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COOPERACIÓN

Una colección viva

El director del Museo de Historia Natural de Londres visita Brasil en busca de asociaciones

La galería central, con el esqueleto del dinosaurio iluminado para la actividad nocturna

THE TRUSTEES OF THE NATURAL HISTORY MUSEUM, LONDONLa galería central, con el esqueleto del dinosaurio iluminado para la actividad nocturnaTHE TRUSTEES OF THE NATURAL HISTORY MUSEUM, LONDON

El director del Museo de Historia Natural de Londres, Michael Dixon, arribó a Brasil al comienzo del mes pasado para cumplir un periplo de 10 días que incluyó a São Paulo, Río de Janeiro, Minas Gerais y Brasilia. El plan: entrevistarse con científicos, representantes de museos y de organismos de fomento de la investigación. La primera estación fue la FAPESP, que cuenta con una cierta tradición en colaboraciones con el Reino Unido por medio de varios acuerdos firmados con universidades y con los consejos de investigación científica de ese país. “La FAPESP posee un modelo específico para trabajar en forma conjunta con otras organizaciones internacionales; podemos enfocarnos en ello y pensar en cómo desarrollarlo con el museo”, afirma Dixon. A su juicio, lo primordial es que existen semejanzas importantes entre los objetivos de la institución que él dirige y los de la FAPESP, basados en su relevancia social.

Los resultados de ese primer día de conversaciones todavía no son palpables, pero el interés es recíproco. “En 15 días recibimos la visita del Kew Garden y de los museos de Historia Natural del Reino Unido y de Francia”, comenta la bióloga Marie-Anne Van Sluys, de la Universidad de São Paulo, quien se reunió con Dixon en representación de la FAPESP. “En todos los casos mantenemos lazos estrechos y la FAPESP reconoce el valor de las colecciones como fuente de conocimiento de la diversidad biológica y de investigación de los procesos evolutivos, y el valor de la difusión del conocimiento a través de los museos”.

El interés de Dixon no es menor. “Nos interesan temas que van desde la formación de nuestro sistema solar, cómo se originó nuestro planeta, cómo evolucionó la vida en él y cómo continúa evolucionando en el transcurso del tiempo; por eso nos comprometemos en la investigación de esos procesos”, describe. Con foco en la biodiversidad y en cómo está alterándose, y en la búsqueda de formas de vivir más sostenibles, el objetivo de las actividades del museo es, ciertamente, de amplio interés público. De igual modo, la meta del director del museo londinense en su visita al país tampoco era para nada modesta: descubrir cómo funcionan las cosas en este país y cómo pueden surgir colaboraciones creativas y efectivas en aspectos que abarcan desde investigación científica hasta exposiciones públicas. “Y todo lo que aparezca en el camino”, completa.

Dixon durante su visita a la FAPESP

Eduardo CesarDixon durante su visita a la FAPESPEduardo Cesar

“La gente nos conoce como el maravilloso edificio victoriano que alberga a los dinosaurios, pero eso sólo es una parte de lo que hacemos”, explica. Los visitantes no se percatan que menos de la mitad del área que ocupa el edificio se encuentra abierta al público. Pero investigación y exposiciones no son actividades aisladas, añade el director. “Todo lo que le presentamos al público sólo puede hacerse mediante la autoridad de la ciencia que desarrollamos”.

En el mundo moderno, se parte del principio de que la investigación científica resulta mucho más productiva cuando es colaborativa; por eso Dixon busca puntos de contacto con Brasil a partir de las conexiones existentes. Según él, actualmente hay unos 70 proyectos que involucran a científicos del Museo de Historia Natural de Londres (NHM) y de Brasil.

Asimismo, la valiosa colección de investigación que cobija el edificio inaugurado en 1861 suma 80 millones de piezas, entre rocas, fósiles, especímenes animales y vegetales, que se encuentran a disposición de los investigadores de todo el mundo para su consulta local o por medio de préstamos. El año pasado, 80 mil investigadores extranjeros visitaron el NHM para examinar alguna parte de la colección. Durante los últimos dos años, solamente en el departamento de entomología se recibieron 32 visitas de 28 científicos brasileños, para un total de 223 días de trabajo. Ese mismo departamento registra actualmente 66 préstamos enviados a Brasil, con un total de 8.223 ejemplares cedidos a 37 individuos de 17 instituciones. Por eso, más que una colección, él prefiere denominar al archivo del museo como una infraestructura de investigación.

