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Literatura

Un tema brasileño con acento alemán

Elaboran un proyecto de rescate de la literatura brasileña de expresión germánica

REPRODUCCIÓN DEL LIBRO "O BRASIL DOS VIAJANTES"/ANA MARIA DE MORAES BELLUZZO/FLORESTA BRASILEIRA, 1864/MARTIN JOHNSON HEADELa pequeñez del hombre frente a la naturaleza: perderse en el paraísoREPRODUCCIÓN DEL LIBRO "O BRASIL DOS VIAJANTES"/ANA MARIA DE MORAES BELLUZZO/FLORESTA BRASILEIRA, 1864/MARTIN JOHNSON HEADE

Cuando Goethe (1749-1832), en Wilhelm Meister, liberó a sus compatriotas germánicos, con un “apuraos a emigrar”, en 1821, uno de los destinos privilegiados fue precisamente Brasil, que era viso por éstos como El Dorado, una nueva Canaán, con sus selvas encantadas e intactas y su naturaleza exuberante y bella. El país aparece en los sueños del héroe de la novela Simplicius Simplicissimus, de Grimmelshausen, de 1688, como una tierra de libre comercio, de paz y abundancia, de animales exóticos y hartura, una especie de paraíso terrestre, y ese imagotipo, o el estereotipo de una nación, impregnaría el imaginario alemán durante largos siglos, a punto tal de hacer nacer toda una literatura germánica basada en Brasil. O mejor dicho, una literatura brasileña de expresión alemana, ya que fue elaborada por los inmigrantes y sus descendientes y tiene su continuidad hasta los días actuales; y por cierto: intitula un proyecto de investigación que agrupa a investigadores de la USP bajo la coordinación de Celeste Ribeiro de Sousa, docente jubilada de esa universidad paulista, junto con el Instituto Martius-Staden. 

“Se pretende recuperar el archivo de esta producción literaria, sus autores y obras, rescatar ese universo, traducirlo y ponerlo online para facilitar el acceso por parte de investigadores interesados en trabajar con ellos. Los textos literarios producidos están dispersos en una gran cantidad de Kalender (libros almanaques que en el pasado eran comúnmente publicados en la colonia alemana) y en una enorme cantidad de periódicos. Cuando empecé con el proyecto pensé en comenzar con la primera generación de inmigrantes, luego pasar a la siguiente y así sucesivamente, pero eso parecía inviable. ¿Cómo saber quién era de qué generación si no se sabía el total de autores y obras? Es un trabajo de relevamiento intrincado, que avanza lentamente. Somos tan sólo 12 investigadores, la mayoría doctores, y una investigadora alemana, de la Universidad de Viena, pero es poco dada la magnitud del proyecto”, comenta Celeste. Una vez localizados los textos, es preciso centralizar un polo de referencia para la información sobre el tema, de modo tal de evitar repeticiones y facilitar el acceso por parte de los investigadores al material online. Una vez hecho esto, la tercera etapa es la confección de una historia de la literatura brasileña de expresión alemana. El proyecto se puso en marcha en 2006, cuando quedó listo el e-libro sobre Alfred Reitz (1886-1951), y, actualmente están listos los  archivos de Robert Weber (1895-1975), Hilda Siri (1918-2007) y Matthaeus Braun (1872-1954), y están cerca de su finalización los de Karl von Koseritz (1830-1890), Elly Herkenhoff (1906-2004), Georg Knoll (1861-1940), Margret Kuhlmann (1892-1984) y Wilhelm Rotermund (1843-1925). 

