Un vasto mapeo referente a la integridad científica en las universidades e instituciones de investigación de los Países Bajos obtuvo resultados preocupantes: más de la mitad de los investigadores que participaron en dicho estudio admitieron haber estado implicados regularmente en prácticas controvertidas, tales como omitir fallas en el diseño de proyectos de investigación o citar selectivamente la literatura científica para corroborar sus hallazgos y conjeturas. Alrededor de un 8 % había incurrido en algún tipo grave de mala conducta en los tres años previos al falsificar o fraguar resultados de investigaciones.
Los datos obtenidos han llegado a ser el doble de los logrados en estudios anteriores. “Tenemos razones como para creer que estos resultados son los que más se acercan a la realidad”, declaró a la revista Science la epidemióloga Gowri Gopalakrishna, investigadora de la Universidad de Ámsterdam y mentora de la investigación. Sucede que los organizadores tuvieron especial cuidado en preservar el anonimato de los participantes con el propósito de garantizar la sinceridad de las respuestas.
El estudio, intitulado “Investigación nacional neerlandesa sobre la integridad científica, estuvo envuelto en controversias antes de su realización. Se invitó a unos 60 mil estudiantes y docentes de todos los campos del conocimiento y a 22 instituciones a completar los cuestionarios, pero solo 6.800 los respondieron cabalmente. Los rectores de varias instituciones se rehusaron a cooperar con el trabajo, argumentando que las preguntas ponían excesivo énfasis en temas relacionados con la mala conducta y, por esa causa, podían generar resultados distorsionados. El cuestionario incluso fue ampliado para doblegar la renuencia de los directivos, pero el boicot se mantuvo (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 299). De todos modos, la cantidad de participantes fue superior a la de otros estudios sobre integridad científica realizados anteriormente en el país.
El ecólogo Daniele Fanelli, investigador de la London School of Economics, quien no intervino en el estudio, declaró a la revista Science que desde 2011, las universidades de los Países Bajos han redoblado sus esfuerzos para promover la integridad científica, y por eso es probable que la situación que se vive allí no sea más grave que la de otras naciones. “Lamentablemente, me inclino a coincidir con esta premisa”, afirma el director científico de la FAPESP, Luiz Eugênio Mello. “La revista Pesquisa FAPESP justamente procura contribuir para que el debate sobre este tema también se profundice en Brasil”.
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