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COSMÉTICOS

Una asociación exitosa

Investigadores externos contribuyen en las innovaciones de Natura

YAMADA TARO / GETTY IMAGESLa unión del conocimiento académico con las demandas de Natura, la mayor productora brasileña de cosméticos, ha generado resultados alentadores, que benefician a ambos lados. Nuevas especies aromáticas autóctonas del bosque atlántico con potencial para la fabricación de aceites esenciales y productos medicinales, principios activos extraídos de plantas y algas con poder antioxidante para el desarrollo de productos cosméticos, además de nuevas técnicas y procesos de análisis más sencillos y más baratos para la evaluación de la eficacia de productos son algunos de los ejemplos de esta exitosa asociación. “Es un tipo de colaboración en la cual todos ganan”, dice el profesor Anderson Zanardi de Freitas, del Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (Ipen), ganador del Premio Natura Campus de Innovación Tecnológica en su edición 2010, con el proyecto intitulado “Evaluación del uso de la tomografía de coherencia óptica en dermatología”. “La empresa invirtió en el desarrollo de la técnica en el laboratorio del Ipen, con tecnología totalmente nacional, para realizar ensayos de eficacia de productos, y también contrató a uno de mis alumnos de doctorado para trabajar en el área dentro de Natura”, dice Freitas.

El primer contacto de la empresa con Freitas se concretó en 2006, después que un investigador de Natura supo de la técnica denominada tomografía de coherencia óptica en un congreso de dermatología realizado en Estados Unidos. “Es una técnica no invasiva que permite ver en tiempo real la imagen de los tejidos biológicos con la misma resolución de un microscopio óptico”, explica Freitas, quien en ese momento se abocaba a su doctorado en el área. “El resultado de mi doctorado fue el primer tomógrafo de coherencia óptica de Brasil”, dice. Natura consultó al investigador pues pretendía desarrollar una metodología destinada a verificar la eficacia de los productos cosméticos que produce. “Los ensayos se hacían en Alemania, porque no existía una técnica que permitiera hacer eso en Brasil”, informa Freitas. El proyecto resultó en el desarrollo de una metodología y de un software que logran chequear en tiempo real la eficacia de los productos.De ese modo, la empresa logró acelerar el proceso de evaluación y reducir los costos, ya que la evaluación hecha en Alemania era cinco veces más cara. “Natura compró un sistema de tomografía comercial y abrió una línea de investigación de tomografía óptica que considero que es lo más importante del proyecto”, dice Freitas. El investigador cree que el primer lugar del premio, lanzado en 2007 y concedido cada dos años, se debe a la facilidad de empleo de la técnica, que si bien es compleja, no reviste grandes secretos a la hora de su aplicación en la industria.

Natura ocupó el primer lugar entre las empresas del sector farmacéutico y de cosméticos en el ranking de las 25 compañías brasileñas seleccionadas con base en sus ingresos y por su desempeño durante la década, publicado en la edición especial del periódico Valor Econômico en 2010. La empresa obtuvo ingresos netos por valor de 5.100 millones de reales en 2010, un 21,1% superiores a los del año anterior. La inversión en investigación y desarrollo fue del 2,8% de dichos ingresos. La segunda empresa brasileña del sector cosmético, O Boticario, obtuvo ingresos netos por 422,8 millones de reales en 2009 y un crecimiento del 15,8% con relación al año anterior, según la publicación. En la lista de los 10 mayores mercados consumidores de productos de higiene, perfumería y cosméticos, Brasil ocupa el tercer lugar, con un movimiento de 37.400 millones de dólares el año pasado, correspondientes al 10% mundial (de 374.300 millones de dólares), según datos de la empresa Euromonitor International. El liderazgo le corresponde a Estados Unidos, con 59.800 millones de dólares, seguido por Japón, con 43.800 millones de dólares.

