Los astrónomos calcularon las distancias entre conglomerados de galaxias con una precisión récord, lo cual determina con alguna mayor certeza las propiedades de la energía oscura, una forma de energía de la que aún se sabe poco, presente en el espacio vacío y que acelera la expansión del Universo desde su origen, en el denominado Big Bang. Durante sus primeros 300 mil años, el Universo se hallaba comprendido por un gas caliente y denso, formado por núcleos atómicos, electrones libres y radiación. La expansión del Universo causó que ese gas se enfríe y se disperse, formando estrellas y galaxias. Pero las ondas que se propagaban en el gas primordial dejaron vestigios en la distribución de las galaxias en el Cosmos. Las galaxias propenden a aglutinarse mayormente en regiones que alguna vez fueron las crestas de esas ondas, a las que se denomina oscilaciones acústicas bariónicas. El espacio regular entre dichas crestas crea una regla cósmica natural, cuya expansión puede utilizarse para detectar la influencia de la energía oscura. En el Universo actual, ese espacio es de unos 500 millones de años luz. En el marco de un encuentro de la Asociación Astronómica Americana, realizado el día 8 de enero, investigadores del Boss (Estudio Espectroscópico de Oscilaciones Bariónicas) divulgaron las mediciones de las oscilaciones acústicas bariónicas con un 1% de precisión. El estudio analizó más de 1 millón de galaxias, distribuidas en una región de 6 mil millones de años luz de extensión. El Boss es una de las cuatro investigaciones astronómicas que integran el proyecto Sloan Digital Sky Survey 3 (SDSS-III), en el cual participan grupos brasileños. El proyecto utiliza un telescopio exclusivo, instalado en Nuevo México, Estados Unidos, que analiza la luz de miles de galaxias simultáneamente.
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