En los últimos tres años, la estudiante paulista Mariana Bagni, de 17 años pasó gran parte de su tiempo libre estudiando circuitos eléctricos y estructuras que sirven para diseñar robots. Al principio, la meta de la adolescente, a la que siempre le gustaron la matemática y la tecnología, era poder participar en la Olimpíada Latinoamericana de Robótica, en la categoría destinada a alumnos de enseñanza media. Su esfuerzo rindió sus frutos: ella obtuvo el primer puesto en el certamen de 2017. Alumna del Colégio Objetivo, de São Paulo, desarrolló junto con sus compañeros de la escuela robots que tocan el piano, luchan contra haces de luz y bailan. El año pasado, los prototipos fueron premiados con la medalla de plata en la olimpíada internacional de robótica, que se llevó a cabo en Canadá. Con ese historial a cuestas, no necesitó rendir el examen de admisión. Mariana Bagni ingresó este año en la Universidad de Campinas (Unicamp), en la carrera de ingeniería electrónica, merced a una iniciativa que ofrece vacantes para medallistas de olimpíadas de ciencias. “La universidad es una referencia en diversas áreas y por eso no lo pensé dos veces al participar de este nuevo proceso de selección”, dijo la estudiante.
La propuesta de la Unicamp, inédita en Brasil, forma parte de un menú de alternativas de ingreso a la educación superior que viene siendo puesto en práctica en la institución. La nueva modalidad, denominada Vacantes Olímpicas, este año destinó por primera vez un cupo de 90 vacantes para aquellos estudiantes que se hallan destacado en competencias de ciencias en la enseñanza media, tales como las olimpíadas de matemática, robótica y química, entre otras. La mayoría de las vacantes está vinculada a las carreras de ciencias exactas e ingenierías. Se inscribieron 285 postulantes que ganaron medallas en 15 olimpíadas del conocimiento y los premios más frecuentes fueron los de la Olimpíada Brasileña de Matemática de las Escuelas Públicas (Obmep). La definición de la lista de aprobados se basó en un sistema de puntuación según el desempeño de los alumnos en las competencias. En esta primera experiencia no se ocuparon todas las vacantes y, finalmente, los alumnos convocados fueron 66. “Como todo lo que es nuevo, surgieron retos y aprendizajes a lo largo del proceso”, analiza José Alves de Freitas Neto, coordinador del examen de admisión en la Unicamp.
Para la universidad, la captación de los medallistas colabora para enriquecer y diversificar el ambiente académico. Se trata, generalmente, de alumnos con alto desempeño, habituados a extensas jornadas de estudio y a afrontar desafíos, dado que algunas de esas olimpíadas se basan en la ejecución de proyectos. Todos cuentan con potencial para convertirse en futuros investigadores. Se espera que esa estrategia también sea útil para contrarrestar el índice de abandono de la universidad, que entre 2004 y 2011 llegó al 20% de los estudiantes en los tres primeros años de carrera. “Los talentos que estamos conquistando probablemente serán más propensos a graduarse y podrán contribuir en el futuro con la investigación científica”, dice Freitas Neto. Cuatro de cada 10 provienen de escuelas públicas. “Uno de los objetivos principales de esa alternativa al examen de admisión es, justamente, promover la diversidad, estimulando la participación de alumnos de diversas regiones del país y con realidades diferentes”, dice el coordinador del examen.
La mayoría de los aprobados en esta nueva modalidad vienen de otros estados, solamente un 25% son paulistas. Hay jóvenes de Roraima, Piauí, Ceará y Bahía que se matricularon en la Unicamp por medio del nuevo sistema en carreras tales como ingeniería, matemática e informática. “Hay estudiantes talentosos en todo el país”, comenta Freitas Neto. “Normalmente, a un alumno del interior del norte o del nordeste no se le ocurriría venirse a vivir tan lejos, por eso son importantes los programas de esta naturaleza”.
Uno de esos alumnos es Carlos Eduardo de Santana Bastos, de 18 años, que llegó desde la localidad de São Raimundo Nonato, en el interior del estado de Piauí. La ciudad, con 34.500 habitantes, es conocida porque allí se encuentra el Parque Nacional da Capivara, que la Unesco considera patrimonio cultural de la humanidad, y alberga más de 1.200 enclaves prehistóricos con pinturas rupestres. La enseñanza fundamental es un medio de calidad, sin embargo, no es uno de sus puntos fuertes, una realidad común de muchas ciudades pequeñas del interior del país. Para compensar las deficiencias escolares, Bastos pasaba horas en su casa estudiando matemática e informática. “Siempre me gustaron mucho esas materias y creía que el único camino para aprender realmente era dedicarme al estudio”, recuerda. Pronto también se interesó en participar en competencias nacionales y en 2017 ganó la medalla de plata en la Olimpíada Brasileña de Informática.
Bastos fue criado por un matrimonio de tíos. Su tío trabajaba como agente sanitario del municipio. “Él gana un sueldo mínimo y, si no fuera por la oportunidad de estudiar en una universidad prestigiosa, difícilmente pensaría en irse a estudiar tan lejos”, dice. En la Unicamp, va a necesitar ayuda en cuanto a vivienda y otras necesidades. “Voy a recabar información sobre la ayuda disponible porque es un asunto importante”. El programa Servicio de Ayuda al Estudiante de la Unicamp ofrece apoyo para vivienda, alimentación y transporte, que pueden sumar 876,81 reales por mes. Los alumnos a los cuales se les otorgan becas de investigación durante la carrera reciben otros 400 reales mensuales.