“La grande mayoría de los brasileños desconoce por completo esta producción literaria, silenciada por la barrera del idioma y también por otros motivos, como la persecución getulista [en referencia a Getúlio Vargas] contra esta minoría étnica a la que se le prohibió usar la lengua alemana. Pienso que al poner online los  textos originales y algunas de sus traducciones será posible llevar a las aulas este segmento casi desconocido de la cultura y de la literatura. Cabe recordar que esta literatura en lengua alemana no fue escrita solamente por inmigrantes de lengua alemana; fue elaborada también por sus descendientes, que siguieron cultivando la lengua y la cultura de la patria de sus ancestros. Por cierto, esta cuestión no es sencilla. Según el jus solis, es brasileño todo individuo que nace en Brasil. Según el jus sanguinis es alemán todo individuo nacido de madre y padre alemanes”, explica Celeste. De allí, sigue la investigadora, que la gran mayoría de los inmigrantes, aunque tenga en Europa diferentes procedencias, enseguida desarrolló en Brasil la adopción de un sentimiento de pertenencia conocido como Deutschtum, que se puede  traducir como germanidad, o el sentimiento de “ser alemán”, un sentimiento transmitido y propagado por periódicos, folletos, almanaques y textos literarios de ficción. Ese Deutschtum llega incluso a sufrir alteraciones con el correr del tiempo, siendo caracterizado posteriormente como Deutschbrasilianertum o teuto-brasileñidad. “Este sentimiento conlleva, subyacente a la ideología, la idea de solidaridad e igualdad entre los que participan de una identidad étnica común, y una oposición en relación al que tiene una identidad nacionalista transformada o modificada en ideología étnica”. Esto era comprensible en aquellos tiempos. “Si hoy en día las personas se mueven desde las llamadas periferias hacia las metrópolis, en donde anhelan integrarse, incluirse, en el siglo XIX la gente dejaba las periferias de las metrópolis, y el campo, para asentarse en mundos intocados, donde supuestamente era posible empezar de cero. En ese contexto, muchos alemanes llegaron a Brasil a partir de 1824, fecha que señala el comienzo de la inmigración alemana a nuestro país”, sostiene Celeste. Más allá de la fecha, la presencia de gente de lengua alemana se concreta casi que simultáneamente al descubrimiento y sigue hasta 1818, con la llegada a la Corte de don João VI de doña Leopoldina, la hija de Franz I de Austria, para desposar a don Pedro I, con lo cual las tierras brasileñas se tornan visibles en Europa y se conviertne en referencia para la llegada al país de científicos y artistas germánicos, como así también de una gama de otros inmigrantes del mismo origen (basta con recordar la fundación de la ciudad de Nova Friburgo, en 1819). 

LAGOA RODRIGO DE FREITAS, 1844/EDUARD HILDEBRANDTLos inmigrantes se enteraron del nuevo país como una tierra de grandezaLAGOA RODRIGO DE FREITAS, 1844/EDUARD HILDEBRANDT

Imaginario
Con todo, en 1824 se oficializa la inmigración y llegan alrededor de 350 mil alemanes procedentes de diversos puntos. “Los inmigrantes de lengua alemana no cargaron acá solamente la idea del Deutschtum, sino que a su vez trajeron en su imaginario una ‘archimagen’ fantasiosa de Brasil, que habían adquirido ya sea por la vía narraciones de viaje en idioma alemán o de textos de la propia literatura alemana, imagen ésta que fue realimentada por la propaganda elaborada en Brasil y circulante en los países de habla alemana, principalmente en los tiempos de los emperadores don Pedro I y don Pedro II”, comenta la investigadora. “Yo te saludo, sagrada tierra del Crucero,/ otrora Santa Cruz, descubierta por Lusitania./ Sublime despuntas tú del mar,/ comparable al paraíso,/ imaginado para que al corazón/ la nostalgia no lo corroyese,/ a fin de que el más allá no se volviese/ un delirio para nosotros”, escribió Georg Knoll (1861-1939) en Brasilíade. Difícil imaginar un alemán perdiendo sin razón su razón, pero ese poema, uno entre tantos, muestra el entusiasmo por el paisaje brasileño de un poeta nacional de expresión alemana. De cierta forma, es entendible tal entusiasmo de la primera generación de esa literatura de expresión alemana; basta con verificar lo que sucedía en la propia Federación Alemana, ya que aún no existía Alemania. Entre los años 1815 y 1848, recuerda la investigadora, el período conocido como Vormärz, se realizaron diversas reformas en la federación germánica, en especial, se le exigió que se transformase en un Estado unitario fundamentado en un Parlamento, y entonces surge una solidaridad entre las capas burguesas oprimidas contra las fuerzas monárquicas, que impiden la unificación y el desarrollo económico de las poblaciones. En el campo, entre los campesinos, impera la miseria. “La Revolución Industrial llegó tarde a Alemania, debido a ese despedazamiento político, que creó muchas barreras aduaneras a la circulación de mercaderías, hecho que, aliado a la entrada fácil de bienes de consumo extranjero, hizo que la miseria proliferase en el país. En el Imperio brasileño había un proyecto de estimular la llegada de inmigrantes, y con la presencia de doña Leopoldina, se privilegió la entrada de gente de habla germana. Junto con las personas llegaron animales y plantas típicamente europeos para que se aclimatasen en Brasil”. El país surge entonces, sostiene Celeste, ante los ojos de los inmigrantes como el paraíso en la tierra, un refugio hacia donde correr, ya sea para enriquecerse o para huir de la Justicia europea o de la discriminación social, o para escapar de las guerras. 

