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Investigación empresarial

Un abanico de innovaciones

La empresa Opto, de la localidad paulista de São Carlos, desarrolla y produce láseres para el área médica, además de dispositivos ópticos de defensa y cámaras de satélites

Mario Stefani (el primero a la izquierda), director de I&D, y científicos de su equipo en la sede de la empresa, en São Carlos

LÉO RAMOS Mario Stefani (el primero a la izquierda), director de I&D, y científicos de su equipo en la sede de la empresa, en São CarlosLÉO RAMOS

Con presencia activa en las áreas médica, industrial, de componentes ópticos y de sistemas aeroespacial y de defensa, Opto Eletrônica, una empresa con sede en la ciudad de São Carlos, en el interior paulista, nació en 1985 por iniciativa de científicos y ex alumnos del Instituto de Física de São Carlos de la Universidad de São Paulo (IFSC-USP). En el transcurso de 30 años, la empresa desarrolló y produjo aparatos de láseres ‒tales como lectores de códigos de barras‒, sensores para mísiles y aparatos para diagnóstico y cirugía, fundamentalmente en oftalmología, aparte de lentes y cámaras para satélites. Una cartera tecnológica que llevó a Opto obtener una facturación de 80 millones de reales en 2010, con una planta de personal de 450 empleados, de los cuales 85 dedicado a hacer investigación y desarrollo (I&D). Pero, poco después, las dificultades empezaron a golpearle la puerta a la empresa. En 2014, Opto facturó 21 millones de reales, se quedó con 150 empleados, 22 de ellos en el área de I&D y, en diciembre, entró en recuperación judicial, una medida jurídica formal para evitar la quiebra, preservar los equipos, facilitar el pago de deudas y reorganizar la gestión del negocio. “La merma de la facturación se produjo debido a una conjunción de factores: el principal fue la interrupción de programas gubernamentales en las áreas espacial y de defensa”, dice Mario Stefani, director de investigación y desarrollo de Opto y uno de los cinco socios fundadores que siguen actualmente en la empresa. Después de las cámaras para el programa Satélite Sino-Brasileño de Recursos Terrestres (Cbers 3 y 4), que ya están en el espacio, ningún otro proyecto gubernamental tuvo prosecución.

“Desarrollamos muchos proyectos y productos para las áreas espacial y de defensa, pero, desafortunadamente, no tuvieron continuidad, y eso, sumado a la falta de planificación financiera para las diversas inversiones realizadas generó un estrangulamiento: la empresa perdió el capital de giro necesario para la operación normal de sus actividades”, dice Gustavo Henrique Rodrigues, director presidente de Opto. Rodrigues fue contratado por los socios en 2012 para buscar inversores y gestionar capital en la empresa. “La deuda bancaria y laboral de Opto es de 35 millones de reales”, dice el director. Y también recuerda que los socios invirtieron 75 millones de reales entre 2005 y 2012 para construir una infraestructura de aparatos y máquinas dentro de Opto. “Junto al personal, ése es nuestro mayor capital”, dice Rodrigues. “Siempre invertimos en promedio entre un 10% y un 16% de lo que facturamos en I&D”, comenta Stefani. La infraestructura de la empresa se divide entre la fábrica de São Carlos, donde se concentran los proyectos y productos para las áreas médica, de defensa y espacial, y otras tres en São Paulo, Porto Alegre y Fortaleza, que producen lentes antirreflejo elaborados con filmes finos.

Empresa
Opto Eletrônica
Centro de I&D
São Carlos, SP
Personal
150 empleados
Áreas de actuación
Médica, industrial, componentes ópticos y sistemas aeroespaciales y de defensa

El primer choque
“La empresa fue creada inicialmente para producir láser de helio-neón, fabricado en esa época por pocas compañías en el mundo”, comenta Stefani. “La producción del láser fue el primer choque entre la visión académica y la visión empresarial”. La tan esperada cola de compradores del producto nunca se formó y actualmente puede vérselo en la colección del Memorial Opto, que es una sala donde se cuenta la trayectoria de la empresa mediante la exposición de productos que fueron –o no– exitosos comercialmente. Fue necesario un cambio de visión y el equipo se abocó a la creación de productos que empleasen esa tecnología. “De entrada, se modificó el láser de helio-neón para elaborar un producto que generaría una línea guía destinada al corte de placas de metal, madera y mármol”. Un dispositivo derivado de ese láser original, para el alineamiento de los rieles de los trenes que transportaban mineral en Carajás (estado de Pará), de la empresa Vale, también se encuentra en exposición en el memorial.

