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DIVULGACIÓN CIENTÍFICA

Tiktokers de la ciencia

Entre interpretaciones, dibujos y memes, estudiantes y jóvenes investigadores graban videos cortos sobre temas científicos en sus celulares y complementan sus ingresos con esta actividad

Alexandre Rodrigues Barbosa: un joven profesor de la Universidad Federal de Bahía conocido por su alias, Afrofísico, tiene más de 100.000 seguidores en TikTok

Imagen TikTok | Ilustraciones Vitória Couto

“¡Espera! ¿Eso es un espejo convexo? Su imagen es virtual, menor y derecha, ¿verdad?”, indaga el físico Alexandre Rodrigues Barbosa, de 31 años, en un video en el que interpreta a alguien que estudió conceptos de la física para realizar el Examen Nacional de la Enseñanza Media (Enem) de Brasil y se percata de ellas en los detalles cotidianos. De bermudas y camiseta sin mangas, recorre escenarios cambiantes gracias a un fondo de pantalla verde (croma), un recurso utilizado habitualmente por los creadores de videos de TikTok que permite proyectar lugares u objetos como escenarios, mientras que el narrador aparece en primer plano. Rodrigues Barbosa emplea este artificio para mostrar la imagen de un arcoíris y explicar el fenómeno, entre otros ejemplos incluidos en un video de algo más de un minuto de duración que acumula 32.500 reproducciones.

En junio, él concluyó su doctorado en la Facultad de Educación de la Universidad Federal de Bahía (UFBA), en el que desarrolló una investigación sobre la creación de contenido científico online y poco después se convirtió en docente de esa institución. En las redes sociales, es el Afrofísico, un perfil que creó durante la pandemia de covid-19, en 2021, tras intentar colgar videos en YouTube que no fueron demasiado vistos. “Todavía no estaba dando clases y quería hablar de conceptos de la física en forma sencilla y divertida”, relata Rodrigues Barbosa, actualmente con 107.900 seguidores en TikTok y 35.900 en Instagram.

El físico forma parte de un equipo de estudiantes, posgraduados y jóvenes docentes que, desde la pandemia, adoptaron como rutina apostarse frente a sus teléfonos móviles y grabar videos (con una duración promedio de un minuto y medio) sobre las más diversas áreas de la ciencia, como así también referentes a curiosidades del mundo académico y orientados a un público amplio e igualmente joven. Por su propia cuenta crean escenas, escriben guiones, interpretan personajes, editan videos en sus celulares y los publican para sus miles de seguidores en plataformas de videos breves. Como reúnen a una comunidad virtual en derredor de ellos, reciben invitaciones para dictar conferencias en universidades y propuestas de empresas para hacer “publis”, contenidos pagos que complementan sus ingresos.

Según datos publicados en 2022 por la empresa Insider Intelligence, las redes sociales que más han crecido en cantidad de usuarios en Latinoamérica han sido TikTok (un 11,8 %) e Instagram (un 3,2 %). En Brasil, Instagram tenía 113,5 millones de usuarios y TikTok 82 millones a principios de 2023, según datos recopilados por el sitio web DataReportal, que reúne información de materiales publicitarios de empresas de tecnología. Gran parte de los divulgadores de videos breves sobre ciencia iniciaron sus actividades durante la pandemia, impulsados por el afán de combatir la desinformación y por la posibilidad de utilizar su tiempo libre en el hogar para divulgar ciencia. “En la pandemia, mucha gente empezó a hablar de ciencia en las redes sociales. Como TikTok se popularizó durante ese período, muchos divulgadores científicos comenzaron a utilizar esta red e Instagram, que también incorporó un formato de videos cortos denominado Reels”, dice Rodrigues Barbosa.

Léo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESPCarlos Stênio: series de videos que combinan biología y cultura pop, el tema de su maestría en la UnicampLéo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESP

Este también fue el caso del biólogo Carlos Stênio, de 28 años, quien cursa una maestría en enseñanza e historia de las ciencias de la Tierra en el Instituto de Geociencias de la Universidad de Campinas (Unicamp). En 2020, empezó a publicar en forma esporádica videos cortos en Instagram sobre cultura pop y biología, que luego se convertirían en el tema de su investigación de posgrado. Por entonces, aún era un estudiante de la carrera de grado y había acabado de perder su empleo como vendedor de pinturas industriales. “Recibí un mensaje de TikTok animándome, como a otros colegas del área, a participar en las campañas produciendo videos educativos y de ciencia en esa plataforma”, relata, la que según él, pagaba una cierta cantidad de dinero en función del número de videos publicados. “En una campaña gané el equivalente a seis meses de mi trabajo como vendedor, por el que cobraba un salario mínimo”, recuerda.

