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NECROLÓGICAS

Un intelectual público

José Murilo de Carvalho renovó el estudio de la formación de las elites y de la ciudadanía en Brasil

El historiador y politólogo interpretó a Brasil a través de una vasta obra

Léo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESP

Si a los 18 años hubiera tenido buenos conocimientos matemáticos, José Murilo de Carvalho habría estudiado para ser economista. Sin embargo, su educación clásica en el Seminario Seráfico Santo Antônio, en Santos Dumont (Minas Gerais), no lo hizo capaz de resolver ecuaciones, por lo que se matriculó en la carrera de sociología y política de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG). Esta eventualidad escolar determinó la trayectoria profesional de uno de los principales historiadores brasileños.

Nacido en Piedade do Rio Grande (Minas Gerais), el 8 de septiembre de 1939, De Carvalho falleció el 13 de agosto, a los 83 años. Había sido internado en el Hospital Samaritano de Río de Janeiro a causa de una neumonía y covid-19, que afectaron a sus ya debilitados pulmones, según informa la historiadora Lúcia Maria Bastos Pereira das Neves, de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (Uerj), amiga suya desde hacía 25 años.

Graduado en Ciencia Política en 1965, De Carvalho se inclinó por los temas históricos tras su maestría (1969) y su doctorado (1975) en la Universidad Stanford (EE. UU.). Su tesis se publicó en dos libros: A construção da ordem: A elite política imperial (Campus/UnB, 1980) y Teatro de sombras: A política imperial (Vértice/Iuperj, 1988).

Estos textos abordan la formación de Brasil como nación, a partir de las decisiones tomadas por las elites del país. Ambos están considerados hitos de la historiografía del Imperio porque fueron los primeros en utilizar datos y documentos para mostrar cómo se constituyó el Estado brasileño y cómo se consolidaron las elites imperiales. De Carvalho interpretó la formación de la burocracia de la época, la continuidad con el sistema portugués y el mantenimiento de la unidad territorial del país. “Demostró que la elite imperial no era meramente la representante de los propietarios rurales y que el Estado no era solamente el ejecutor de los intereses de esta clase”, explica la historiadora Gladys Sabina Ribeiro, de la Universidad Federal Fluminense (UFF).

Ribeiro, Bastos y De Carvalho estuvieron entre los fundadores, en 2003, del Centro de Estudios Ochocentistas (CEO-UFF). Desde el principio, el propósito de esa iniciativa fue reunir a estudiosos del siglo XIX de diversas instituciones mediante reuniones periódicas y una base de datos con los trabajos de sus miembros asociados.

Tras analizar a las elites imperiales, De Carvalho pasó a estudiar a los que estaban excluidos del proceso de toma de decisiones, como reza el título de uno de sus libros principales: Os bestializados. O Rio de Janeiro e a República que não foi (Companhia das Letras, 1987). Siguiendo con este tema, De Carvalho publicó A formação das almas: O imaginário da República no Brasil (Companhia das Letras, 1990), sobre la instauración del régimen republicano.

En los últimos 20 años, en el contexto del CEO, De Carvalho se abocó a un proyecto sobre la circulación de panfletos durante el periodo de la Independencia, en colaboración con Bastos y el historiador Marcelo Basille, de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro (UFRRJ). Según Bastos, este proyecto, que se plasmó en los libros Às armas, cidadãos (Companhia das Letras, 2012) y Guerra literária: Panfletos da Independência (Editorial UFMG, 2014, compuesto por cuatro tomos), también tuvo como premisa arrojar luz sobre las acciones de aquellos que no ostentaban el poder en aquellas instancias decisivas.

En 2001, fue el turno de publicar Cidadania no Brasil: O longo caminho (Civilização Brasileira). “De Carvalho fue uno de los autores que más escribió y reflexionó sobre la ciudadanía en el país”, dice Ribeiro. Por un lado, trató de mostrar que la ciudadanía se construyó “de arriba abajo”, con gran incidencia del Estado, e incluso llegó a acuñar el término “estadanía”. Al mismo tiempo, observó que, desde el siglo XIX, las protestas de la población revelaban el surgimiento de una “ciudadanía en negativo”, en la que “la creación de la ciudadanía de arriba abajo se oponía a la resistencia de quienes veían en la acción del Estado una injerencia en su vida cotidiana y sus tradiciones”, prosigue Ribeiro. La obra del historiador indica que estos movimientos no eran un rechazo de la ciudadanía por parte de esos individuos y podían entrañar una lucha política.

A lo largo de la trayectoria de De Carvalho, hubo un tema que se mantuvo en segundo plano, y solo salió a relucir en forma de libro en 2005: la actuación política de los militares. El libro Forças Armadas e política no Brasil (Zahar) reeditó los artículos “Las Fuerzas Armadas en la Primera República. El poder desestabilizador” (1977) y “Fuerzas Armadas y Política, 1930-1945” (1982), así como otros escritos. En 2019, motivado por la llegada a la presidencia del excapitán del Ejército Jair Bolsonaro, el historiador escribió un capítulo adicional para la obra, reeditada por la editorial Todavia.

Según el antropólogo e historiador Celso Castro, del Centro de Investigación y Documentación de la Fundación Getulio Vargas (FGV CPDOC), esos artículos son fruto de una investigación empírica original, combinada con una profunda reflexión teórica. “Él consiguió demostrar, por ejemplo, que el tenentismo de los años 1920 estaba relacionado con un problema con el régimen de ascensos en la carrera militar, ya que los tenientes constituían una enorme proporción del cuerpo de oficiales”, dice. Para Castro, al poner de manifiesto los “aspectos organizativos de la institución militar”, De Carvalho pudo explicar en parte el comportamiento político de los militares. “Esta era su preocupación central”, añade.

Como docente e investigador, trabajó en instituciones como la UFMG y la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), donde se convirtió en profesor emérito en 2011. También fue profesor e investigador visitante en las universidades de Oxford, Londres (ambas en el Reino Unido), Leiden (Países Bajos), Stanford, Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, California Irvine, Notre Dame (todas en Estados Unidos), la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (Francia) y la Fundación Ortega y Gasset (España). En 2003 fue nombrado miembro de la Academia Brasileña de Ciencias (ABC) y, al año siguiente, de la Academia Brasileña de Letras (ABL). En 2015 recibió el doctorado honoris causa de la Universidad de Coímbra (Portugal).

Desde la década de 1980, De Carvalho colaboraba regularmente con la prensa con artículos y entrevistas. “Pensaba que un intelectual debía asumir una postura ante los problemas de la sociedad. Y debía expresarla como persona pública”, comenta Bastos. En opinión de Castro, el alcance de su obra y sus intervenciones públicas hicieron de De Carvalho uno de los últimos grandes intérpretes de Brasil.

Para la historiadora de la Uerj, su rol como intelectual público estaba en sintonía con la forma en que De Carvalho concebía la investigación. “Él venía de una escuela que se preocupaba por el tiempo presente”, dice Bastos. “Durante la dictadura, estudió a las elites y a los militares. Luego, con la redemocratización, se dedicó a la ciudadanía. Con la vuelta de los militares a la política, actualizó su obra sobre ellos”. Y su obra recorre toda la historia de Brasil, excepto el período colonial. José Murilo Carvalho aportó importantes reflexiones sobre el Imperio y la República, fundamentales para entender a la sociedad brasileña”, concluye.

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