El día 30 de noviembre, a los 99 años, falleció la botánica Berta Lange de Morretes, docente durante más de 70 años del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (IB-USP). “Hasta 2013, aún dictaba clases en el posgrado”, comenta su colega Gladys Flavia Melo de Pinna, quien heredó su despacho en el Departamento de Botánica. A partir de 2014, la profesora casi centenaria empezó a quedarse en casa, debido a sus dificultades de locomoción. “La mente estaba bien, pero el cuerpo no”. Por deseo de la propia Berta, registrado ante escribano, el instituto seguirá siendo su morada: sus cenizas quedaron depositadas en la base del árbol que plantó al cumplir sus 90 años, en 2007: un palo brasil.
Nacida en Alemania, de padre brasileño y madre alemana, Lange de Morretes llegó a Brasil a los dos años. Su familia se instaló inicialmente en Curitiba, y luego se mudó a São Paulo algunos años después, cuando su padre fue contratado como zoólogo en el Museo Paulista. Berta integró, junto con su hermana, la primera promoción de la carrera de historia natural de la USP, iniciada en 1938. En 1941 se recibió y se convirtió en docente –el doctorado vendría después– y contribuyó a la formación del Departamento de Botánica, aprendiendo con sus fundadores. “Anatomía ecológica de las plantas del Cerrado es casi un sinónimo de su nombre”, sostiene Melo de Pinna. Según la colega, la profesora, a quien la llamaban doctora Berta, se concentraba más en el funcionamiento de las hojas, pero investigaba todos los aspectos de la anatomía de las plantas relacionados con su adaptación a las características del ambiente.
Al convertirse en docente del IB, en 2003, Melo de Pinna se acercó de entrada a sus colega por intereses en común. “Yo trabajaba con anatomía de plantas de la Caatinga, e iba mucho a conversar con ella”. Algunos años después, ambas emprendieron un proyecto de digitalización de todas las láminas con cortes de tejidos vegetales para su análisis en el microscopio, que Berta usaba en sus clases de la carrera de grado y en el posgrado. “Son centenas de láminas; es una colección riquísima y muy antigua”, comenta Melo de Pinna, quien está estudiando cómo montar un sitio web para que el material quede a disposición de los investigadores.
Conocimiento compartido
Durante el proceso de fotografiar todas las láminas, ambas trabajaron diariamente juntas por casi un año, en 2010. Cuando dejó de usar el despacho que fuera suyo durante más de 50 años, Lange de Morretes temió perder todo el material bibliográfico y de investigación que había acumulado. La cuestión se resolvió al compartir oficialmente esa sala con Melo de Pinna, quien en la práctica se hizo cargo del espacio y se comprometió a mantener la colección.
Además de las décadas dedicadas a la docencia, Lange de Morretes también propagó el conocimiento en su área a través de la traducción en portugués, en 1973, del libro Anatomía de las plantas con semillas, de Katherine Esau, supervisora de su pasantía posdoctoral en la década de 1960 en la Universidad de California en Davis. “Fue el primer libro de anatomía publicado acá, lo que les brindó el acceso a la disciplina a los brasileños de todos los rincones”, dice Melo de Pinna.
El acceso al conocimiento era una prioridad para esta profesora, que contaba que había ayudado a varias personas que se cruzaron en su camino a cursar una facultad. “Todos los años ella invitaba al IB entero a una feijoada”, comenta el jardinero Erismaldo Carlos de Oliveira. Como no cabían todos al mismo tiempo en su residencia, iban grupos alternadamente a lo largo de un mes a comienzos de año. “Siempre tenía un licor novedoso”, recuerda. “Ponía tres botellas en la mesa, le servía a todo el mundo y teníamos que adivinar con qué fruta estaban hechos”. Lange de Morretes nunca se casó y no deja hijos.
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