Desde entonces, decidió dedicarse a la producción de contenidos para las redes sociales. Pesquisa FAPESP se contactó con TikTok para indagar sobre las acciones que promueve para estimular este tipo de contenidos, pero la red no se pronunció al respecto. Otras personas entrevistadas para la elaboración de este reportaje confirmaron haber sido invitadas a charlas, talleres y a participar en campañas promovidas por la plataforma. En uno de sus videos, que ha sido visto 5,9 millones de veces y con más de 4.000 comentarios en TikTok, Stênio muestra a dos orugas, una verde y otra anaranjada, ambas con manchas en su cuerpo, que se asemejan a ojos y son dos etapas larvarias de un tipo de mariposa cola de golondrina (Papilio troilus), también llamadas mariposa tigre oriental. Y relata que en ellas está inspirado el personaje llamado Caterpie, del universo Pokémon. Otras producciones de la cultura pop como Bob Esponja, La Era del Hielo y El Hombre Araña también aparecen en los videos para ilustrar la realidad biológica detrás de los personajes.

El biólogo mantiene una alta frecuencia de publicaciones para sus 232.700 seguidores en TikTok y 100.000 en Instagram: siete videos semanales, uno por día, producción que publica en ambas plataformas. Durante la semana escribe los guiones y los domingos graba todo a la vez. La edición la realiza en el teléfono celular, a menos que se trate de una publicidad, por la cual cobra. En ese caso, contrata a un editor independiente para la edición final del contenido. “Me han contactado para divulgar dibujos animados para HBO, Disney y Netflix”, comenta.

Al igual que Rodrigues Barbosa, que ha rechazado hacer publicidades porque no se siente a gusto recomendando determinados productos, Stênio solo acepta ofertas que tengan alguna relación con su tarea como divulgador. Según el biólogo, los ingresos que obtiene con su visibilidad en las redes sociales ‒ procedente de la monetización de sus videos, de su columna en el sitio web Vida de Bicho, de la editorial Globo, y de la venta de libros en formato tradicional y digital que lleva escritos en este período ‒ actualmente representan la mitad de sus ingresos mensuales. “Quiero ser docente universitario e investigador, pero también pretendo continuar con mi labor como divulgador”, dice.

La bióloga Eduarda Melo, de 26 años, dice que su principal fuente de ingresos procede de su trabajo en las redes sociales. Ella le tomó el gusto a la educación no formal y audiovisual en actividades de realización de videos cuando cursaba su carrera de grado en la Universidad Federal Fluminense (UFF), en Niterói (Río de Janeiro). Su primer video, sobre la proximidad evolutiva de osos y focas, fue publicado a finales de 2022 en TikTok, Instagram y Shorts ‒una especie de Reels ‒ de YouTube. Actualmente suma 334.000, 104.000 y 370.000 seguidores respectivamente, en cada una de estas redes, donde se la conoce como “Biologueirinha”.

En ese entonces, Melo trabajaba como educadora ambiental en una empresa, pero no estaba satisfecha. “No estaba registrada formalmente como bióloga, me pagaban un salario mínimo y no veía perspectivas de crecimiento”, recuerda. En abril renunció. En su tiempo libre, volvió a grabar videos. “Mi tercer video en TikTok llegó a 2 millones de reproducciones en dos días. Al mes siguiente de haber dejado mi antiguo trabajo gané más del doble del sueldo que tenía”, dice, en referencia al monto que la plataforma le pagó por el volumen de las reproducciones. Ahora está dedicada a tiempo completo a la creación de contenidos y sus ingresos están compuestos por la monetización de sus videos en YouTube y las publicidades que realiza para empresas.

