En una tarde del mes de septiembre de 2019, algunos vecinos del barrio Jardim Paulistano, en la ciudad de Franca, en el interior del estado de São Paulo, se agruparon para ver cómo un estudiante caía de una bicicleta simulando lastimarse en un accidente, mientras que un grupo de compañeros en compañía de un docente filmaba la escena. Poco más de un mes después, el video resultante de ese trabajo obtendría el premio principal del concurso Ciencia para Todos, patrocinado por la Fundación Roberto Marinho/ Canal Futura y la FAPESP, con el apoyo de la Secretaría de Educación del Estado de São Paulo. En el video intitulado “Protección de pies a cabeza”, alumnos de la enseñanza media de la Escuela Estadual Ângelo Scarabucci eligieron un problema –el hábito de los ciclistas de la ciudad de no utilizar equipamientos de seguridad– y propusieron una solución: un prototipo de un casco sostenible, fabricado a partir de los residuos de la industria del calzado, la actividad económica tradicional de la ciudad.
El docente de biología y supervisor del equipo, Henrique Pereira, explica que el guión surgió a partir de un trabajo de iniciación a la investigación científica propuesto al comienzo del año. “Se les encargó a los alumnos que propusieran soluciones creativas para problemas cotidianos. Y entre esos inconvenientes, figuraba la falta de equipamientos de seguridad de los ciclistas”, relata Pereira. “Para conseguir datos concretos, se llevó a cabo una encuesta con 150 empleados de una fábrica de calzados. El análisis de las respuestas reveló que un 20% de ellos utilizan la bicicleta como medio de transporte y que ninguno utiliza elementos de seguridad. Casi la mitad de esos ciclistas declararon haber tenido que faltar al trabajo como consecuencia de algún tipo de accidente al usar la bicicleta”, informa el profesor.
El paso siguiente consistió en realizar el proyecto del casco sostenible para ciclistas. ¿Y por qué no aprovechar los materiales desechados por la propia fábrica cuyos empleados fueron entrevistados? “Tuvimos que investigar cómo se fabricaban los cascos tradicionales”, recuerda Karoline Dias, de 16 años, estudiante del 2º año de la enseñanza media de la escuela e integrante del equipo ganador, conformado por otros cuatro alumnos. “Luego de eso, buscamos en nuestra ciudad cuáles materiales podríamos utilizar para fabricar un casco”, relata.
El prototipo fue elaborado con diversos tipos de residuos: un cubo de polipropileno, que en la fábrica utilizan para poner betún y tintura; plastisol, que se usa para fabricar la suela de los calzados; el polvillo resultante del proceso de raspado del cuero, y también retazos de cuero de vaca, de carnero y del material utilizado para fabricar la capellada interna de los zapatos. El equipo recibió tablets como premio y pudo elegir un centro de investigación, sugerido por la FAPESP para realizar una visita. Además del trabajo ganador, la escuela Ângelo Scarabucci presentó otros cuatro videos que compitieron en el concurso. El objetivo de esa iniciativa fue estimular a los alumnos de la enseñanza media de la red estadual de São Paulo a realizar una reflexión e investigar sobre algún problema local, tomando como eje central el tema “Naturaleza y Sociedad”, formulando hipótesis y presentando soluciones. Se requería que el método científico fuera documentado en formato de video, con una duración de hasta 7 minutos.
Según Pereira, hubo dos factores que contribuyeron para que la escuela de Franca tuviera proyectos suficientes como para presentar varios videos en la competencia: su modelo de enseñanza con jornada completa y la difusión en el ámbito escolar de las experiencias de otros alumnos en la última Feria Brasileña de Ciencias e Ingeniería (Febrace), que cada año congrega en São Paulo a alumnos de la enseñanza fundamental, media y técnica de colegios públicos y privados del país con sus proyectos. “La educación de jornada completa marca una diferencia, porque disponemos de un mayor tiempo para trabajar con los alumnos y podemos dedicarlo al desarrollo de conceptos”.
En total, el concurso Ciencia para Todos recibió 106 videos. De ese total, 47 cumplían todos los requisitos de inscripción y fueron evaluados por un jurado compuesto por representantes de las instituciones impulsoras de la iniciativa. Se premió a cinco producciones de distintas escuelas, cuatro de ellas de jornada completa. Además del ganador, se clasificaron finalistas otros cuatro equipos conformados por hasta cinco alumnos y un docente. El concurso no estaba enfocado en la estética de los videos, sino en la investigación científica y en el proyecto elaborado a partir del problema escogido por los alumnos. Los cinco videos comenzaron a exhibirse en el Canal Futura en el mes de diciembre de 2019 y estarán disponibles en el enlace electrónico futuraplay.org.br.
Según la gerente de Desarrollo Institucional de la Fundación Roberto Marinho, Mônica Pinto, los experimentos que presentaron los estudiantes sorprendieron a los organizadores. “Los proyectos son de altísima calidad”, analiza. El secretario ejecutivo de la Secretaría de Educación del Estado de São Paulo, Haroldo Corrêa da Rocha, hace hincapié en que el formato escogido apuntó a utilizar un lenguaje que despertara el interés de los alumnos. “Debemos empezar a motivar a los jóvenes desde la educación básica para contar con más científicos en el país. A través de los videos estamos empleando un lenguaje de comunicación al cual los jóvenes se encuentran conectados”.
