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Epidemiologia

Un veneno contra protozoarios

CARLOS JARED/INSTITUTO BUTANTANEn sus andanzas por la región seca del nordeste brasileño conocida con el nombre de Caatinga, el biólogo Carlos Jared, del Instituto Butantan, ha encontrado sapos que sobrevivieron tres años enterrados en el lecho seco de los ríos. Con base en lo que conoce de la biología de estos animales y de los parásitos que pueden atacarlos en un ambiente húmedo, Jared sospechó que la piel de los anfibios debería producir potentes antimicrobianos. Con André Tempone, del Instituto Adolfo Lutz de São Paulo, Jared extrajo de la secreción de glándulas de la piel del sapo cururú (Rhinella jimi) dos esteroides: la telocinobufagina y la helebrigenina. En pruebas de laboratorio, ambos mataron al Leishmania chagasi, el parásito causante de la leishmaniasis visceral, que afecta a dos millones de personas en el mundo. La helebrigenina eliminó al Trypanosoma cruzi, causante del mal de Chagas. Los esteroides no dañaron las células de mamíferos, de acuerdo con un artículo publicado en Toxicon. “Estamos estudiando la posibilidad de sintetizar estas moléculas, para hacer pruebas en animales infectados con parásitos”, dice Tempone, quien intenta desarrollar fármacos contra enfermedades olvidadas.

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