En sus creaciones, cuenta curiosidades del mundo animal, el tema más solicitado por sus seguidores, que incluyen fotografías y videos de animales y palabras que aparecen en medio de la pantalla, además de memes, como la canción Careless whisper, del cantante británico George Michael (1963-2016), que suena cada vez que habla sobre reproducción, una broma habitual entre los usuarios de la red a la hora de citar temas vinculados con el romance y la seducción. A Melo le lleva hasta seis horas investigar y redactar el guion de los videos que duran hasta tres minutos, se encarga de la editarlos e intenta publicar al menos tres por semana. Dice que le gustaría poder aumentar la frecuencia, pero no le es posible debido a la complejidad del proceso de producción de los guiones. Su público principal tiene entre 18 y 26 años.

Imagen TikTok | Ilustraciones Vitória Couto Similitudes entre el pokémon Caterpie y las orugas del video de Carlos Stênio, y Juliana Moraes, la @meninadospassarinhos: su experiencia con videos en la universidad la llevó a incursionar en Instagram y TikTokImagen TikTok | Ilustraciones Vitória Couto

El encanto que los animales ejercen sobre la audiencia en las redes sociales también ayuda a explicar el éxito de los videos de la bióloga Juliana Moraes, de 26 años, quien realiza un doctorado en el Programa de Ecología de la UFBA, en Salvador [Bahía]. En ellos, las protagonistas son las aves. Durante el cursado de su carrera de grado y la maestría en la misma institución, estudió el comportamiento de las aves conocidas como lechucitas de las vizcacheras o mochuelo de madriguera (Athene cunicularia). Le agradó interactuar con el público durante una pasantía realizada como educadora ambiental y empezó a dedicarse a producir videos. En 2020 participó en un concurso de divulgación científica promovido por la universidad en el que tenía que explicar su proyecto final de la carrera de grado en un video de hasta tres minutos. “Lo grabé y lo publiqué en TikTok, donde era más sencillo editarlo”, relata la bióloga, quien resultó ganadora en la categoría de iniciación a la investigación científica. “Después de eso perdí la vergüenza y ya no paré”, relata la investigadora, quien tiene 53.500 seguidores en TikTok y 79.900 en Instagram, plataformas en las que se presenta como @meninadospassarinhos. “Estas actividades de divulgación me valieron puntos en el proceso de selección para mi doctorado”, se congratula.

La bióloga constata que los públicos son diferentes según la plataforma: en TikTok hay más adolescentes, con edades entre 16 y 23 años; en cambio, en Instagram, el público principal oscila entre los 25 y los 30 años. Ellos siguen los entretelones de sus trabajos de campo y sus consejos para acceder a una maestría, así como los videos en donde comenta otras publicaciones que se han hecho virales en la plataforma, que muestran situaciones o comportamientos peculiares de las aves. En uno de ellos, que suma 1,2 millones de reproducciones en la red china, muestra cómo son los pájaros reales que aparecen en una animación de Disney. En promedio, le lleva 50 minutos editar cada video de algo más de un minuto.

En otro video, realizado a pedido de sus seguidores, comenta una grabación en la que una persona recoge y acaricia a una lechucita de las vizcacheras para acercarla a su nido y explica que, por tratarse de un animal silvestre, ese comportamiento no es correcto; además, el animal se encontraba visiblemente asustado y estresado. Una de sus prioridades consiste en atender los pedidos de sus seguidores. “No sirve de nada producir contenidos con temas que solo a mí me resultan interesantes”, dice. Esporádicamente realiza publicidades ‒ como una que hizo para una marca de camisetas para observadores de aves ‒ y comenta que ha padecido a los haters que destilan su odio en comentarios en internet. “Los más notorios han sido los ataques xenófobos, que se quejaban de mi acento bahiano. Hoy en día lo subrayo especialmente. Estoy orgullosa de ser mujer, nordestina, científica y divulgadora”.

