Considerado uno de los más originales pensadores brasileños, el lógico Newton da Costa, nacido en la ciudad de de Curitiba, falleció el 16 de abril, a los 94 años, debido a complicaciones derivadas de una caída que sufrió en su casa, en Florianópolis (estado de Santa Catarina). Ingeniero civil y matemático de formación, obtuvo reconocimiento mundial por crear la lógica paraconsistente, que permite trabajar con opiniones, situaciones y teorías contradictorias. “Mi problema central siempre ha sido pensar sistemáticamente qué es el conocimiento”, afirmó en una entrevista concedida a Pesquisa FAPESP en el año 2008.
“Newton fue un revolucionario: estableció una nueva área de investigación en la lógica”, dice el filósofo Luiz Henrique Lopes dos Santos, de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São Paulo (FFLCH-USP). Dentro de la lógica clásica, como explica Lopes dos Santos, existe un principio a partir del cual cuando se acepta una contradicción, puede admitirse cualquier cosa, por lo tanto, la lógica deja de funcionar, se trivializa. “Es como si, una vez que se viola una regla, el juego de ajedrez se convirtiera en un juego sin reglas. En otras palabras, se terminó el juego, las reglas desaparecen”, continúa explicando Lopes dos Santos. “Newton propuso aceptar la contradicción sin invalidar todo el sistema, preservando solamente algunas reglas de la lógica clásica”.
Newton Carneiro Affonso da Costa nació en 1929, en el seno de una familia de profesores e intelectuales, lo que explica su nombre en honor al físico Isaac Newton (1642-1727). Estudió en la Universidad Federal de Paraná (UFPR), graduándose primero como ingeniero civil, en 1952, y luego en matemática, área en la que completó su licenciatura y el profesorado, en 1956, y su doctorado en 1961.
A finales de la década de 1950, empezó a desarrollar la lógica paraconsistente, llamada en la época de “sistemas inconsistentes y no triviales”. Por ser tan heterodoxo, el trabajo fue rotulado de excéntrico en Brasil. Con la ayuda del matemático brasileño Artibano Micali (1931-2011), su idea llegó hasta la Academia de Ciencias de Francia, pero casi no fue publicada debido a la afirmación de que la palabra “inconsistent” no existía en francés. Solamente cuando el matemático Marcel Guillaume, de la Universidad de Clermont-Ferrand, encontró el vocablo en un texto del matemático, físico y filósofo Henri Poincaré (1854-1912) fue que autorizaron su publicación. “Lo reconocieron primero en el extranjero”, dice Itala D’ Ottaviano, exalumna de Da Costa y profesora de lógica y fundamentos de matemática en la Universidad de Campinas (Unicamp).
Por sugerencia de un amigo, el filósofo Francisco Miró Quesada, exministro de Educación de Perú, Newton rebautizó su teoría como “paraconsistente”. Dado que el prefijo “para”, en griego, significa “al lado”, Da Costa quiso reforzar que no estaba negando la lógica clásica sino añadiéndole algo. El nuevo nombre fue presentado oficialmente por Quesada, en el III Simposio Latinoamericano de Lógica Matemática (SLALM), realizado en 1976 en la Unicamp.
El sistema creado por Da Costa convergió con un movimiento iniciado a principios del siglo XX: la lógica intuicionista y la lógica discursiva del polaco Stanislaw Jaskowski (1906-1965). La lógica paraconsistente comenzó a desarrollarse en diferentes líneas en países como Polonia, Australia y Rusia, y se aplicó a informaciones contradictorias de diversas áreas del conocimiento, desde la robótica hasta los sistemas de diagnóstico médico o de transporte, pasando por el psicoanálisis.
Cuasi verdad
En 1967, Da Costa se mudó de Curitiba a São Paulo, en donde impartió clases en el Instituto de Matemática y Estadística de la USP y en la Unicamp. Fue profesor titular en ambas universidades hasta jubilarse en 1984. A mediados de la misma década, pasó a ser profesor de la FFLCH-USP, enseñando filosofía de la ciencia.
En la década de 1980, junto al matemático chileno Rolando Chuaqui Kettlun (1935-1994), desarrolló la noción de cuasi verdad, explicada en libros como O conhecimento científico (Paulus, 2018). “Considero que este concepto es el segundo más importante de todo lo que él hizo”, destaca Edelcio Gonçalves de Souza, exalumno de Da Costa y docente del Departamento de Filosofía de la USP. “Solía explicarlo a través del siguiente ejemplo: la mecánica clásica es una teoría falsa, porque después vino la teoría de la relatividad. Pero, para construir un edificio, se utiliza la mecánica clásica porque ‘funciona’. La mecánica clásica es, por ende, una ciencia cuasi verdadera”.
En la década de 2000, junto al físico Francisco Antonio Dória, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), Da Costa comenzó a abordar problemas vinculados a esa área del conocimiento, agregándoles las pruebas de indecidibilidad e incompletitud de los teoremas matemáticos de Kurt Gödel (1906-1978). “Newton demostró que no existe una única forma de predecir si un sistema entrará o no en estado de caos, es decir, demostró que el caos es indecidible”, explica Gonçalves de Souza, de la USP. “Formulaba preguntas lógicas sobre los fenómenos físicos, aquellas que los físicos no suelen hacer.”
Para estar más cerca de sus nietas, Da Costa se mudó a Florianópolis (Santa Catarina) en 2003, trabajando como profesor en la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), donde enseñó hasta 2022. “Él decía que su objetivo como educador era ‘soltar una serpiente en el paraíso de los estudiantes’, mover las ideas”, comenta Jonas Arenhart, su colega en el Departamento de Filosofía de la UFSC.
Alrededor de su figura se formaron tres grandes grupos para pensar la lógica: uno en la Unicamp, otro en el Departamento de Filosofía de la USP y el tercero en la UFSC, en la última etapa de su carrera. “Hoy hay varios grupos de lógica en Brasil, todos fueron influenciados por esas tres iniciativas”, afirma D’Ottaviano, de la Unicamp.
Tanto como profesor visitante o investigador, Da Costa trabajó en instituciones de Chile, Australia, Estados Unidos, México, Italia y Francia, entre otros países. En 1989 fue admitido como miembro del Instituto Internacional de Filosofía, con sede en París. Además, fue miembro de la Academia Internacional de Filosofía de las Ciencias y de la Asociación Internacional Estadounidense para el Avance de la Ciencia. Posteriormente, en 1998, recibió la medalla al mérito científico Nicolás Copérnico, otorgada por la Universidad de Torun, en Polonia, y el título de profesor emérito de la Unicamp.
También recibió el primer premio otorgado por la Sociedad Brasileña de Lógica, creado en 2015 por Jean-Yves Béziau, de la UFRJ. El filósofo y matemático franco-suizo se había mudado al país para realizar su doctorado con Newton da Costa, defendido en la USP en 1996. El año pasado, la Escuela de Ciencias Avanzadas en Lógica, Racionalidad e Información Contemporánea de São Paulo, patrocinada por la FAPESP y promovida por el Centro de Lógica, Epistemología e Historia de la Ciencia (CLE) de la Unicamp, le rindió un homenaje a Da Costa. El evento, coordinado por D’ Ottaviano, reunió alrededor de 170 personas durante 14 días, entre estudiantes y docentes de Brasil y del exterior. Fue una de sus últimas apariciones en público.
Newton da Costa deja a su esposa, Neusa, con quien estuvo casado durante casi siete décadas, y sus hijos Newton Jr., Marcelo y Sylvia Lúcia, además de dos nietas.
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