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Un apoyo sólido en medio de la crisis

El informe de actividades de la FAPESP muestra que, en 2019, la Fundación cubrió las demandas de la comunidad científica y amplió sus programas estratégicos

Las inversiones de la FAPESP totalizaron 1.257.288.187 reales en 2019. En valores nominales, superaron el desembolso de 2018, que fue de 1.216.750.480 reales. Si se descuenta la inflación del período, el monto invertido se mantuvo estable en comparación con el año anterior. En 2019, se subvencionaron en total 24.806 proyectos, entre becas y ayudas de investigación, al mismo nivel que en 2018, cuando se fomentaron 24.720 proyectos. La selección de los proyectos implicó el trabajo de 9.324 asesores que emitieron 23.491 dictámenes y, en promedio, la demora para la respuesta inicial a las solicitudes de los investigadores fue de 69 días. El año pasado fueron remitidos a la consideración de la Fundación 20.310 proyectos y se aprobaron 10.443 propuestas. Este balance forma parte del informe Relatório de atividades FAPESP 2019, que se dio a conocer en agosto, y cuyo texto completo puede leerse en portugués en el enlace fapesp.br/publicacoes. En esa dirección electrónica también pueden consultarse los resúmenes anuales de la Fundación desde 1962, el año de inicio de sus actividades. “A pesar de haber sido un año de inestabilidad en cuanto al fomento de la investigación científica en el país, en 2019 la FAPESP atendió las demandas de la comunidad científica paulista y amplió sus programas estratégicos”, dijo el presidente de la FAPESP, Marco Antonio Zago, durante la presentación del informe.

Los fondos que aporta por la Fundación están constituidos por el giro del 1% de los ingresos tributarios del estado de São Paulo como ayuda al desarrollo científico y tecnológico, tal como lo estipula la Constitución paulista de 1989, y por dinero procedente de convenios con instituciones y empresas para la financiación del conjunto de las investigaciones. En 2019, la FAPESP recibió 1.350 millones de reales en transferencias del Tesoro estadual y 102 millones de reales de ese otro tipo de ingresos. La mitad del gasto se asignó a la investigación para el avance del conocimiento, una categoría de financiación que abarca proyectos de investigación básica y aplicada a largo plazo, desarrollados en el ámbito de los Proyectos Temáticos, de los Centros de Investigación, Innovación y Difusión (Cepid), de los programas Jóvenes Investigadores y São Paulo Excellence Chair (Spec) y de los Proyectos Especiales, y también a corto plazo, mediante ayudas regulares a la investigación. La otra mitad se destinó a la formación de recursos humanos (un 24% del total), apoyo a la infraestructura de investigación (un 9,5%), investigación para la innovación (un 9%), investigación de temas estratégicos (un 6%) y difusión del conocimiento científico (un 1,5%). Otra manera de analizar la inversión consiste en separarla por campo del conocimiento: se destinaron 594,5 millones de reales para las ciencias de la vida, 413,2 millones para las ciencias exactas y de la Tierra e ingenierías, 126 millones para proyectos interdisciplinarios y 123,3 millones de reales para las ciencias humanas y sociales.

Uno de los aspectos más destacados del informe está vinculado a la investigación en colaboración entre empresas y universidades. En 2019, la FAPESP gastó 18,2 millones de reales para la financiación de proyectos en Centros de Investigaciones en Ingeniería e Investigación Aplicada (CPE/CPA, por sus siglas en portugués) creados en colaboración con empresas tales como la farmacéutica GSK, la petrolera Shell, la automotriz Peugeot-Citroën y la empresa de cosméticos Natura, así como con diversas instituciones académicas, tales como las universidades de São Paulo (USP), de Campinas (Unicamp), Estadual Paulista (Unesp) y Federal de São Carlos (UFSCar), y el Instituto Butantan. En estos centros, los equipos de las empresas desarrollan una colaboración efectiva y a largo plazo, de 5 a 10 años, con científicos de universidades o institutos de investigación, cuyo objetivo consiste en compartir el conocimiento y generar una aplicación de los resultados.

