Desde sus primeros días de clases en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad de Campinas (FEQ-Unicamp), la paulista Úrsula Luana Rochetto Doubek ya estaba segura de que quería trabajar en el área de medio ambiente. “Por influencia de mi papá, desde niña sentí una inclinación hacia el campo de las ciencias exactas, y la carrera de grado me permitió unir ambos intereses”, comenta la ingeniera, quien luego de cursar su maestría y su doctorado en esa misma institución fundó CleAir Technology, una startup de la Incubadora de Empresas de Base Tecnológica de la Unicamp (Incamp) orientada hacia la investigación y la producción de purificadores de aire.
Rochetto Doubek siempre tuvo en sus planes estudiar en una universidad pública. “Aprobé el ingreso a la Unicamp y sabía que allí contaría con buenas oportunidades de investigar”, recuerda. Durante su carrera de grado, realizó pasantías y luego la contrató una multinacional del sector. Trabajó allí durante dos años, hasta que se decidió y volvió a la universidad para cursar una especialización y una maestría. Y entonces conoció al profesor Edson Tomaz, también de la FEQ, quien se convirtió en su director de tesis. “Él ya estaba trabajando en investigaciones en el área de contaminantes atmosféricos y me dijo que era un campo de estudios bastante prometedor”, relata.
Como Tomaz tenía la intención de desarrollar un equipo de tratamiento de contaminantes atmosféricos, durante su maestría, Rochetto Doubek profundizó en el estudio de los denominados compuestos orgánicos volátiles (COVs). Estos compuestos, en condiciones normales de temperatura y presión, se encuentran presentes en la atmósfera en forma gaseosa, debido a su emisión desde fuentes biogénicas, es decir, naturales, y antropogénicas, o sea, resultantes de actividades humanas. “Son compuestos bastante tóxicos que están presentes en industrias, fundamentalmente en las de la cadena petroquímica”, explica. Al emitirlos directamente en la atmósfera, las refinerías y las bases de almacenamiento de combustibles se erigen en fuentes de contaminación.
El purificador de aire que Rochetto Doubek desarrolló funciona con base en un catalizador para el tratamiento químico de los residuos de las fuentes contaminantes. “La fotocatálisis heterogénea es una tecnología que se aplica desde hace décadas en el tratamiento de contaminantes en la fase acuosa, pero las investigaciones orientadas hacia el empleo de esta tecnología en contaminantes gaseosos son más recientes”, explica. El prototipo lo desarrolló como proyecto de maestría, lo perfeccionó durante su doctorado y luego lo patentó. “Con la ayuda del Pipe [Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas], en 2018, logramos realizar una prueba de concepto y verificar la factibilidad de un piloto”, comenta.
Anteriormente, en 2015, Rochetto Doubek había dado a conocer su investigación en el marco de una conferencia de la Air & Waste Management Association (AWMA), un evento que tiene lugar en Estados Unidos y que reúne a representantes internacionales de la cadena de producción petroquímica. “Los empresarios de otros países manifestaron sumo interés en esta solución, precisamente por el hecho de que las leyes ambientales de Estados Unidos y Europa son más rigurosas que las de acá”, comenta. “Su buena aceptación me hizo entonces confiar en que yo estaba avanzando en la dirección correcta.”
A los 34 años, Rochetto Doubek trabaja ahora en una versión más compacta del prototipo para su uso residencial y comercial. La idea es utilizar la misma tecnología de descontaminación del aire para inactivar bacterias y otros organismos y empezar a vender el producto el año que viene.
Proyecto
Un reactor fotocatalítico industrial para la degradación de compuestos orgánicos volátiles en presencia de luz UV-C con empleo de un catalizador dióxido de titanio (TiO2) con o sin uso adicional de ozono (nº 16/21878-2); Modalidad Programa Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe); Investigadora responsable Ursula Luana Rochetto Doubek (Ursula Luana Rochetto Doubek – ME); Inversión R$ 156.506,52.
