Leopoldo de Meis, profesor emérito y fundador del Instituto de Bioquímica Médica de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), falleció el día 7 de diciembre, a los 76 años. De Meis realizó aportes importantes en el campo de la bioquímica celular, con líneas de investigación tales como la de los mecanismos de transducción de energía en sistemas biológicos y síntesis e hidrólisis de ATP (trifosfato de adenosina), un nucleótido que almacena la energía en sus uniones químicas.
El profesor De Meis nació en Egipto y se crió en Nápoles, en Italia, y luego se mudó a Río de Janeiro a los 9 años, pues su padre, un violoncelista napolitano, buscaba mejores condiciones de vida en el tiempo de posguerra. Ni bien finalizó la carrera de medicina en la UFRJ, a los 24 años, pasó 18 meses en Estados Unidos, gracias a una beca en los Institutos Nacionales de Salud (NIH), en Bethesda. Trabajó en el laboratorio de Herbert y Celia Tabor, que estudiaban el metabolismo de las poliaminas, las moléculas reguladoras del desarrollo presentes en plantas, animales y microorganismos. “En el laboratorio de los Tabor fue donde realmente aprendí de qué se trataba la bioquímica, y en la cafetería del NIH descubrí los vastos horizontes de las ciencias biomédicas”, dijo cuando recibió el Premio de la Fundación Conrado Wessel de Arte, Ciencia y Cultura de 2008.
Síntesis del ATP
Regresó a Brasil, en 1964, pero fue perseguido por el régimen militar y entonces se mudó con su familia a Alemania, donde se desempeñó como profesor visitante en el Instituto Max Planck, por invitación de Wilhelm Hasselbach. En esa época, Hasselbach había descubierto la bomba de calcio del músculo esquelético junto al japonés Madoka Makinose. Luego de un año y medio en Alemania, retornó a Río y produjo uno de sus aportes a la bioquímica, en el ámbito de la síntesis del ATP: el descubrimiento de la formación de la fosfoenzima de baja energía. De Meis y su alumno de maestría Hatisaburo Masuda reprodujeron una experiencia realizada por Makinose, la fosforilación de una enzima por medio de fósforo inorgánico (Pi). El experimento era sencillo hacerlo, empleando vesículas cargadas con iones de calcio. Pero a continuación, como control, utilizaron vesículas permeabilizadas con éter etílico. Como no había fuente de energía, no se esperaba que las vesículas fueran fosforiladas, pero eso es lo que ocurrió. “Sorprendentemente, hallamos un pequeño pero significativo nivel de fosforilación”, dijo De Meis. El trabajo se publicó en 1973.
En la década de 1990, libre de tareas administrativas, se convirtió en un referente en el campo de la sociología de la ciencia. De Meis y la profesora Jacqeline Leta, de la UFRJ, publicaron en 1996 el libro O perfil da ciência brasileira, que analiza el impacto y la distribución regional de la producción científica del país. También desarrolló un interés por la enseñanza de las ciencias en las escuelas. El comienzo de ese proceso fue un curso para jóvenes estudiantes que organizó durante las vacaciones de verano de 1987. La experiencia se amplió a varios grupos de alumnos, seleccionados preferentemente en escuelas públicas. En 2008 se jubiló, y siguió trabajando en su laboratorio. Falleció en su casa, por causas naturales. Dejó a su compañera de muchos años, la bioquímica Vivian Rumjanek, cuatro hijos y seis nietos.
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