Las investigaciones son cofinanciadas por partes iguales entre la FAPESP y la empresa colaboradora, mientras que las instituciones ofrecen como contrapartida la infraestructura y el pago de los sueldos de investigadores y técnicos. “El programa ha generado un gran interés entre empresas y universidades. Hoy en día es uno de los mayores programas nacionales de fomento de la investigación científica conjunta entre universidades e industrias”, dijo Carlos Henrique de Brito Cruz, director científico de la FAPESP hasta mayo de este año, en el marco del lanzamiento, el año pasado, de un centro en asociación con la empresa noruega Equinor, de petróleo, gas y energía solar. Con asiento en la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Unicamp, este CPE prevé inversiones conjuntas de 25 millones de reales de la FAPESP y de la empresa en los primeros cinco años, y otros 25 millones durante el quinquenio siguiente, y la universidad se hace cargo de proveer las instalaciones y costear los recursos humanos. El centro está enfocado en la investigación en gestión de reservas y en la producción de petróleo y gas, y contratará a expertos en áreas tales como matemática, ciencia de la computación, ingeniería mecánica y geología. “La compañía Equinor mantiene una relación a largo plazo con las principales universidades de Noruega y de otros países, como es el caso de Brasil, con el que hemos firmado convenios durante los últimos 10 años para hallar las mejores soluciones para los desafíos energéticos e industriales”, dijo la ingeniera Margareth Øvrum, presidenta de la empresa en Brasil a Agência FAPESP.

En 2019 fueron puestos en marcha otros dos centros. La Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Esalq), de la USP, es la sede de uno de ellos, en colaboración con la empresa Koppert Biological Systems, de los Países Bajos, que se dedica al control biológico de plagas y está presente en Brasil desde 2011. La inversión conjunta es de 40 millones de reales y está centrada en el desarrollo de un nuevo modelo de manejo de plagas y enfermedades que afectan a los cultivos de soja, caña de azúcar, maíz, algodón, café, cítricos y hortalizas. La iniciativa contará con la participación de 50 investigadores. “Seremos responsables del desarrollo de productos, procesos y conocimientos volcados al avance en el manejo integral de plagas y enfermedades y al modelo agrícola brasileño, que podrá replicarse en los mismos cultivos agrícolas en otros países de zonas tropicales”, dijo Danilo Pedrazzoli, director industrial de la sucursal brasileña de Koppert, al momento del lanzamiento del CPE.

 

El tercer centro, creado en 2019, es un convenio con el grupo São Martinho, una de las mayores empresas brasileñas del segmento del azúcar y el alcohol. El CPE Fitosanidad en Caña de Azúcar tiene su sede en la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinarias de la Unesp y apunta al desarrollo de estrategias contra las enfermedades de la caña y trabaja en el área de biotecnología y resistencia de ese cultivo. La FAPESP y São Martinho invertirán 4 millones de reales cada uno durante los primeros cinco años. “Nuestro objetivo es comprender todo el aspecto biológico, ecológico y epidemiológico de las plagas y enfermedades y, a partir de ello, avanzar en métodos de control innovadores. Todo esto en un sector donde ya prima el control biológico como herramienta principal”, dijo Odair Aparecido Fernandes, docente de la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinarias de la Unesp en el campus de la localidad de Jaboticabal e investigador a cargo del nuevo CPE. En 2019 también se aprobó un CPE en Inteligencia Artificial, en colaboración con IBM y con sede en la USP, que comenzará a operar este año.

La inversión en cooperaciones internacionales de investigación también registró un crecimiento: la inversión de la Fundación en distintos instrumentos de fomento pasó de 169,8 millones de reales en 2018 a 202,9 millones el año pasado. El número de nuevas becas de pasantía de investigación en el exterior (Bepe) concedidas en 2019 llegó a 1.108, frente a las 1.076 del año anterior. Esta modalidad comprende a las pasantías de corta y mediana duración en el exterior para becarios de iniciación a la investigación científica, maestría, doctorado y posdoctorado. Dentro del total de 2019, 634 becarios tuvieron como destino instituciones de Europa, 395 recalaron en América del Norte, 43 en Oceanía, 17 en países de América Latina, 16 en Asia y 3 en África.