Acuaponía y huerta colgante
La Escuela Estadual Coronel Francisco Schmidt, en la ciudad de Pereira Barreto (São Paulo), fue una de las premiadas por el video “Biotecnología en acuaponía en una escuela de enseñanza integral paulista”. La acuaponía es un sistema cerrado que combina la cría de peces con el cultivo de alimentos tales como hortalizas. Para la creación del sistema, el equipo recibió donaciones de peces, caños, cajones y plantines de lechuga. En ese sistema, las hortalizas absorben los nutrientes disueltos en el agua a partir de las heces de las tilapias, que luego de ese ciclo proporcionan agua limpia.
“Estudiamos, leímos artículos, practicamos, construimos ese sistema y nos dimos cuenta que no podríamos haber hecho nada si no hubiéramos perseverado. La primera vez salió mal. Los peces se murieron, pero no bajamos los brazos”, relata la estudiante Luana Assumpção Santos, de 17 años, quien cursa el tercer año de la enseñanza media. La causa del fracaso del primer intento fue la temperatura. “Las tilapias no sobreviven por debajo de los 12 grados. Acá hace calor, pero en julio hace mucho frío, y por las madrugadas la temperatura desciende a 7 grados”, explica la profesora de biología Elda de Aguiar Gama, quien se desempeñó como supervisora del equipo. El problema pudo corregirse protegiendo del frío al sistema. El resultado del proyecto son vegetales libres de agrotóxicos que pueden consumirse en la merienda.
En el caso de la escuela de enseñanza media de jornada completa Dr. Coriolano Burgos, de la localidad de Amparo (São Paulo), los alumnos también desarrollaron un modo de cultivo de hortalizas libre de agrotóxicos. Reutilizaron alrededor de 70 botellas pet para construir una huerta colgante. La escuela está construida sobre un terreno donado hace más de 80 años que en el pasado albergó un cementerio. “No creímos apropiado utilizar ese terreno para plantar, dado el riesgo de contaminación en función de la descomposición. Entonces pensamos en instalar huertas suspendidas”, relata Giovanna dos Santos Ferreira, de 16 años, alumna del segundo año e integrante del equipo finalista, seleccionado a partir del video “Ciencia Integrada al Cementerio”. Otros estudiantes se dispusieron a colaborar en el montaje y el cuidado de la huerta. “Pese a que el grupo estaba formado por cinco alumnos, se involucró toda la escuela”, dice la docente de biología Tamires Bianchi Darioli, quien dirigió el proyecto.
Conceptos científicos y violencia
Otros dos de los trabajos premiados en el concurso incursionaron en temas referentes a debates importantes. Un grupo de cuatro alumnas de la escuela estadual Zilda Prado Paulovich, de la localidad de Nova Independência (São Paulo), resolvió analizar el conocimiento de sus compañeros sobre conceptos científicos y narró esa experiencia en el video intitulado “Los conceptos de los adolescentes al respecto de la ciencia: ¿conocimiento científico o sentido común?”. “Algunos temas basados en la ciencia y trabajados en el aula estaban siendo cuestionados por algunos alumnos, mediante argumentos basados en el sentido común”, dice la profesora de biología Jumma Miranda Araújo Chagas, quien dirigió al equipo. De ahí surgió la idea del proyecto.
El grupo elaboró un cuestionario y recopiló las respuestas de 106 alumnos de los tres años de la enseñanza media. Luego realizó una intervención sobre los temas seleccionados: método científico, origen de la vida, evolución de los seres vivos, calentamiento global y vacunas. Posteriormente, se repitió la encuesta. El grupo evaluó desde el conocimiento sobre los distintos temas hasta el hábito de corroborar las fuentes antes de compartir una información. “Quisimos mostrarles a los alumnos la diferencia entre el sentido común y el conocimiento científico”, comenta Rafaela Rodrigues Carmona, de 16 años, quien cursa el segundo año de la enseñanza media. En la primera etapa del cuestionario tan solo el 30% de los alumnos afirmó que siempre cotejaban las fuentes de información de las noticias y otros textos. Luego de la modificación, esa cifra creció hasta el 70%.
En la escuela estadual Benedita Pinto Ferreira, de Caraguatatuba (São Paulo), el grupo premiado abordó el tema de la violencia doméstica y elaboró un video de ficción basado en hechos reales. “Vivimos en una zona pobre donde hay gente que sufre violencia doméstica”, relata el profesor de arte José Iraedson de Oliveira, quien dirigió al equipo. “Nos propusimos ayudar a concientizar a las mujeres”, relata Ester Amaral, de 17 años, quien cursa el primer año de la enseñanza media.
Como parte del premio, los cinco equipos tuvieron la oportunidad de visitar laboratorios y centros de investigación. El Centro Nacional de Investigación en Energía y Materiales (CNPEM), en Campinas (São Paulo), fue el elegido por los alumnos de Franca y de Caraguatatuba. Allí pudieron conocer el proyecto Sirius, donde se está construyendo una de las mayores fuentes de luz sincrotrón del planeta (lea el reportaje en la página 56). “Fuimos a conocer el acelerador de partículas. Quiero ser ingeniera y trabajar en robótica y luego de esa visita decidí que deseo realizar una pasantía allá en el Sirius. Me gusta mucho la matemática”, explica Ester Amaral. El profesor Oliveira considera a la etapa de la visita como algo fundamental para el desarrollo de los alumnos. “Esas visitas les dan sentido al proyecto de vida que tienen”. El equipo de Amparo escogió visitar el Instituto de Ciencias Biomédicas de la USP. En tanto, los alumnos de Pereira Barreto y de Nova Independência optaron por el Centro de Investigaciones sobre el Genoma Humano y Células Madre de la Universidad de São Paulo (São Paulo). “Mi anhelo es convertirme en bióloga y todos los científicos que estaban allí también lo eran, algo que es muy motivador”, comenta la alumna Luana Assumpção Santos.
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