Infraestructura
Tal denominación se justifica, debido a la riqueza del archivo, acoplada con equipamientos que permiten realizar los más diversos análisis. Un ejemplo de fuste es el fósil a partir del cual se describió al Archaeopteryx, considerado el eslabón perdido entre los reptiles y las aves. Pero la fama de albergar a ese importante ejemplar ciertamente no basta para un museo que se precia por la excelencia de su colección e investigación. Una tomografía reciente de la caja craneana del fósil, fue comparada con el cerebro de especies vivas de aves y reptiles, y permitió deducir que el animal extinto no sólo tenía la morfología adecuada para volar: el cerebro del Archaeopteryx tenía bien desarrolladas las estructuras sensoriales y motrices necesarias para el vuelo. “Eso no se podría haber hecho hace 10 años”, resalta.

Más allá del material con relevancia histórica, que incluye a ejemplares recogidos hace cuatro siglos y parte del material recolectado durante los viajes de Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, entre otros exploradores del Imperio Británico, la colección constantemente se ve enriquecida por el trabajo de los 350 investigadores que integran el equipo del museo. La mayor parte de los países controla actualmente la exportación de representantes de la biodiversidad, pero el NHM firma acuerdos para compartir el material recolectado y, siempre que sea posible, mantener sus colecciones intactas, para permitir estudios comparativos.

Mediante una planificación más cuidadosa, esos lazos que ya existen entre científicos de ambos países pueden dar lugar a colaboraciones más fructíferas. Ésa fue la meta de las conversaciones llevadas a cabo en la FAPESP, y que se repetirían en el resto de los sitios visitados. Tal planificación permitió identificar aspectos que ya se están estudiando en São Paulo y en Londres, y a los cuales la colección del NHM puede contribuir. “Los investigadores siempre hacen hincapié en la gente interesada en las mismas cuestiones, pero deseamos saber si vale la pena institucionalizar esa relación”, sostiene Dixon. A su vez, él explica que, en lugar de aguardar que esas conexiones aparezcan en forma fortuita, para la institución puede tener relevancia impulsar la investigación conjunta. “La ciencia tiende a dirigirse hacia donde hay dinero”. Puede direccionársela por medio de llamadas a la presentación de proyectos y workshops que congreguen a expertos tanto en Brasil como en el Reino Unido.

A su juicio, el resultado más probable de su visita a Brasil será la identificación de una lista de propuestas que podrían realizarse y dos o tres que realmente funcionen tanto para el interés británico como para el brasileño. Una vez identificadas esas oportunidades, él mismo u otros pueden regresar para desarrollarlas. De concretarse, esas ideas podrían hacer las veces de germen de nuevas iniciativas en el futuro.

Ciencia pública
En lo que concierne a exposiciones dirigidas al público, Dixon comenta que el NHM fue sede del lanzamiento mundial de la exposición Gênesis, de Sebastião Salgado. Luego de eso, la muestra, que cuenta con fotos de sitios explorados en todo el mundo, estuvo este año en cartelera en Río de Janeiro y en São Paulo. Siguiendo esa inspiración, la idea es traer a Brasil otras exposiciones montadas en el museo londinense. “Para montar exposiciones itinerantes, lo ideal sería contar con un único colaborador aquí, o quizá la mejor solución podría ser otra”, comenta.

El director del NHM justifica el interés en la articulación de colaboraciones con el país: Brasil es un país interesante pues posee una economía que crece rápido, fuertes conexiones científicas y una población superlativa. Además existen paralelos culturales, tales como los Juegos Olímpicos, cuya última edición se realizó en Londres y a continuación serán recibidos por Río de Janeiro. “Se abre ahora una ventana de oportunidad privilegiada para las conversaciones”.

Los museos brasileños de hecho podrían aprender mediante un estrechamiento de las relaciones con el de Londres, que actualmente recibe alrededor de 5,4 millones de visitantes por año, un volumen para el cual el edificio no está preparado. Y Dixon incluso busca posibilidades más allá de las fronteras, como si no bastasen los desafíos de atraer público, administrar los 80 millones de ejemplares de los cuales unos 20 mil se encuentran en permanente exposición y hallar alternativas para albergar a la colección de investigación de modo tal de ampliar el espacio de visita, lo que podría incluir la digitalización de la colección. “Nunca es un trabajo aburrido”, resume.

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