Imagen TikTok | Ilustraciones Vitória Couto La bióloga Eduarda Melo, la “biologueirinha”, y la pareja de los historiadores Júlia Costa Da Silva Pedroso y Jerson Fernandes Filho, analizando la película NapoleónImagen TikTok | Ilustraciones Vitória Couto

Historia y salud pública
La posibilidad de compartir investigaciones que le interesan al público masivo, porque están conectadas con su vida cotidiana, impulsó a la pareja de historiadores Jerson de Oliveira Fernandes Filho, de 26 años, quien cursa una maestría en historia en la UFF, y Júlia Costa da Silva Pedroso, de 25 años, graduada en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, a crear el canal Gole de História [un trago de historia] en las redes sociales, en 2021. Además de su labor en las plataformas digitales, ambos dan también clases particulares. Comenzaron con un video de media hora de duración explicando curiosidades históricas del videojuego Assassin’s Creed: Piratas, una franquicia conocida por sus adaptaciones bien fundamentadas. “No tuvo mucho éxito, las visualizaciones fueron escasas y nos pareció que, en aquel momento, internet apuntaba a otros espacios: los videos de pocos segundos o minutos de extensión”, relata Fernandes Filho. Entonces, un amigo les sugirió que probaran con TikTok.

En la actualidad suman 67.700 seguidores en esa plataforma y 13.500 en Instagram. Les llevó un tiempo darse cuenta de cuál era el tipo de videos que funcionaba en las redes. Tratan de hacer producciones dinámicas, con imágenes de documentos y curiosidades sobre películas, museos y canciones que les permitan abordar el contexto histórico. “Hay que salir del propio castillito y ponerse el sombrero de historiador público. Al fin y al cabo, ¿qué artículo académico tiene 100.000 o 200.000 reproducciones, una cifra que hemos llegado a alcanzar con algunos videos?”, indaga el historiador. “Hemos recibido fotografías de tres seguidores ingresantes a la universidad, diciendo que conocer nuestro trabajo los había ayudado a tomar la decisión de estudiar historia”, comenta Costa da Silva Pedroso.

La pareja ya hizo publicidades para instituciones y marcas, trabajos que, según Fernandes Filho, combinados con la monetización de los videos, han llegado a erigirse como la principal fuente del presupuesto del hogar durante algunos meses. Ambos coinciden también en decir que la empresa de educación en donde dan clases particulares consideró a sus actividades como divulgadores científicos en las redes sociales un aspecto diferencial en el proceso de selección. “Es una tercera vía que se nos abre en nuestra carrera, además de la investigación y el salón de clases”, sostiene la historiadora.

Fernandes Filho reivindica la importancia de la labor de los divulgadores. “Los jóvenes estudiantes utilizan cada vez más las redes sociales en sus investigaciones escolares o para buscar conocimiento complementario a las clases. Así que es mejor que estos espacios los ocupen personas que están haciendo un trabajo serio”, dice, haciendo hincapié en que, de lo contrario, los algoritmos de las plataformas pueden conducir a los usuarios a contenidos de divulgadores poco idóneos e incluso a propagadores de desinformación. Rodrigues Barbosa, de la UFBA, también está preocupado por el sesgo de los algoritmos. En su tesis doctoral, reflexionó sobre los dilemas que afrontan los divulgadores al quedar como rehenes de la audiencia de las plataformas. “La ciencia en las redes sociales está bajo la influencia de la dinámica de los algoritmos. Los contenidos deben llamar la atención y contar con elementos de entretenimiento para que la ciencia pueda difundirse. Hay que ser cuidadosos para no desviarse del foco y producir videos de calidad”, dice.

La lucha contra la desinformación permea en el trabajo de la biomédica y neurocientífica Mellanie Fontes-Dutra, de 31 años, de la Universidad de Vale do Rio dos Sinos (Unisinos), en São Leopoldo (Rio Grande do Sul). Desde 2021, adoptó como rutina sentarse frente a su teléfono móvil y grabar, día por medio, videos de salud pública y de combate contra la desinformación. En uno de ellos, realizado a principios de noviembre de 2023, advierte, ni bien comienza: “¡No, gente! El gobierno de Canadá no ha dicho que las personas vacunadas estén contrayendo sida”. Textos resaltados, fragmentos de noticias y gráficos bailan en la pantalla para que el video sea más dinámico. Todo está editado por ella.

Fontes-Dutra desmintió una noticia falsa que estaba circulando en las redes sociales que afirmaba que las personas que se habían vacunado contra el covid-19 estaban contrayendo el VIH. En la grabación, explica el porqué de la confusión y las vías reales de contagio. “En el área de la salud, la desinformación puede llegar a ser mortal y en la pandemia, combatirla pasó a ser una necesidad. Pero las noticias falsas siguen circulando”, dice. Ella concilia la producción de videos con las clases que imparte en la Unisinos y una pasantía posdoctoral en virología en la Universidade Feevale. Aunque ya estaba abocada a actividades de popularización de la ciencia desde 2015 ‒ es la coordinadora del evento de divulgación científica Pint of Science en la capital del estado brasileño de Rio Grande do Sul ‒ y compartía análisis y explicaciones en su perfil en X, el antiguo Twitter, en 2021 notó que era necesario incursionar en las redes que congregan un público más joven, donde los videos cortos constituyen el atractivo principal.