068_Natura_NOVO_183El desarrollo de una metodología estándar para las pruebas in vitro que se utilizan en la industria dermatológica y cosmética con el objetivo de evaluar la seguridad de nuevos principios activos le valió a la profesora Maria Vitoria Bentley, de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de la localidad de Ribeirão Preto de la Universidad de São Paulo (USP), el segundo lugar del premio Natura Campus. “En las pruebas in vitro, con membranas de animales o con piel humana, logramos evaluar el grado de penetración de una sustancia en la piel, en qué capa permanece retenida o incluso si podrá contar con una absorción sistémica”, dice la investigadora, quien coordina el Centro de investigación de Permeación Cutánea de la universidad y trabaja desde hace 20 años en el área. Maria Vitoria recibió hace tres años una invitación de Natura para hacer un estudio interlaboratorios en el cual participaron el laboratorio de la USP, considerado una referencia en dicha área de investigación, un laboratorio particular y la propia empresa. “Cada uno realizó los ensayos en su respectivo laboratorio, y éstos luego se compararon y con base en ello definimos una metodología estándar, validada, para que los productos cosméticos sean todos evaluados de la misma manera con respecto a la permeación cutánea”. La importancia del trabajo repercutió en la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), que está elaborando una revisión de las normas exigidas para los productos aplicados en la piel que lanza laindustria farmacéutica y cosmética, para lo cual cuenta con la colaboración de la profesoraMaria Vitoria.La metodología hace posible evaluar la eficacia de un sistema de liberación controlada de principios activos con nanotecnología en cremas antiarrugas y otros productos, por ejemplo.

ANDRE BENEDITOTrompillo (Guarea macrophylla): selección olfativaANDRE BENEDITO

Aceites esenciales
La asociación de Natura con los investigadores externos comprende también una inmersión en la biota del bosque atlántico, tal como lo muestra una extensa investigación llevada a cabo por laprofesora Márcia Ortiz, del Instituto Agronómico de Campinas (IAC), interior paulista. Dicho estudio, que se extendió por tres años y contó con la participación de 25 personas, involucró a expertos de varias áreas del conocimiento y también de la empresa en la selección de aceites esenciales de especies autóctonas con potencial olfativo y actividad biológica. El proyecto, que empezó a elaborarse tímidamente dentro del IAC, cobró fuerza en marzo de 2003, cuando Natura emitió el primer llamado en asociación con la FAPESP destinado a investigaciones sobre biodiversidad financiadas por el programa Asociación para la Innovación Tecnológica (Pite). Desde entonces, el programa financió 10 proyectos de investigación, de los cuales ocho han concluido y dos están en marcha aún.La inversión total de la Fundación es de 1.374.696,27 reales.

“El Pite fue un gran hito y le dio la inspiración a la empresa para lanzar el Natura Campus, en 2006, que es un programa de flujo continuo”, dice el biólogo Gilson Manfio, gerente de Innovación de la empresa. En esa modalidad, las asociaciones se concretan de diversas maneras. Algunos temas de interés para proyectos de investigación en asociación aparecen el sitio web, pero la empresa también manda a sus representantes a las universidades o propone colaboraciones con investigadores seleccionados. “De haber una línea de investigación interesante, planteamos una asociación”, dice Manfio. La empresa puede también licenciar tecnologías listas. El programa tiene su foco en cuatro áreas: tecnologías sostenibles, materias primas con propiedades sensoriales (relativas al olfato), principios activos para la piel y el cabello e investigación abocada al bienestar del consumidor.

“La bioprospección del potencial aromático de especies autóctonas del bosque atlántico involucró no solamente la parte química, olfativa, genética y taxonómica y la fisiología de las plantas, sino también la propagación de las especies seleccionadas”, dice Márcia, quien concluyó el proyecto en 2008 y se alzó con el tercer puesto del premio. La propuesta presentada tenía como objetivo seleccionar muestras en las áreas autóctonas preservadas de la institución. El IAC forma parte de la Agencia Paulista de Tecnología de Agronegocios (Apta), dependiente de la Secretaría de Agricultura y Abastecimiento del Estado de São Paulo, que posee más de 20 propiedades rurales, muchas de ellas con áreas autóctonas. Debido a su carácter multidisciplinario, este estudio reunió a especialistas de las áreas de botánica, fitoquímica, fisiología y genética. En la primera etapa, que duró siete meses, se seleccionaron más de 100 especies de diversas familias botánicas con base en el criterio olfativo. Luego de la extracción del aceite esencial de todas las especies, la empresa efectuó la evaluación olfativa y el IAC verificó la composición química y la actividad antimicrobiana y antioxidante de los aceites esenciales.

