Estudiantes de carreras de grado y posgrado, como así también empleados de 10 universidades de Estados Unidos participaron de una encuesta entre febrero y abril sobre sobre la frecuencia del acoso y la violencia sexual en sus campus. La investigación intitulada “Concientización y mala conducta sexual en la educación superior (Hesma)” se llevó a cabo, entre otras, en universidades tales como Harvard, Stanford, Yale y Georgetown. Los resultados se conocerán durante el segundo semestre de este año y se utilizarán para orientar políticas académicas y estrategias de servicios de apoyo para los casos de conducta sexual inapropiada.
Las conclusiones del estudio serán comparadas con las de las encuestas realizadas en 2015 y 2019 en 33 universidades y facultades de Estados Unidos: se trata de la “Encuesta sobre el ambiente del campus en torno a la mala conducta y la violencia sexual”, encargada por la Asociación de Universidades Estadounidenses a la empresa Westat, la misma que lleva a cabo la Hesma. Según los datos del estudio de 2019, el 13 % de los estudiantes sostuvo haber mantenido contactos sexuales no consensuados, ya fuera por violencia o por incapacidad de dar consentimiento: los índices fueron sustancialmente mayores entre las mujeres y estudiantes transgénero y no binarios que entre los varones. Para algunos grupos, como el de los estudiantes del sexo femenino, los índices de violencia registrados en 2019 fueron incluso superiores a los de 2015.
“La mala conducta sexual sigue siendo un problema serio en los campus universitarios de Estados Unidos”, dijo Jenny Martínez, rectora de la Universidad Stanford, según el sitio web oficial de noticias de la institución, Stanford Report. “La encuesta Hesma es una herramienta importante para medir la prevalencia de las agresiones, el acoso y otras formas de violencia sexual en Stanford, para evaluar el grado de concientización de los estudiantes y también para comprender el clima nacional al respecto de estas cuestiones”.
La adhesión de las universidades a la Hesma es alentada por las leyes que establecen la realización de encuestas periódicas para monitorear la incidencia de la violencia y el acoso sexual. “Hemos añadido preguntas a esta nueva encuesta para asegurarnos de cumplir con los principales requisitos que exige la legislación del estado de Massachusetts”, le explicó Peggy Newell, vicerrectora de la Universidad Harvard al periódico The Harvard Gazette. Según ella, las encuestas de 2015 y 2019 han ayudado a la institución a adecuar sus estrategias contra la mala conducta sexual: la institución comenzó a tratar el problema como un tema de salud pública, enfocándose también en los cambios culturales y en acciones de concientización. “El enfoque inicial, que únicamente preveía el establecimiento de políticas y dar cumplimiento a las leyes, no se tradujo en cambios de comportamiento ni en una disminución de los daños”.
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