No se sabe cuántos jaguares o yaguaretés (Panthera onca) viven libres en los bosques del estado de São Paulo. Deben ser pocos, porque la caza, la escasez de hábitats y presas y las muertes por atropellamientos reducen continuamente las poblaciones de los mayores carnívoros terrestres de Sudamérica. La Guia de onças-pintadas do estado de São Paulo [Guía de jaguares del estado de São Paulo], lanzada a finales de noviembre, registró 51 ejemplares.
“Se trata de un estudio necesario para conocer mejor las poblaciones y la identidad de los jaguares, que son componentes fundamentales de la biodiversidad debido a que son los máximos depredadores terrestres [de la cadena ecológica]”, dice la bióloga Beatriz de Mello Beisiegel, del Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio), coordinadora del estudio, en cuya elaboración participaron expertos del ICMBio, de la Fundación Forestal y del Instituto de Investigaciones Ambientales de São Paulo.
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Guia de Onças-Pintadas do Estado de São PauloRonRon, identificado por primera vez en 2019 (a la izq.); y Aruana, vista en 2020 y 2022Guia de Onças-Pintadas do Estado de São Paulo
Los pocos jaguares del territorio paulista cubren grandes distancias en sus desplazamientos. “En un seguimiento efectuado a un macho de la especie, este cubrió una distancia de 97 kilómetros, desde el sector oriental del parque estadual Carlos Botelho hasta el sur del Petar [Parque Estadual Turístico de Alto Ribeira], situado en el sudeste del estado”, comenta Beisiegel. “La posibilidad de identificar a cada uno de ellos puede indicar los corredores, entre los grandes remanentes forestales, que necesitan ser mantenidos y mejorados”.
Cada ejemplar fue identificado por cámaras fotográficas instaladas en los montes y diferenciado mediante las manchas singulares que ostentan en su pelaje, las llamadas rosetas. El espécimen denominado Theodoro, de 90 kilogramos (kg) de peso, que deambula principalmente por el interior del parque estadual Morro do Diabo, cerca del río Paranapanema, en el sector occidental del estado, fue avistado en 2021 copulando con una hembra que no fue identificada frente a una de las trampas fotográficas. La única hembra que circula por la región, en los límites del parque estadual Morro do Diabo, es Juçara, que fue vista en 2021 y 2022.