La Fundación coopera con 188 organizaciones extranjeras y, en 2019, emitió 34 convocatorias a la presentación de propuestas con 28 de esas instituciones. También promovió dos ediciones del evento internacional FAPESP Week, en Londres (Reino Unido) y en Lyon y París (Francia). La cooperación de la Fundación con entidades de otros países fue importante para que São Paulo pudiera oficiar como sede, en mayo de 2019, del 8º Congreso Anual del Global Research Council (GRC), un organismo creado en 2012 para estimular el intercambio de prácticas de gestión entre las distintas agencias de fomento (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 280). Alrededor de 50 directores de organizaciones de apoyo a la investigación científica de 45 países se reunieron en la capital paulista para debatir políticas de financiación a la ciencia y compartir experiencias. La temática del evento fue el reto de hacer frente a las expectativas crecientes de los gobiernos y las sociedades en relación con los beneficios económicos y sociales de la investigación científica, así como afrontar la exigencia de que la selección y el análisis de los resultados de los proyectos científicos estén orientados según el impacto que pueden llegar a tener. La reunión fue organizada en conjunto entre la FAPESP, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina y por la German Research Foundation (DFG, por sus siglas en alemán), de Alemania.

En 2019, las actividades de la FAPESP también estuvieron marcadas por el fortalecimiento de la comunidad científica paulista y el incentivo a la investigación innovadora en empresas instaladas en el estado. En un esfuerzo para formar y afianzar nuevos liderazgos científicos, el año pasado se contrataron 94 nuevos proyectos en la modalidad Jóvenes Investigadores en Centros Emergentes, frente a los 54 de 2018.

El objetivo de este programa consiste en atraer a jóvenes doctores de Brasil y de otros países para generar nuevos grupos de investigación en São Paulo. También en 2019 comenzaron a contratarse los proyectos del primer llamado a concurso Jóvenes Investigadores – Fase II, centrado en consolidar líneas de investigación de alto impacto científico generadas por jóvenes investigadores que ya recibieron becas bajo esa modalidad. El año pasado se concedieron 58 ayudas correspondientes a la fase I y 36 para la fase II. De esta forma, el programa adquirió características análogas a las de las ayudas que brinda el European Research Council (ERC), el programa de la Comisión Europea que les ofrece a los jóvenes investigadores con calificación excepcionalmente buena la posibilidad de contar con 10 años de financiación, que, en el caso brasileño, son cuatro años en la primera fase del programa y cinco en la segunda. El monto invertido en 2019 en este programa, que incluye ayudas de investigación y becas, fue de 69.174.526 reales. De este total, 47,7 millones se destinaron a proyectos en ciencias de la vida, 17,2 millones a ciencias exactas y de la Tierra e ingenierías, 3,98 millones a ciencias humanas y sociales y 290 mil reales fueron asignados a proyectos interdisciplinarios.

En tanto, en el campo de la innovación empresarial, cabe destacar la contratación de 234 nuevas ayudas del programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe), llevando a 639 el número de ayudas vigentes durante el año. Estas ayudas, sumadas a la concesión de becas de investigación y capacitación técnica vinculadas a los proyectos, generaron en 2019 un gasto de 89,3 millones de reales en ese programa. El volumen monetario de las ayudas concedidas fue el tercero en monto en los 22 años que lleva vigente el Pipe, solamente por detrás de los 270 proyectos contratados en 2018 y los 269 en 2017. El programa fue objeto de un proceso de evaluación concluido en 2019, que analizó a 189 empresas beneficiarias y verificó que el 80% de los proyectos redundaron en innovaciones.

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