Uedson Neves, de 17 años y de Salvador, en el estado de Bahía, no tenía dinero para viajar a Campinas y matricularse en la universidad. Alumno de la escuela pública, sus profesores y amigos lo alentaron para que organizara una colecta en el colegio y entre sus conocidos. La estrategia funcionó. Neves recolectó casi 10 mil reales, mucho más de lo que esperaba. Ese dinero lo utilizará para sostener los primeros meses de su estadía en Campinas. “Muchos colaboraron porque creen en mi potencial. Sin eso, tal vez no hubiera podido concretar mi sueño de estudiar en una de las mejores universidades del país”, comenta.
Él es uno de los plusmarquistas en medallas en las olimpíadas de los últimos años. A partir de 2015 obtuvo nueve en certámenes estaduales y nacionales de química, y siempre fue unos de los destacados en su escuela. En la enseñanza media, Neves aprobó en un proceso de selección del Instituto Federal de Bahía (Ifba) e intensificó sus estudios en química, carrera para la cual fue admitido en la Unicamp. “Mi familia nunca tuvo condiciones para solventar una escuela particular, pero la buena calidad educativa del Ifba me ayudó a llegar a una universidad de primera línea”.
La Universidad de São Paulo está estudiando la creación de un modelo de ingreso similar, que consistiría en un sistema de puntajes con base en las medallas obtenidas en competencias oficiales de ciencias. Hay otro aspecto importante. El cuerpo docente y la prorrectoría de grado están discutiendo las formas de cubrir eventuales lagunas de conocimiento en aquellos alumnos que no aprueben el examen de admisión.
Una de las soluciones que se están evaluando es la oferta de clases online de materias tales como física, química, matemática, portugués y biología. “En general, la enseñanza fundamental y media del país tiene carencias”, evalúa Edmund Chada Baracat, prorrector de Grado de la USP. También se está evaluando la creación de beneficios para que los alumnos de otros estados, aprobados por medio del sistema de puntos en olimpíadas puedan pagar el pasaje para venir a estudiar a São Paulo. La USP dispone de un amplio programa de subsidios para alimentación, residencia, transporte y material escolar para los estudiantes con condiciones financieras precarias. “Los nuevos sistemas traen aparejados nuevos desafíos, que habrá que tener en cuenta”, dice Baracat.
La Universidade Estadual Paulista (Unesp) estudia la ampliación de las posibilidades de ingreso en las carreras que ofrece en sus 34 unidades. En 2013, la universidad fue la primera entre las estaduales que adoptó un sistema de cupos para alumnos de las escuelas públicas, similar al de las universidades federales, con una progresión de reservas de vacantes a lo largo del tiempo. “Seguimos empeñados en atraer a alumnos con varios perfiles y en promover la atracción de talentos. Por eso, en algún momento tendremos que adoptar un modelo parecido al de la Unicamp, aunque con algunas particularidades, en un intento por equilibrar la búsqueda de talentos con el rol social de una universidad pública diseminada por todo el territorio del estado”, vaticina Gladis Massini-Cagliari, prorrectora de Grado de la Unesp.
La mayoría de los admitidos con esta nueva forma de ingreso provienen de otros estados, tan sólo el 25% son paulistas
Están surgiendo varios tipos de acciones afirmativas. En la propia Unicamp hay otra novedad que entró en vigencia este año: por primera vez hubo un examen específico para indígenas, como parte de una estrategia para promover la inclusión. El mismo se llevó a cabo en diciembre del año pasado y contó con la participación de 354 postulantes. Las pruebas se realizaron en Campinas, Dourados (MS), Manaos (AM), Recife (PE) y São Gabriel da Cachoeira (AM), una localidad habitada por indígenas de 23 etnias diferentes. Hubo 68 alumnos aprobados, la mayoría es del estado de Amazonas, y pertenece a grupos étnicos tales como los Baré, Tukano y Baniwa. En el mes de febrero, ellos comenzaron a asistir a la universidad junto a los aprobados del programa de puntos en olimpíadas, los alumnos que rindieron el examen de admisión y aquellos que obtuvieron buenas notas en el Enem. También habrá mayor diversidad racial. Este año, entró en vigencia un sistema de cupos étnicos que contempla la ocupación de un 25% de las vacantes disponibles para los postulantes que se autodeclaren negros o mulatos, con base en los resultados obtenidos en el examen de admisión y en el Enem.
“La posibilidad de convivir con gente cuyo origen es diferente torna más rica la experiencia en la universidad”, dice la estudiante Gabriely da Cruz Camilo, de 17 años y proveniente de la localidad de Jacutinga, en el estado de Minas Gerais, quien también obtuvo un “cupo olímpico” en la Unicamp. Ella relata que las escuelas públicas de su ciudad, que cuenta con 20 mil habitantes, no ofrecían una educación de calidad. Por eso, luego de conversarlo con su familia, resolvió estudiar electrotecnia en una escuela técnica de Campinas. Avezada en ciencias exactas, ella ganó una medalla de bronce en una olimpíada de matemática en 2013, otra de plata en 2015 y una de oro en una competencia nacional de física. En la Unicamp, optó por el Curso de Ingreso Común, que ofrece disciplinas de exactas, tales como matemática, física e ingeniería durante un año y medio. Recién después de esa etapa el alumno escoge una carrera de grado. “Deseo contribuir en la generación de conocimiento científico y tomé como un premio el hecho de poder estudiar aquí”.
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