“Existen narraciones de inmigrantes que ilustran su decepción una vez pasado ese entusiasmo inicial, la rotura del imagotipo de modo claro, como por ejemplo en el cuento de Otto Grellert, de 1954, A cada um seu paraíso, en el cual un pastor enviado a predicar en las iglesias bautistas de las colonias brasileñas revela la historia de personas de lengua alemana atraídas al Brasil por ofertas extravagantes publicadas en periódicos. ‘¡Alemán! ¿Por qué trabajas como un siervo para señores extraños? ¿Por qué sufres de hambre todavía en un mísero pedazo de tierra? ¡Vente al Brasil! El país más rico del mundo te espera, con sus selvas inconmensurables. Allá puedes, tú también, convertirte en señor, con suelo y tierra tuyos. Las mejores tierras de Brasil están siendo parceladas y vendidas en estos días. Está siendo demarcado el lugar donde ha de construirse la ciudad más moderna, con iglesias, hospitales, escuelas, bancos y comercios. El planeamiento ya ha concluido. Carreteras anchas y excelentes serán construidas pronto, y también se podrá contar en breve con la construcción del ferrocarril’. Y esa gente, que a comienzos del siglo XIX atravesaba una situación económica precaria en Europa, vino efectivamente a Brasil y también fue a otros países. Si le prestamos atención a la propaganda, vemos que en presente están solamente los verbos relativos a la planificación, a las ideas en el papel; los demás verbos están en futuro, todo son promesas. No obstante, en la cabeza de las personas que ambicionan una vida mejor, las promesas son imaginadas como concreciones”, analiza Celeste. “Entre el emisor del mensaje y su receptor se crea un ruido enorme, traducido en el cuento como una enorme rotura de expectativa al contacto con Brasil. Buscan la modernísima ciudad y solamente encuentran el sitio aún cubierto de selva; buscan las carreteras anchas y solamente encuentran senderos; buscan las escuelas y ni señales de ellas, etc. Sin embargo, enfrentan la realidad, pues no hay dinero para volverse. Y en ese embate con la selva, terminan logrando construir una casita de madera, hacer un jardín, plantar unos frutales, y en medio a ese proceso, terminan por desarrollar un amor a su propiedad, que se extiende al país de adopción”, dice la autora. 

CACHOEIRA DE PAULO AFONSO, PERNAMBUCO, 1850/E.F.SCHUTEInmensidades que recordaban paisajes romanticos de Caspar David FriedrichCACHOEIRA DE PAULO AFONSO, PERNAMBUCO, 1850/E.F.SCHUTE

