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educación

Unos maestros muy tranquilos

Proyecto de la USP utiliza caracoles en distintas asignaturas en la enseñanza de los chicos

A simple vista, parece difícil imaginar a los caracoles como una exquisita golosina. Ni hablar entonces de tenerlos como mascotas de los niños o, algo aún más inusitado, como un notable coeducador. El proyecto Utilización de Pequeños Criaderos (de caracoles) en la Terapia y en el Proceso Educativo, creado en 2000 por la profesora Maria de Fátima Martins Pacheco dos Santos Lima, veterinaria del Departamento de Nutrición y Producción Animal de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad de São Paulo (USP), se inspiró en las experiencias de pet terapia (terapia con animales) llevadas a cabo con perros, caballos, pájaros e incluso delfines. “Pero no existían registros, en ningún lugar del mundo, de trabajos con caracoles.

Somos pioneros”, dice Maria de Fátima. El fundamento del proyecto “Dr. Caracol”, tal como es conocido, reside en los beneficios del vínculo hombre-animal. En el ambiente escolar, estos beneficios se suman a la posibilidad de utilizar a los animales para innovar en las técnicas de enseñanza.

Cerca de 360 alumnos desde el preescolar hasta el cuarto grado de la enseñanza básica de Pirassununga (interior de São Paulo) participan del proyecto. El equipo de la USP lleva a la escuela 500 caracoles destinados al contacto con los niños, criados en condiciones especiales de higiene y alimentación, para no ocasionar riesgos para la salud. En la “clase” del “Dr. Caracol”, la rutina es divertida y amena: sentados en círculos, en el centro de los cuales los monitores colocan pequeños grupos de caracoles, los alumnos aguardan que los visitantes salgan de sus caparazones.

Mientras observan y entran en contacto con los caracoles, los alumnos responden un cuestionario enviado a la escuela anticipadamente. Preguntas sobre el origen del Achatina (su nombre científico), hábitat, forma física y comportamiento ayudan en los estudios de geografía, ciencias y matemática, entre otras materias. “Las profesoras extienden el abordaje a su asignaturas”, cuenta Adriane Mara Del Ciello, directora de la EMEIF Catharina Sinotti.

Amigos
Pero la actividad de observación de los caracoles no se limita al currículo escolar. También estimula reflexiones sobre la salud, la sexualidad y la ciudadanía. Instigados a mostrar lo que aprendieron con los caracoles, los chicos responden al unísono: “a ser amigos”, “a trabajar en grupo”, “a no tener prejuicios”. “Los animales funcionan como mediadores para que los niños expresen sus angustias”, evalúa Josiane Perussi, becaria del proyecto en el área de psicología. Josiane cuenta que, en una de las escuelas en las que se aplica el “Dr. Caracol”, el proyecto ayudó a identificar a un niño con graves problemas en su núcleo familiar.

Al evaluar la relación del caracol con su caparazón, considerado como su “casa”, un alumno pudo decir que no le gustaba su propia casa porque sufría malos tratos en ella. En otra ocasión, niñas del cuarto grado realizaron un extenso cuestionamiento al respecto de la “menstruación” de los caracoles hembras, con el evidente propósito de sacarse sus propias dudas al respecto del tema. “Sobre su propia menstruación, ellas no tendrían coraje de preguntar”, concluye Josiane.

El equipo del “Dr. Caracol” también consideró animadores los efectos de la interacción de los niños especiales con los caracoles. En las escuelas que forman parte del proyecto y que realizan la inclusión, los niños con cuadros de autismo y síndrome de Down manifestaron satisfacción al estar en contacto con los animales. “Aún no estamos preparados para actuar terapéuticamente en estos casos. Pero no abandonamos esa perspectiva, y consideramos que será posible cuando haya una mayor maduración de la metodología y una mayor multidisciplinariedad del equipo”, dice Maria de Fátima, que intenta incorporar un becario del área de pedagogía al grupo.

La profesora Marilei Barbelli Metzner cree que se logró una gran mejora en la sociabilización de los niños. “Se volvieron más dóciles, pasaron a comprender mejor al prójimo y sus diferencias”, dice Marilei, añadiendo que las madres también relataron que sus hijos pasaron a comer verduras y tomar té de poleo después de saber que éstos son los alimentos del caracol.

No obstante, no existen instrumentos sistemáticos de evaluación del impacto del proyecto en el desempeño escolar. Según Maria de Fátima, se hace una evaluación cualitativa, con base en el análisis directo de la interacción de los caracoles con los niños. “Por los dibujos, por las descripciones y por la participación de cada aluno, verificamos las ideas y los conceptos existentes entre los alumnos, buscando una correlación con la enseñanza a través de los animales”, concluye Maria de Fátima.

Cafecito
Una das principales dificultades para la aplicación del proyecto, reconocido por la Fundación Getúlio Vargas como inédito en el área de educación, es la sensibilización de los profesores de las escuelas participantes. “Al principio, cuando el equipo llegaba a la escuela, las maestras aprovechaban para tomar un cafecito durante la actividad con los caracoles”, cuenta Maria de Fátima. Actualmente, según la coordinadora, se observa una mayor interacción, y los caracoles son más explotados en las clases. Pero incluso así, Maria de Fátima reconoce que los profesores no están motivados para desarrollar actividades complementarias -principalmente en la red pública- porque no son remunerados para ello.

Maria de Fátima, que pretende extender la aplicación del “Dr. Caracol” a otras escuelas ni bien pueda aumentar el tamaño de su equipo, planea una etapa posterior del trabajo: “Quiero llevar otros animales a las escuelas. Creo que esta experiencia también es valiosa para despertar tempranamente en los niños el espirito de investigación científica”.

El proyecto
Utilización de Pequeños Criaderos (de caracoles) en la Terapia y en el Proceso Educativo (nº 00/02626-4); Modalidad Auxilio a la investigación; Coordinadora Maria de Fátima Martins – Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la USP; Inversión R$ 27.656,00

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