandes centros urbanos como São Paulo ofrecen atractivos tales como mayores posibilidades laborales, programas culturales y una gran diversidad humana. También plantean una serie de obstáculos para una vida sana. La dificultad de transporte, la contaminación ambiental y la escasez de áreas verdes son algunos de ellos. Resulta necesario encontrar medios para lograr la transformación de las áreas urbanas en ámbitos menos perjudiciales para la salud de sus habitantes.
La ciencia ha hecho su aporte para dimensionar esos problemas y sus efectos, así como para calcular el impacto que ciertas medidas, algunas de ellas sencillas, podrían tener, tal como muestra el reportaje de tapa de la presente edición. La mayor parte de las acciones necesarias para tornar más saludables a las grandes urbes depende del poder público. Compiten con otras prioridades en la agenda de quienes formulan políticas públicas y en los presupuestos. Con la ayuda que brindan los resultados de estudios científicos sobre temas urbanos, resulta imprescindible un cambio en las políticas y en la asignación de recursos para tomar medidas que promuevan la prevención de la salud.
La población y su comportamiento reproductivo es uno de los objetos de estudio de una figura relevante de la demografía brasileña: Elza Berquó. En la entrevista que le concedió al editor en jefe de Pesquisa FAPESP, Neldson Marcolin, la matemática de 92 años relató algunos tramos de su fértil trayectoria como investigadora, a partir de la observación, a mediados de la década de 1960, del descenso de la fecundidad entre las mujeres paulistanas y, con posterioridad, en toda la población femenina brasileña, hasta llegar a sus intereses actuales, que apuntan al tema del suicidio en los jóvenes. La historia de Elza, una de las fundadoras del Centro Brasileño de Análisis y Planificación (Cebrap), creadora del Núcleo de Estudios de la Población de la Universidad de Campinas (Nepo, que en la actualidad lleva su nombre), docente jubilada por límite de edad de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo, en 1968, está íntimamente ligada con la de Brasil, y enriquecida por medio de sus análisis e investigaciones.
El reportaje de la página 38 revela que el mecanismo de financiación colectiva llegó a la investigación científica. El mismo presenta mayor difusión en el área cultural, en el ámbito de lo que se denomina crowfunding, donde los donantes aportan dinero para determinados proyectos, que se presentan en forma online. Se trata de una alternativa incipiente, que no reemplazará a las fuentes de ayuda tradicionales, pero que puede servir como complemento en tiempos de retroceso de la inversión en la ciencia en el país. Y por cierto, también es una forma de acercamiento entre la ciencia y la población.
En este mes en curso, la revista presenta una edición acotada, que consta de 68 páginas, acompañada por un suplemento especial de 36 páginas que versa sobre los 20 años del Programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe). Este programa, creado en 1997, fue algo inédito en el país al ofrecer recursos para el desarrollo de actividades de investigación en ciencia y tecnología (C&T) dentro de pequeñas empresas del estado de São Paulo. Se partió de que, al transformarlas en un sitio de investigación, el programa contribuiría a la profundización de las relaciones entre institutos de C&T y empresas, incrementando su competitividad. La edición especial relata la historia del Pipe, muestra algunos programas análogos en otros países y cómo contribuyó para la construcción de un nuevo ecosistema al ser un precursor de otros instrumentos de apoyo a la innovación que resultaron exitosos en Brasil.
En nombre de todo el equipo de Pesquisa FAPESP, les deseo a nuestros lectores un feliz año nuevo.
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