Imprimir Republish

Biodiversidad

A los mosquitos del paludismo los lleva el viento en África

James Gathany/CDC Una composición de imágenes muestra los estadios finales de la transformación de una larva del mosquito Anopheles en un ejemplar adultoJames Gathany/CDC

Los vientos que soplan lejos del suelo en el oeste de África cargan por largas distancias una gran cantidad de insectos. Entre ellos, los mosquitos del género Anopheles, al cual pertenecen varias especies transmisoras del paludismo. Migraciones de insectos a alturas de hasta 3 kilómetros (km) ya se habían detectado mediante radares, que solo captan animales de más de 10 miligramos. Los investigadores Tovi Lehmann y Diana Huestis, ambos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, tuvieron que usar otra estrategia –más analógica, digamos– para identificar en esas corrientes de aire la presencia de mosquitos tan pequeños como los del género Anopheles. En cuatro aldeas de Mali Mali, ellos sujetaron redes pegajosas a globos de gas helio suspendidos a una distancia del piso entre 40 y 290 metros, durante 10 noches consecutivas por mes, durante un período que varió de 22 a 32 meses. Con las redes, capturaron cientos de miles de insectos, incluidos 2.748 mosquitos (235 Anopheles). Mediante el empleo de modelos computacionales que tienen en cuenta la dirección y la velocidad de los vientos, el grupo calcula que, cada año, más de 50 millones de Anopheles aprovechan para ser llevados por el viento, lo que les permitiría recorrer, en algunos casos, 300 km en nueve horas de vuelo (Nature, 2 de octubre). No se detectaron parásitos causantes de la malaria entre los mosquitos capturados. Los datos sugieren, empero, que algunos mosquitos infectados puedan ser llevados por el viento: la muestra tenía cuatro veces más hembras (responsables de la transmisión del paludismo) que machos y más del 90% de ellas se habían alimentado antes del vuelo (en un tercio de los casos, con sangre humana). Los hallazgos pueden explicar cómo esos insectos resurgen súbitamente al final de cada estación seca en el Sáhel, región de transición entre el Sáhara y las sabanas, en el centro de África.

Republicar