Para la cabeza, una mezcla de resina del árbol del pistacho, aceite o alquitrán de cedro y enebro, aceite de ricino y elemí. Para el estómago, cera de abeja en caliente. Para la piel, tras su limpieza y unción con resinas aromáticas, se aplicaba una mezcla de grasa de rumiantes y cera de abeja en caliente. Un grupo internacional liderado por el arqueólogo Philipp Stockhammer, de la Universidad Ludwig Maximilian y del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, ambos de Alemania, analizó la composición química de los sedimentos hallados en 31 vasijas descubiertas en un taller de momificación que funcionó entre 664 a. C. y 525 a. C. en la región de Saqqara, al sur de El Cairo, en Egipto. El fruto de ese trabajo fue una receta pormenorizada de los bálsamos y ungüentos utilizados para la momificación de los cuerpos en el Antiguo Egipto. El embalsamamiento que los egipcios practicaron durante casi 3.000 años era un ritual complejo, que podía durar semanas. Hasta ahora solamente se conocían algunas de las técnicas y el nombre genérico de las mezclas utilizadas en la momificación, con base en las descripciones halladas en textos egipcios y griegos antiguos.
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