Carencia
La concentración en áreas restringidas, aisladas de la sociedad brasileña, facilita el mantenimiento de las costumbres y el uso cotidiano de la lengua alemana. La carencia de servicios públicos lleva a la formación de una organización asistencial comunitaria y a la creación de una red escolar particular, la “escuela alemana, creada para atender las necesidades de la enseñanza elemental, pero que poco a poco va adquiriendo facciones étnicas, como instrumento de germanidad, de perpetuación de la lengua y de la cultura alemana. En el Deutschtum, el idioma está en primer lugar: es un rasgo fundamental de la identidad alemana, de la raza, la sangre o el origen étnico. A partir de la lengua se pueden leer los llamados anuarios o Kalender que transmiten los patrimonios de germanidad o de teuto-brasileñidad. En ellos coexiste el amor a la patria de origen y al Brasil, y es en estos libros (de hasta 200 páginas y tirajes superiores a 12 mil ejemplares), junto con los periódicos, que se transmitirán los cuentos, las historias y las poesías de la literatura nacional de expresión alemana. Los primeros datan de 1870, llegan a durar hasta los años 1970 y son los principales divulgadores de la cultura germánica en suelo brasileño hasta la prohibición del uso del idioma alemán en cualquier actividad cultural o social, así como el cierre de todas las escuelas alemanas, en 1939, durante el Estado Novo, cuando, según sostiene la investigadora Valburga Huber, de la UFRJ, ese patrimonio cultural mixto es  desmantelado, al cabo de un siglo de florecimiento. “Por lo tanto, luego del movimiento de nacionalización getulista, existe una laguna cultural y sólo lentamente se vuelve a escribir en alemán nuevamente pero son pocos los medios de difusión que sobreviven a la Segunda Guerra Mundial, y esta literatura reaparece, mucho más frágilmente, generalmente en las ciudades más grandes”, sostiene Valburga. De cualquier manera, el sentimiento de germanidad era demasiado fuerte como para ser erradicado. Siguió presente por ejemplo, como acota Celeste, en la manutención de las costumbres alemanas durante la Navidad, como por ejemplo en el cuento Imigrantes, de Gertrud Grima, ella misma, una inmigrante: “Y así fue como llegó la primera Navidad en el extranjero. Bajo el sofocante calor del verano, contemplando el pino modestamente adornado, todos sentían nostalgia del inverno en el antiguo hogar y del perfume aromático del árbol de la Navidad alemana, y muy despacito, conteniendo el llanto, cantaban tristemente la bonita canción de Navidad alemana ‘Noche serena, noche sagrada’”. 

Si bien no existe una relación directa entre la producción de los inmigrantes y la visión de los alemanes sobre Brasil, Celeste observó puntos en común entre ambas literaturas y la forma en que el espacio brasileño es visto por los extranjeros y por los brasileños de expresión alemana ora como un paraíso terrestre (con elementos de bucolismo, refugio político y fuerza telúrica productiva), ora como un paraíso interior (de fuga de las presiones sociales y políticas en la tierra natal o búsqueda de la perfección como ser humano, cercana a la experiencia de lo sagrado) o aun como paraíso destruido asociado a la idea de destrucción de la naturaleza y de los problemas sociales de las ciudades. Un ejemplo notable y poco conocido es la trilogía de libros escrita por Alfred Döblin (1878-1957) entre 1935 y 1937 que, a partir de 1963, se hizo conocida como la novela Amazonas, una imagen de aquello que podría haber sido la conquista de América, con derecho a todos los efectos de copia y estructura interna revolucionaria bajo los moldes de su Berlin Alexanderplatz. Está también la historia de la rebelión de las mujeres de una nación indígena, capitaneadas por Toeza, la mujer del cacique, que deciden matar a los maridos y prescindir de los hombres; hay jesuitas al mando de Manoel da Nóbrega que dejan São Paulo e intentan crear una Canaán indígena, una narración de las primeras reducciones jesuíticas en la región del río Guairá y de su fracaso con el paraíso perdido; hay historias desconocidas acaecidas en São Paulo y así sucesivamente. 

”Los conceptos intrínsecos en su trilogía sudamericana son: la falencia del proyecto europeo de civilización, la esperanza que puede residir en el proyecto primitivo de vida, consustanciado en un mundo en que los hombres se sienten parte integrante de la naturaleza y la aceptan, con todo lo que ella tiene de atracción fatal. Al fin y al cabo, no hay salvación para nadie. No hay salvación para los indios: perseguidos durante siglos por los europeos, solamente encuentran la tierra sagrada de sus mitos a través de la muerte. No hay salvación para los europeos: con sus mitos olvidados, su creencia en la fuerza irrefrenable del progreso material los arrastra hacia un fin sin gloria, aunque intenten refugiarse en el mundo mítico de los indígenas”, analiza George Sperber, de la USP. Sea donde sea, los alemanes buscaban su Canaán donde pudieran cantar, al lado del pinito, su “O, tannenbaum!”

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