“Participamos en una licitación internacional para proveer el sistema de alineamiento del ferrocarril Carajás y competimos con empresas del porte de la alemana Siemens”, comenta Stefani, de 53 años, graduado en ingeniería mecánica y electrónica en la Escuela de Ingeniería de São Carlos de la USP, con maestría y doctorado en física en el área de óptica por el IFSC. Debido al peso del mineral cargado en los trenes, los rieles se desalineaban y se producían atrasos en las entregas del producto a los barcos en el puerto de Itaqui, en São Luís, estado de Maranhão. “Ganamos la licitación por nuestra ventaja tecnológica, no por el precio”. Debido a las condiciones climáticas, con altas temperaturas y sol muy fuerte, el sistema de Siemens no lograba detectar la señal del láser. “Concebimos una forma de procesamiento de la señal capaz de discernir entre la luz del láser y la luz del sol, que es la técnica que se patentó”. Entre 1988 y 1989, una venta de 16 sistemas a Vale por valor de 650 mil dólares le aseguró el futuro a la empresa del interior paulista.

Montaje de un telescopio para identificación de blancos

LÉO RAMOSMontaje de un telescopio para identificación de blancosLÉO RAMOS

En otro proyecto, elaborado en asociación con Itautec entre 1986 y 1989, se desarrolló el primer lector de código de barras para supermercados de Brasil. Fue un éxito que no redundó en utilidades económicas. Las ventas con el correr de los años no se concretaron tal como se preveía. Tan pronto como estuvo listo, se instaló el lector en el supermercado Real de Porto Alegre (Rio Grande do Sul). No obstante, un sello de seguridad con las palabras “precaución: radiación láser”, traducido de la norma estadounidense, generó una gran confusión y pérdidas para la empresa. Una empleada embarazada hizo una denuncia ante el Ministerio de Trabajo por creer que la luz emitida perjudicaría al feto, y clausuraron el supermercado. “Fuimos innovadores, pero no existía en Brasil todavía la cultura de utilización de este producto.”

Pero otros horizontes se le fueron abriendo a Opto. Uno de los socios fundadores, el profesor del Instituto de Física de la USP Jarbas Caiado de Castro Neto, en ese entonces presidente de la empresa, tuvo la idea de empezar a representar a algunas empresas estadounidenses de láseres para cirugías oftalmológicas, lo que constituyó una excelente oportunidad de negocios. Y en el área industrial, como consecuencia del proyecto de Vale, surgieron iniciativas referentes al desarrollo de medidores de distancias. Una de ellas, un sistema de medición de distancia y espesor sin contacto, destinado a la industria del caucho, tema de la tesis de doctoral de Stefani, fue patentada por Opto y llamó la atención del equipo del brigadier mayor Hugo de Oliveira Piva, de la Aeronáutica, quien invitó a la empresa a participar en el desarrollo de un mísil aire-aire (un armamento de aviones para uso contra otros aviones) para Irak. El proyecto no fue adelante debido a la Guerra del Golfo y a la invasión estadounidense a aquel país, a comienzos de 1991. En 1993, por iniciativa de Oliveira Piva, una equipo de ingenieros que se encontraba en Irak fundó la empresa Mectron, y nuevamente Opto recibió la invitación para trabajar en otro proyecto de mísil, en esa ocasión para la Fuerza Aérea Brasileña (FAB). “De esta forma fue como ingresamos en el mercado de defensa del espacio aéreo trabajando en el ojo del mísil, un dispositivo óptico que le permite al láser visualizar el blanco por el calor, y en el sensor de proximidad del blanco”.

Alineamiento de objetivas usadas en cámaras de satélites

LÉO RAMOSAlineamiento de objetivas usadas en cámaras de satélitesLÉO RAMOS

Mientras tanto, la iniciativa de representación de empresas médicas llegó a un nivel destacado. “Llegamos a ser el mayor mercado fuera de Estados Unidos en ventas de láseres oftalmológicos”, dice Stefani. En 1997, las estrategias de la empresa tuvieron que repensarse. Un viernes por la noche, un fax proveniente de Estados Unidos canceló la representación comercial de los brasileños. Fue entonces cuando los socios decidieron desarrollar su propio láser para el área médica. Para ello, utilizaran parte del circuito de la espoleta del láser utilizado en el mísil ‒que mide la distancia hasta el blanco, un método patentado por Opto‒ para fabricar el aparato médico destinado a cirugías oftalmológicas. “En seis meses logramos fabricar un aparato de láser para cirugías”. Fue el primer aparato desarrollado y certificado en Brasil con esa finalidad, y Opto fabrica ese modelo hasta los días actuales. A partir de entonces, la empresa empezó a desarrollar aparatos para el área médica, tales como microscopios, retinógrafos digitales y otros tipos de láser. “La FAPESP contribuyó mucho en esos desarrollos, mediante el programa Pipe [Programa Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas]”, dice Stefani. Hoy en día la empresa cuenta con una cartera de 25 productos en el área médica, que con los accesorios se eleva a 100.