En la segunda etapa del proyecto, los investigadores salieron nuevamente al campo para hacer nuevas recolecciones de las especies seleccionadas, tanto al nivel del mar como en el área central del estado. El objetivo era saber si la composición química de los aceites esenciales recibía el influjo de factores genéticos y ambientales. “La gran duda era si las especies seleccionadas de aparición en lugares distintos tenían composiciones químicas divergentes”, dice la investigadora. Y la respuesta es afirmativa. El estudio abarcó también la identificación de las especies, la observación en campo de los ambientes de aparición y la evaluación de la abundancia, la frecuencia y la dinámica demográfica de esas plantas en diferentes poblaciones. Simultáneamente, se efectuó un estudio de variabilidad química y genética mediante un marcador molecular para cada especie.

Sérgio Gallucci, gestor del área de investigación de la empresa, quien trabaja en el desarrollo de ingredientes con propiedades sensoriales, dice que la propuesta fue exitosa, pero que queda todavía un largo camino por delante. “Para que las sustancias seleccionadas se transformen en productos son necesarios varios estudios complementarios”, dice Gallucci. De las 100 especies iniciales, se seleccionaron 11 con potencial de uso cosmético y medicinal. “Como son nuevos ingredientes, debemos que tener certeza acerca de que son seguros para el consumo humano.”

Catiguá blanco (Trichilia elegans): aceite esencial

iacCatiguá blanco (Trichilia elegans): aceite esencialiac

Residuo aprovechado
Otro proyecto que involucra a una especie autóctona del bosque atlántico, conocida popularmente como passariúva (machimango, Sclerolobium spp.) y utilizada en carbonerías, también financiado por laFAPESP en asociación con Natura, comprobó que las hojas de este árbol contienen antioxidantes y pueden usarse en formulaciones cosméticas. La elección de esta planta obedeció a que las hojas constituyen un residuo descartado y también porque selecciones realizadas también en el ámbito del proyecto Biota de la FAPESP apuntaron su potencial antioxidante. “Caracterizamos químicamente el extracto de la planta y demostramos su potencial antioxidante”, dice el profesor Alberto José Cavalheiro, del Instituto de Química de la Universidad Estadual Paulista (Unesp) de Araraquara, interior paulista, coordinador del proyecto. “Se hicieron ensayos adicionales de toxicología que comprobaron la seguridad necesaria para su uso en formulaciones dérmicas”, informa Cavalheiro. Los resultados fueron inéditos y generaron una patente. La parte de investigación culminó en 2007 y se le entregó a la empresa, a la cual le compete el desarrollo final del producto. Este proceso puede extenderse durante cinco años.

“Algunas veces las plantas no son abundantes como para atender al lanzamiento de productos”, dice Gallucci. “En un 50% de los casos necesitamos montar la cadena de suministro vegetal”. Gallucci menciona como ejemplos algunos productos de éxito en el mercado, como los elaborados con castaña de Brasil, que cuentan con una cadena agronómica establecida, o con la pitanga, en cuyo caso fue necesario establecer una asociación con los productores para obtener la materia prima, que son las hojas del pitanguero, en cantidad suficiente como para su producción. “Las investigaciones con la pitanga empezaron en 2002, pero el producto salió recién en 2004”, informa. Aun cuando existe una cadena de suministro –y una investigación con resultados prometedores– puede suceder que el producto no conquiste al público.

Fue lo que sucedió con la pariparoba o santa maría, un arbusto originario del bosque atlántico que en estudios realizados en la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de São Paulo mostró actividad protectora contra los rayos ultravioleta tipo UVB, los más perjudiciales para la piel. Este descubrimiento resultó en una solicitud de patente y suscitó el interés de Natura, que licenció la tecnología para la utilización del extracto de la raíz en el desarrollo de productos de uso cosmético (lea más sobre el tema en Pesquisa FAPESP n° 105). En 2007, la empresa presentó un producto destinado al tratamiento del rostro a base de pariparoba como parte de la línea Ekos, basada en la biodiversidad brasileña. “El producto salió de línea al cabo de un tiempo porque no tuvo éxito en el mercado”, dice Manfio.

