El monitoreo permanente de 215 nidos de aves durante cinco años en el Parque Estadual Carlos Botelho, un área que abarca 37 mil hectáreas de Bosque Atlántico en el interior paulista, registró capturas inéditas: imágenes nocturnas, captadas por cámaras de video activadas mediante sensores de movimiento, del ataque de murciélagos a huevos y pichones. Quedaron filmadas las agresiones a cinco nidos de cuatro especies de aves cuyas camadas fueron monitoreadas con la ayuda de 65 cámaras que registraban imágenes en infrarrojo. En ninguno de esos episodios, los padres de los pichones o las aves que pusieron los huevos se hallaban cerca. “Sabíamos que los murciélagos pueden alimentarse de aves adultas y viceversa”, explica el biólogo Mercival Roberto Francisco, de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar), quien coordinó al equipo responsable del trabajo. “Pero esta es la primera vez que se registran murciélagos actuando como predadores en nidos de aves”. Las capturas rindieron un artículo que salió publicado el 1º de noviembre en la revista científica Journal of Avian Biology.
Son tan solo fragmentos de los ataques los que fueron captados en videos. Los murciélagos se mueven rápidamente y el esquema de funcionamiento de las cámaras, instaladas a una distancia de entre 1 y 3 metros de los nidos, no favorece la obtención de registros más extensos. Una vez activadas, las filmadoras graban durante 30 segundos ininterrumpidos y luego dejan de funcionar durante 3 segundos. En el caso de dos ataques a un nido de zorzal azulado (Turdus flavipes) con dos pichones, los científicos identificaron a la especie agresora: el carnívoro cuya denominación científica es Chrotopterus auritus, al cual se lo conoce con el nombre de falso vampiro orejón o vampiro falso lanudo. Con menor grado de certeza, un ataque a un nido de bailarín o saltarín azul (Chiroxiphia caudata), también con dos pichones, es igualmente atribuido a un ejemplar de falso vampiro orejón. En el primer caso, los dos pichones desaparecieron luego de la visita. En el segundo, solamente uno de ellos. “Los videos no muestran a los murciélagos comiéndose a los pichones”, relata el biólogo Daniel Perrella, primer autor del estudio, quien defendió su tesis doctoral en la UFSCar el año pasado con los datos de las observaciones registradas en el parque. “Pero requisamos los nidos con posterioridad y ya no hallamos a los pichones”.
Con imágenes menos nítidas, los otros tres ataques fueron atribuidos en forma genérica a ejemplares insectívoros u omnívoros (comen de todo) de la familia de los filostómidos (Phyllostomidae), la misma del falso vampiro orejudo mencionada. Resultaron blanco de esas agresiones un nido de mosquero real atlántico (Onychorhynchus swainsoni) con dos pichones, otro nido de esa misma especie con un huevo y un nido de colibrí negro (Florisuga fusca) con dos huevos. Tampoco en estos casos hay imágenes concretas de murciélagos quebrando los huevos y consumiendo su contenido, aunque algunos videos registran lo que parecen ser los predadores introduciéndose en el interior de los nidos. Pero en el caso del colibrí, los biólogos hallaron los huevos rotos y vacíos todavía en el nido.
No se sabe qué es lo que guía a los murciélagos hacia los nidos en la oscuridad, si algún mecanismo auditivo, olfativo o su capacidad de ecolocalización, que explora la emisión de ultrasonidos para moverse en la penumbra. Para el equipo de Francisco, la conclusión más importante del estudio indica que ahora debe considerarse a los murciélagos como predadores importantes de los nidos de aves, a la par de mamíferos terrestres, serpientes, otras aves e incluso invertebrados. En los cinco años de monitoreo en el Parque Estadual Carlos Botelho, las cámaras registraron 61 ataques a nidos. La mayoría fue de mamíferos no voladores y de otras aves. En tercer lugar, con el 8% del total, aparecen los murciélagos, incluso por delante de los reptiles. “Las observaciones abren nuevos caminos para los estudios sobre la dieta y los modos de caza de los murciélagos, pero, a mí modo de ver, los ataques a los nidos podrían ser fortuitos y ocasionales”, comenta el biólogo Renato Gregorin, de la Universidad Federal de Lavras (Ufla), experto en esos mamíferos alados, quien no participó en el estudio.
Proyecto
Predadores al tope de la cadena alimentaria (nº 10/52315-7); Modalidad Ayuda a la Investigación – Regular; Investigador responsable Pedro Manoel Galetti Junior (UFSCar); Programa Biota; Acuerdo CNPq – Sisbiota-Brasil; Inversión R$ 818.991,03
Artículo científico
PERRELLA, D. F. et al. Bats as predators at the nests of tropical forest birds. Journal of Avian Biology. 1º dic. 2019.