En octubre de 2023, sus publicaciones llegaron a 160.000 cuentas en Instagram, donde tenía 27.900 seguidores; en TikTok suma 1.380, y los videos llegaron a 7.000 reproducciones. En sus contenidos, explica comunicados y noticias de instituciones sanitarias que generan dudas y pueden ser fuente de información errónea. También produce publicaciones en colaboración con otros colegas y es miembro del colectivo Todos por las Vacunas [Todos pelas Vacinas], que organizó una serie de campañas durante la pandemia y hoy en día sigue reuniendo a divulgadores para reforzar la importancia de la vacunación. También ha hecho publicidad para una empresa que realiza análisis de ancestralidad a través del ADN y otra de alquileres de viviendas, pero son actividades esporádicas. “Nuestra labor suele ser voluntaria y hay que profesionalizarla. Es importante que haya iniciativas y concursos que ayuden a valorarlo”, sostiene la neurocientífica. La audiencia que han alcanzado los influyentes como ella sugiere que los videos breves pueden erigirse en otra herramienta para acercar a la sociedad a los temas científicos.

Para formar nuevos divulgadores de la ciencia
Están surgiendo iniciativas tendientes estimular la producción de videos cortos de buena calidad, a la par de otras actividades de divulgación científica. La convocatoria intitulada Comunicar Ciência, lanzada por la FAPESP en colaboración con Canal Futura, de la fundación Roberto Marinho, ofrecerá becas semestrales de periodismo científico a estudiantes de carreras de grado vinculados a instituciones del estado de São Paulo, para la divulgación de proyectos científicos apoyados por la FAPESP. La inscripción está abierta hasta el 22 de enero de 2024. Los alumnos podrán elegir para sus producciones uno de los siguientes cuatro formatos: pódcast, videorreportaje, reportaje escrito o producción de videos de 2 a 5 minutos de duración, para las redes sociales. “La idea es capacitar a los estudiantes en nuevos formatos, como el de las redes sociales hoy en día más en boga, como es el caso de TikTok e Instagram, con videos cortos que lleguen al público joven”, explica Patricia Tambourgi, quien gestiona Comunicar Ciência y el Programa de Periodismo Científico de la FAPESP. Los becarios podrán acceder a un curso online de técnicas de producción multimedia, emitido por Canal Futura.
Dos dibujos para los libros didácticos

Léo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESPKiko Mistrorigo, creador y director de la animación “O show da Luna” junto a Célia CatundaLéo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESP

La animación de divulgación científica para la primera infancia O show da Luna [El show de la Luna], que en 2024 cumplirá 10 años al aire, hará su estreno en los materiales paradidácticos, con libros de texto para educación infantil (4 y 5 años) y enseñanza fundamental (1º y 2º año). “La idea es que el material pueda ayudar a los docentes en la enseñanza de la ciencia a los alumnos con contenidos lúdicos y divertidos”, explica Kiko Mistrorigo, creador y director de los dibujos animados junto a Célia Catunda. “Cuando creamos la serie, los protagonistas de los dibujos de ciencia siempre eran niños y las niñas tenían un rol secundario. Por eso pusimos a Luna como protagonista principal del dibujo”, añade.

Temas como, por ejemplo, la vida de los dinosaurios, el ciclo del agua o por qué se mezclan los colores son algunos de los temas en los que indaga la protagonista de 6 años en los capítulos. “Los libros siguen la misma línea de plantear preguntas que hacen reflexionar a los niños”, dice Mistrorigo. Según él, está previsto que los libros empiecen a llegar a algunas escuelas municipales del estado de São Paulo, que adquirieron el material a principios de año. La animación también cuenta con canales en YouTube, TikTok, Facebook e Instagram y se transmite en el canal de cable Discovery Kids, en TV Cultura y TV Brasil.

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