En compensación, la Chronos Passiflora, una crema antienvejecimiento cuya materia prima es el maracuyá, desarrollada en asociación entre el profesor João Batista Calixto, del Departamento de Farmacología de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), y Natura, es un éxito desde su lanzamiento en 2009. “Toda la investigación de comprobación de beneficios del producto estuvo a cargo del profesor Calixto”, dice Manfio. La empresa se incumbió de desarrollar la cadena de suministro del maracuyá. El grupo de investigación de Calixto también participó en el desarrollo del primer antiinflamatorio fitoterapéutico nacional, el Acheflan, que Aché sacó al mercado en 2005.

La biodiversidad abarca también investigaciones con macroalgas halladas en la costa brasileña. “Uno de los extractos obtenidos exhibió un excelente potencial para su uso en formulaciones destinadas a la protección solar”, dice el profesor Pio Colepicolo Neto, del Departamento de Bioquímica del Instituto de Química de la Universidad de São Paulo (USP), coordinador de un proyecto Pite en asociación con Natura. Algunas de las sustancias encontradas en las macroalgas brasileñas son los aminoácidos tipo micosporinas, un compuesto químico de bajo peso molecular sintetizado por algas y hongos con alta capacidad de absorción de la radiación ultravioleta, que fueron aislados y caracterizados por el grupo de Colepicolo Neto. Natura ha realizado ya las pruebas de estabilidad y la evaluación de citotoxicidad de la sustancia, que consiste en un ensayo en cultivo de células necesario para evaluar la biocompatibilidad de los materiales.

Red externa
Natura mantiene actualmente asociaciones con 18 universidades brasileñas, distribuidas en nueve estados. “Existe una interacción directa con investigadores y becarios de la red externa, un movimiento que abarca a una gran cantidad de personas”. El área de investigación y desarrollo de la empresa cuenta con 250 investigadores internos. El mayor laboratorio, de 80 mil metros cuadrados, está en Cajamar, en la Región Metropolitana de São Paulo. La empresa cuenta también con un laboratorio en la ciudad de Belém, en Pará, ligado a la jabonería de Benevides, cerca de las fuentes de las materias primas utilizadas en los jabones y aceites esenciales. Un tercer laboratorio en París, Francia, tiene por objeto el desarrollo de nuevas tecnologías de cosméticos. “Los investigadores de Natura desarrollan allí proyectos en asociación con instituciones francesas”, dice Manfio.

El modelo de negocios de laempresa, consistente en invertir en la innovación con base en sustancias de nuestra biodiversidad, se ha diversificado. “Este año vamos a expandir nuestras asociaciones con modelos nuevos”, dice Manfio. Un ejemplo de ello es un acuerdo con el Laboratorio Nacional de Biociencias (LNBio), uno de los tres laboratorios asociados al Centro Nacional de Investigaciones en Energía y Materiales, junto con el Laboratorio Nacional de Luz Sincrotrón y el Centro de Tecnología del Bioetanolde Campinas, interior paulista. Esta asociación prevé el establecimiento de una plataforma de screening (selección) de alta performance para probar principios activos para la piel y el cabello. Natura patrocina el centro de investigación dentro del laboratorio y comparte el uso de las instalaciones con el LNBio.

Los proyectos
1.
Bioprospección del potencial aromático de especies autóctonas del bioma bosque atlántico en el estado de São Paulo: aparición, taxonomía, caracterización química, genética y fisiológica de poblaciones (nº 2003/08896-1); Modalidad Investigación en Asociación para la Innovación Tecnológica (Pite); Coordinadora Márcia Ortiz Mayo Marques (IAC); Inversión R$ 228.660,74 (FAPESP) y R$ 207.301,34 (Natura)
2. Validación de Sclerolobium spp., como fuente de antioxidantes naturales cosméticos (nº 2003/08863-6); Modalidad Investigación en Asociación para la Innovación Tecnológica (Pite); Coordinador Alberto José Cavalheiro (Unesp); Inversión R$ 45.000,00 (Natura) y R$ 45.000,00 (FAPESP)
3. Algas marinas de la costa brasileña: aislamiento y caracterización de sustancias bioactivas con potencial uso en formulaciones cosméticas (nº 2003/08735-8); Modalidad Investigación en Asociación para la Innovación Tecnológica (Pite); Coordinador Pio Colepicolo Neto (USP); Inversión R$ 95.000,00 (Natura) y R$ 95.800,00 (FAPESP)

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