Científicos de Japón y Europa apuestan a la producción de óvulos y espermatozoides en laboratorio para evitar la extinción total del rinoceronte blanco del norte (Ceratotherium simum cottoni). Desde 2018 solamente quedan dos ejemplares de esta subespecie viviendo en libertad: las hembras Najin y Fatu, madre e hija respectivamente, que viven en una reserva en Kenia. Existe la posibilidad de intentar la reproducción asistida mediante fecundación in vitro, pero Fatu es la única hembra capaz de donar óvulos, y el esperma congelado procede de pocos machos, algunos emparentados con Fatu. Para aumentar las posibilidades de éxito, un grupo de investigadores encabezado por el biólogo Katsuhiko Hayashi, de la Universidad de Osaka, en Japón, intenta generar células reproductivas en laboratorio a partir de las muestras de piel conservadas de ejemplares muertos. Recientemente han dado un paso importante: identificaron las condiciones necesarias para transformar células madre generadas a partir de células de la piel en precursores de óvulos y espermatozoides. Y produjeron estos precursores en laboratorio (Science Advances, 9 de diciembre). El paso siguiente consiste en tratar de obtener células reproductoras maduras y funcionales.
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