Una investigación desarrollada como parte de las actividades de un proyecto sobre patrimonios museológicos identificó recientemente una colección integrada por 28 grabados estadounidenses que estaban almacenados desde hace más de seis décadas en la reserva técnica del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de São Paulo (MAC-USP). La colección hallada, una donación que realizara a Brasil el empresario y político estadounidense Nelson Rockefeller (1909-1979), en 1951, demuestra que el grabado funcionó como plataforma inicial para la circulación de la producción artística de Estados Unidos en la escena nacional. Parte de esos trabajos se encuentran expuestos en la muestra intitulada Atelier 17 e a gravura moderna nas Americas, organizada por el MAC-USP en una labor conjunta con Terra Foundation for American Art. La exposición, abierta al público hasta el 2 de junio, también reúne grabados de instituciones tales como el Brooklyn Museum y el Art Institute of Chicago.
“Hasta la década de 1950, el panorama artístico brasileño estaba enfocado en la producción europea. El hallazgo de ese conjunto de grabados constituye la evidencia de un momento en que el arte estadounidense comenzó a circular de manera más intensa en Brasil”, comenta Ana Gonçalves Magalhães, vicedirectora del MAC, recordando que las colecciones del Museo de Arte Moderno (MAM) y del Museo de Arte de São Paulo (Masp) estaban constituidas fundamentalmente por trabajos de artistas europeos. Magalhães coordina el proyecto de investigación que identificó las obras.
La colección de grabados, producida entre 1910 y 1960, había sido expuesta solo una vez luego de haber sido donada por Rockefeller, en la muestra Gravadores norte-americanos, organizada por el MAM pocos meses antes de la primera Bienal de São Paulo, en 1951. Luego de ese evento, el conjunto quedó guardado en la reserva técnica del MAC-USP. “La historiografía sabía de la existencia de algunos de esos grabados, pero desconocía que los mismos formaban parte de una colección, que fue pensada y donada a Brasil como parte del empeño estadounidense por ampliar la circulación de obras de arte de su país en territorio brasileño”, explica Luiz Claudio Mubarac, docente de artes plásticas de la Escuela de Comunicaciones y Artes (ECA) de la USP, quien no participa en el proyecto.
La donación fue realizada por intermedio del equipo curatorial del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) y está compuesta por obras que se realizaron a partir de técnicas y parámetros estéticos de grabado producidas en Estados Unidos al final de la década de 1940. La mayor parte corresponde a artistas vinculados al Atelier 17, del británico Stanley William Hayter (1901-1988). Hayter fundó el Atelier 17 en París, en 1927, pero en 1940, después de la invasión de los nazis a Francia, se mudó a Nueva York. “El estudio era un espacio experimental de nuevos procedimientos y métodos y congregaba a artistas inmigrantes y mujeres”, informa la periodista Carolina Rossetti de Toledo, autora de la investigación de maestría en cuyo marco se identificó la colección y una de las curadoras de la exposición, junto con Magalhães.
Rossetti de Toledo, quien también realiza un doctorado en el Programa Interunidades en Estética e Historia del Arte de la USP, relata que la colección fue enviada con el objetivo de contribuir al patrimonio del primer museo de arte moderno del país. Como parte de ese afán, Rockefeller ya había donado en 1946 un conjunto de 14 obras. “El envío de las obras de arte formó parte de una estrategia de aproximación cultural, política y económica en el marco de la posguerra. Las donaciones de Rockefeller apuntaban a ampliar la influencia de Estados Unidos en la escena latinoamericana”, dice. Ambas colecciones fueron transferidas al MAC-USP en 1963, año de la fundación del museo, cuyo patrimonio hoy en día está compuesto por alrededor de 12 mil obras.
La curadora recuerda que después de la Segunda Guerra Mundial, la economía de Estados Unidos atravesaba un período de crecimiento, atrayendo a intelectuales y artistas europeos al país. “El arte gráfico es un soporte de bajo costo, de producción rápida, enfocado en la reproducibilidad en serie, algo que posibilitaba, ya en ese entonces, ampliar la capacidad de difusión del arte moderno”, dice Rossetti de Toledo. Según la investigadora, en 1945 se podía adquirir un grabado premiado de Hayter, tal como fue el caso de Tarantelle, por 45 dólares. Aparte de las que concretó en museos y archivos de periódicos brasileños, Rossetti de Toledo realizó investigaciones en el Rockefeller Archive Center, en Nueva York.