Alessandro Damiani Mota, de 34 años, gerente de proyectos de productos médicos, quien empezó a trabajar en Opto en 2005 como pasante, participó en el desarrollo de cuatro proyectos financiados por el Pipe. El primero tenía como objetivo el desarrollo de un láser verde para cirugías de retina, iniciado en 2006 y con lanzamiento en 2007. “Es un producto de mucho éxito aún hoy en día y es el líder de ventas en el área de láser de Opto”, dice. El aparato sirve para tratar sangrados provocados por la diabetes. “El proyecto resultó en una tesina de maestría y know-how para el equipo en otros aparatos”, comenta Damiani Mota, ingeniero electrónico con maestría en el área de instrumentación oftalmológica, ambos títulos de la USP de São Carlos. La tesina resultó en un láser amarillo, también para el tratamiento de retina, con apoyo de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep). “Debido a que tiene una longitud de onda más adecuada, este aparato emplea una potencia menor y, de este modo, el efecto térmico en la región tratada es más localizado, lo cual resulta en una mayor preservación de células sanas”, explica. Otro aparato en el cual Damiani Mota trabajó es el láser escáner de retina. En ese caso, el láser verde se usa con un escáner que logra seleccionar hasta 50 puntos que se tratarán. El proyecto culminó en 2011 y el producto, luego de su validación, salió al mercado.

Opto Ficha_229-02Certificación europea
Actualmente, Damiani Mota trabaja en un aparato de LED que emite luz ultravioleta, destinado al tratamiento del queratocono, una enfermedad que deforma la córnea, en colaboración con la Universidade Estadual Paulista (Unesp) de Araraquara, y también con financiamiento del Pipe. Con un sistema para el tratamiento del queratocono basado en la interacción de la luz UV con la vitamina B (riboflavina), llamado crosslinking, Opto obtuvo su primer certificado mundial en Europa. “Logramos la certificación antes que la competencia”, informa Paulo Aneas Lichti, de 46 años, gerente del área de certificaciones.

Graduado en ingeniería de materiales en la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar), donde también cursó su maestría en ciencia y tecnología, Aneas Lichti empezó en la empresa en 1994. Inicialmente trabajaba en el proyecto de desarrollo de un sensor para mísiles. Con el tiempo, pasó a actuar también en la protección del conocimiento generado durante el proceso de desarrollo de productos, y cursó dos MBAs en Fundação Getulio Vargas (FGV), en São Paulo: uno en gestión de proyectos y otro en negocios. Aneas Lichti apunta también como un logro de su área a la primera certificación del Instituto Nacional de Metrología, Calidad y Tecnología (Inmetro) de Brasil, para la calibración para un aparato láser infrarrojo utilizado en el tratamiento de enfermedades de la retina. “No existía hasta aquel momento un modelo definido.”

Opto participó en el desarrollo y la fabricación de dos de las cuatro cámaras que forman parte de la carga útil del Cbers 3 y 4, desarrollado en sociedad entre Brasil y China. La cámara multiespectral, llamada MUX, y la WFI (sigla en inglés de cámara de amplio campo de visión) poseen sensores que destacan, mediante imágenes en colores distintos, las áreas de desmonte y de recursos hídricos. Alexandre Soares, de 37 años, graduado en ingeniería eléctrica por la USP de São Carlos en 1999, empezó a trabajar en Opto en 2000, en el proyecto de la espoleta del mísil y después en el desarrollo del retinógrafo digital. En 2004 participó en los proyectos Cbers. “Trabajé como ingeniero del proyecto, después pasé a coordinar el equipo responsable de la electrónica y en 2010 asumí la gerencia de proyecto de la cámara MUX”. Soares también participó en 2009 en la elaboración de la propuesta para el desarrollo del ojo del mísil A-Darter, una colaboración entre Brasil y Sudáfrica. “Hicimos la cámara termal, el ‘ojo’, que suministra los parámetros de guía del mísil”. El proyecto se encuentra en fase final de desarrollo.  Mientras el sector de I&D de la empresa sigue con su trabajo de alta tecnología y sin parangón en ese sector en Brasil, los dirigentes de Opto buscan entre las diversas alternativas un camino para sanear las dificultades económicas de la empresa.

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