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CAMINOS COMPLEMENTARIOS

Un pie en tierra y otro en el mar

Un oceanógrafo conjuga su vida académica con su empresa de buceo científico

Jasão: en Cananeia, instalando un medidor de las corrientes marinas

Archivo personal Jasão: en Cananeia, instalando un medidor de las corrientes marinasArchivo personal

“Me voy”, dijo Rodolfo Jasão Soares Dias al abandonar su empleo como programador en un banco en São Paulo. Siguiendo el derrotero de su padre, que había dejado su trabajo en un banco para estudiar odontología, Jasão, como se lo llama, se percató de que también podía hacer lo que le gustaba: bucear (él buceaba desde niño, junto a su padre, en el litoral paulista). Fue buzo profesional en plataformas de petróleo en alta mar durante dos años; nuevamente notó que el trabajo se le hacía insoportablemente rutinario, por eso renunció y se fue a trabajar como instructor de buceo recreativo en el archipiélago Fernando de Noronha y en Arraial do Cabo, en el litoral de Río de Janeiro. “Me estoy yendo”, dijo otra vez, cuando decidió estudiar con ahínco para rendir el examen de ingreso de oceanografía en la Universidad de São Paulo.

En 2007, al comenzar la carrera, él contaba con 27 años. “Mi anhelo era hacer investigación submarina”, dijo, luego de haber participado en colectas submarinas junto a biólogos en Rio das Ostras y Macaé, en las costas de Río de Janeiro. Jasão se asombró al comprobar que el buceo estaba poco difundido en el Instituto de Oceanografía, pero poco a poco comenzó a ayudar a los docentes y a los compañeros en la recolección de sedimentos y organismos marinos.

Para aprender lo máximo posible, participó en todas las expediciones que pudo a lo largo de la carrera. Ese conocimiento le resultó útil inmediatamente después, cuando fundó una empresa de buceo científico y servicios submarinos denominada Subgeo, pues le permitió planificar mejor el tiempo y prever las dificultades del trabajo que se proponía realizar. Jasão y Hélio Teruo, también oceanógrafo, los dos únicos que trabajan en ella, trabajan al menos seis horas por día para atender los pedidos de recolección de sedimentos, fotografía y filmación submarina, instalación o retiro de instrumental y mapeos que les solicitan empresas, institutos de investigación y universidades.

El resto del día y de la noche lo emplean en tareas académicas: ambos cursan una maestría en oceanografía en la USP. Y viajan mucho. “Un día estamos en la Antártida, un sitio maravilloso”, dice Jasão, “y al día siguiente en Cubatão, en el puerto de Santos, contaminado y maloliente”.

Para optimizar las recolecciones, él ideó un equipamiento más sencillo y liviano que los usuales, que consta de un largo tubo de plástico rígido, con bridas y un lastre, que le permite recoger muestras de sedimentos en las denominadas aguas negras, con visibilidad nula, como las del puerto de Santos. “En tales circunstancias, se necesita contar con gran autocontrol, pues la falta de visibilidad inquieta bastante a la mayoría de la gente, además de las ramas y las raíces pegadas en el fondo”.

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