Estudios efectuados en archivos museológicos evidencian aspectos poco conocidos de la historiografía artística brasileña
Grabadores brasileños
Hasta 1808, cuando la familia real portuguesa se radicó en Brasil, las actividades de impresión estaban prohibidas en el país. Por esa razón, el desarrollo de las primeras imprentas comenzó recién durante la segunda mitad del siglo XIX. “El panorama nacional es muy diferente al europeo, donde la tradición del grabado data del siglo XV”, compara Mubarac, de la ECA-USP. A su juicio, a causa de estas características, el trabajo de grabadores brasileños pioneros tales como Carlos Oswald (1882-1971), Lívio Abramo (1903-1992) y Oswaldo Goeldi (1895-1961) también está signado por un carácter experimental.
Magalhães, del MAC-USP relata que algunos artistas brasileños mantuvieron contacto con el Atelier 17 por medio de becas de estudio y viajes; otros mediante el acceso a libros de Hayter y en las bienales de São Paulo, en exposiciones de grabadores ligados al grupo de los artistas estadounidenses. “En 1951, luego del retorno de Hayter de Estados Unidos a París, Lívio Abramo y Geraldo de Barros (1923-1998), por ejemplo, viajaron a Francia y tuvieron acceso a los equipos de impresión y conocieron las técnicas que circulaban en el estudio”, relata.
Una revisión de la historia
Así como la colección de grabados, las investigaciones efectuadas como parte del proyecto coordinado por Magalhães han revelado aspectos desconocidos de la historiografía artística brasileña. Paulo César Garcez Marins, también integrante del equipo del proyecto y docente del Museo Paulista, estudia la configuración del imaginario brasileño a partir de la figura del bandeirante. Según él, no se conservan retratos de esos exploradores pioneros que se hayan realizado durante el período colonial, de forma tal que las características que hoy en día se asocian con esa figura quedaron determinadas por los trabajos a pedido del Museo Paulista realizados durante las primeras décadas del siglo XX. “En su mayoría mestizos, la imagen de los bandeirantes como hombres blancos de mediana edad, con la barba crecida, botas de caña alta y chaleco se difundió por todo Brasil por medio de estampillas, monedas y manuales didácticos, que reproducían las obras de arte de las colecciones del museo”, comenta. Según Marins, el origen de la imagen más emblemática de lo que sería la pieza de indumentaria característica de los bandeirantes –el jubón cosido en rombos– sería la pintura encargada por el museo en 1920 a Oscar Pereira da Silva (1867-1939), que estaba basada en una obra de 1843 del francés Jean-Baptiste Debret (1768-1848). “El cuadro intitulado Combate de Botocudos em Mogi das Cruzes se transformó en una referencia iconográfica y pasó a definir la imagen de la vestimenta del bandeirante”, dice.
Ana Magalhães, a su vez, desarrolló un estudio para identificar cómo la obra Formas únicas de continuidad en el espacio, del futurista italiano Umberto Boccioni (1882-1916), llegó a Brasil. El original en yeso, que actualmente forma parte del patrimonio del MAC-USP, es una de las 11 piezas que el artista exhibió en una muestra de escultura futurista que se realizó en París en 1913. “Luego de su muerte quedaron solamente tres de los yesos que él había expuesto en esa muestra. Nos propusimos determinar si el ejemplar del MAC-USP era uno de ellos”, dice la investigadora. Por medio de estudios interdisciplinarios que implicaron análisis por rayos X y técnicas de lectura de materiales, pudo establecerse que la escultura en yeso de la colección del MAC-USP es, de hecho, aquella que fue exhibida por el artista en aquella ocasión.
Cuando Boccioni falleció, la escultura fue vendida a una aristócrata de Milán y después, al poeta futurista Filippo Tommaso Marinetti (1976-1944). En 1952 la adquirió Francisco Matarazzo Sobrinho (1898-1977) y la donó a la colección del MAC-USP en 1963. “Los historiadores del arte suelen tratar a eventos tales como la adquisición de la obra de Boccioni o la donación de grabados de Rockefeller como temas aparte de la historiografía artística brasileña, pero las revisiones que se efectúan sobre ese patrimonio evidencian que ellos deben ser considerados como parte de esa misma historia”, concluye Magalhães.
Proyecto
Recolectar, identificar, procesar, difundir: El ciclo curatorial y la producción del conocimiento (nº 17/07366-1); Modalidad Proyecto Temático; Investigadora responsable Ana Gonçalves Magalhães (USP); Inversión R$ 1.840.776,89