Según un boletín de la Organización Panamericana de la Salud (Opas), hasta el 15 de mayo se notificaron al menos 429 casos probables de una forma grave de hepatitis aguda de causa desconocida en niños, la mayoría menores de 5 años. Desde sus primeros registros en el Reino Unido a principios de abril, la misteriosa enfermedad, que causa una inflamación grave del hígado, se ha ido extendiendo por todo el mundo. Se han reportado casos en 22 países, Brasil inclusive. Entre otros síntomas, la hepatitis provoca diarrea, náuseas e ictericia (la piel y la conjuntiva de los ojos adquieren un tono amarillento) y puede llegar a ser mortal. El brote ha causado seis muertes y 26 pacientes necesitaron un trasplante de hígado.
Según el Ministerio de Salud de Brasil, hasta el 14 de mayo se habían notificado 47 casos sospechosos de la enfermedad en 9 estados brasileños. La mayoría estaban en São Paulo, donde se les estaba realizando un seguimiento a 14 pacientes. También se informaron casos en Minas Gerais, Río de Janeiro, Paraná, Pernambuco, Santa Catarina, Rio Grande do Sul, Mato Grosso do Sul, Espírito Santo, Goiás y Maranhão.
La causa más frecuente de la inflamación del hígado es la infección provocada por uno de los cinco tipos conocidos del virus de la hepatitis (A, B, C, D y E). El consumo excesivo de alcohol, las intoxicaciones causadas por el uso de ciertos medicamentos e incluso problemas inmunológicos pueden derivar en la inflamación del hígado. Sin embargo, hasta ahora no se ha podido identificar la causa de esta hepatitis infantil. En medio de las dudas, una cosa es segura: el brote no está relacionado con las vacunas contra el Sars-CoV-2. Por ser demasiado jóvenes, muchos de los niños que tuvieron hepatitis aguda ni siquiera habían sido vacunados contra el covid-19.
Se están investigando algunas hipótesis. Una de las principales indica que un adenovirus –un agente infeccioso que ocasiona problemas respiratorios, desde un resfrío común hasta neumonía– podría estar cumpliendo un papel en el origen del brote, quizá en conjunto con otros factores. Un estudio publicado en la revista Journal of Hepatology a principios de mayo informaba que los niños infectados en el Reino Unido tenían una edad promedio de 3 años y más del 75 % había dado positivo en los testeos de adenovirus, en particular el tipo 41 de la cepa F.
Un rompecabezas
Otras posibilidades son que la enfermedad tenga alguna conexión con el surgimiento de una nueva variante desconocida del virus Sars-CoV-2, que sea una consecuencia de lo que se conoce como covid-19 largo o que la causa sea algún tipo de exposición ambiental. “Todavía no se conoce ninguna relación causal entre el Sars-CoV-2 y la hepatitis”, dice el hepatólogo Mario Kondo, de la Escuela Paulista de Medicina de la Universidad Federal de São Paulo (EPM-Unifesp). “Otra teoría es la posibilidad de que algún virus que normalmente no tendría especial predilección por atacar el hígado haya sufrido una mutación, y haya empezado a causar hepatitis”.
Para la hepatóloga Suzane Ono, de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP), la enfermedad de origen desconocido es un rompecabezas complejo. Los virus conocidos que causan la hepatitis poseen distintos mecanismos para replicarse en el hígado y activar el sistema inmunitario para provocar la inflamación. La edad del paciente es un factor importante en la respuesta a la enfermedad. “Por ejemplo, cuando infecta a un niño, el virus de la hepatitis A generalmente causa un cuadro gripal y ocasiona menos problemas que en los adultos, que pueden desarrollar una forma más grave de la enfermedad”, comenta Ono. “En cambio, el de la hepatitis B, tiene más de un 90 % de riesgo de evolucionar hacia una hepatitis crónica en los niños, algo que ocurre en menos de un 10 % de los adultos”.
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