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SBPC

Batallas sin fin

La Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia lucha por el reconocimiento de los investigadores y participa en los grandes debates sobre temas científicos en el país

En 2016, al lado del senador Cristovam Buarque (a la izq.), Helena Nader, de la SBPC, integró una comisión de instituciones de ciencia y tecnología y enseñanza superior, y le entregó una carta al senador Renan Calheiros (a la der.) instándolo a rechazar los vetos presidenciales al Marco Legal

Jane de Araújo/ Agência Senado

En el mes de junio de 2018, la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC), junto a la Academia Brasileña de Ciencias (ABC), la Asociación Nacional de Dirigentes de Instituciones Federales de Educación Superior (Andifes) y el Consejo Nacional de las Fundaciones Estaduales de Apoyo a la Investigación Científica (Confap, en portugués), encabezó una lista integrada por 56 instituciones educativas y de investigación que firmaron una carta de protesta contra los recortes en el presupuesto federal de ciencia y tecnología. La nota, dirigida al presidente de la República, a los ministros de Ciencia y Tecnología y de Educación, y a los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado Federal, revela las interminables batallas libradas por la SBPC en defensa de la investigación científica brasileña desde su fundación, en 1948, en São Paulo.

Si bien no obtuvo tantas victorias como querría, la SBPC contribuyó para aumentar la visibilidad de la producción académica nacional, promover la profesionalización de la carrera de los científicos, apuntalar los movimientos que condujeron a la creación de las fundaciones estaduales de apoyo a la investigación científica y ampliar los debates sobre ciencia, tecnología, innovación y educación superior, según refieren directivos de la asociación e investigadores académicos. Se hizo oír a lo largo de la elaboración de la Constituyente de 1988 y en los debates por el Código Forestal, en 2012, y los del Marco Legal de Ciencia y Tecnología, en 2017, entre otras situaciones en las que fue consultada o se manifestó, incluso sin haber sido invitada. Su intervención a veces es discreta, en reuniones a puertas cerradas en gabinetes de diputados y senadores, y otras veces pública, como fue, por ejemplo, en la Marcha por la Ciencia, que en 2017 congregó a cientos de personas en varias capitales, en defensa de las inversiones en el sector.

La SBPC surgió en medio de conflictos. En 1948, el gobernador paulista Adhemar de Barros (1947-1951), decidió intervenir en el Instituto Butantan y disminuir la investigación que no tenía conexión directa con la producción de sueros antiofídicos. El director del instituto, Eduardo Vaz (1947-1951), despidió a investigadores de las áreas de química y endocrinología. Las cesantías causaron revuelo entre otros científicos de São Paulo y motivaron la creación de la SBPC. “A pesar de las protestas, los investigadores no lograron que se diera marcha atrás con las cesantías de los científicos del Butantan, que comenzaron a volver recién después de 1951, con la salida del cargo de Vaz y el nombramiento de un nuevo director”, relata el médico salubrista Nelson Ibañez, coordinador del Laboratorio Especial de Historia de la Ciencia del Instituto Butantan, quien analizó ese episodio en un artículo publicado en 2006 en la revista Cadernos de História da Ciência.

José de Carvalho Filho/ Archivo de la Casa de Oswaldo Cruz Los 10 investigadores exonerados de la Fiocruz en 1970, en una fotografía de la década de 1980José de Carvalho Filho/ Archivo de la Casa de Oswaldo Cruz

En 1949, la SBPC comenzó a publicar la revista Ciência e Cultura, con artículos de divulgación científica escritos por investigadores, y a promover los congresos anuales, el primero de ellos, realizado en Campinas. E inmediatamente se implicó en otras contiendas. La asociación intensificó la presión de los líderes científicos para que el gobierno de São Paulo diera el debido curso a uno de los artículos de la Constitución de 1947, que preveía la creación de una fundación de apoyo a la investigación científica, la FAPESP, que se instituyó en 1960 y funciona regularmente desde 1962. En esa época, la SBPC cumplió un rol importante para el reconocimiento social de la identidad y de la labor de los científicos, al luchar por sueldos mejores y contratos en tiempo integral, explica el politólogo Antonio José Junqueira Botelho, docente del Instituto Universitario de Investigaciones de la Universidad Cândido Mendes, de Río de Janeiro, en un artículo que salió publicado en 1990 en la revista Social Studies of Science.

En 1964, el gobierno militar recién instalado exoneró de sus cargos a 85 intelectuales y profesores universitarios, entre los cuales se encontraban los educadores Anísio Teixeira (1900-1971) y Paulo Freire (1921-1997) y el antropólogo Darcy Ribeiro (1922-1997). La SBPC expresó su preocupación por esas cesantías así como por la persecución a docentes e investigadores, que se intensificó a partir de 1968, con el Acto Institucional nº 5. En el mes de abril de 1970, el gobierno decretó la suspensión de los derechos políticos y la jubilación obligatoria de un grupo integrado por 10 científicos del Instituto Oswaldo Cruz de Río de Janeiro. Entre ellos estaba el médico y entomólogo Herman Lent (1911-2004), uno de los fundadores de la SBPC, que en 1978 relató el episodio en el libro O massacre de Manguinhos (de la editorial Avenir). El periódico O Correio da Manhã, de Río de Janeiro, se hizo eco de esa destitución colectiva el 3 de abril de 1970 bajo el título “Médici castiga a los científicos”. La revista Ciência e Cultura reprodujo la noticia y la Asociación Médica del Estado de Guanabara le envió una misiva al presidente de la República –reproducida en el Correio da Manhã– solicitando, sin ningún éxito, la revocación del despido de los investigadores.

“La SBPC asumió una postura política clara, estaba en contra de la dictadura, pero la mayor preocupación eran las intervenciones del gobierno en el ámbito de la comunidad científica”, dice el físico Sergio Rezende, docente de la Universidad Federal de Pernambuco, exministro de Ciencia y Tecnología (2005-2010) y presidente honorario de la asociación. Muchos de los científicos de diversas áreas del conocimiento que apoyaban a la SBPC fueron encarcelados –y algunos torturados– por oponerse al gobierno militar. Algunos de ellos partieron hacia el exilio; otros decidieron arriesgarse y quedarse en Brasil. Los físicos sobre todo, criticaron abiertamente al gobierno militar sacrificando su propia carrera académica, reflexiona el físico Olival Freire Júnior, docente de la Universidad Federal de Bahía (UFB), en un artículo que salió publicado en 2009 en el Boletim do Museu Paraense Emílio Goeldi.

La noticia en el Correio da Manhã sobre la cesantía colectiva

En los años 1970, los recursos para las instituciones de investigación comenzaron a escasear, a la par de la caída del crecimiento económico. “Los dividendos del régimen militar se les retaceaban cada vez más a los científicos, que hasta entonces, habían sido una clientela privilegiada”, expresó la socióloga Ana Maria Fernandes (1948-2018) en el libro A construção da ciência no Brasil e a SBPC (de Editora UnB, 1990). Fue en esa época que la SBPC comenzó a pronunciarse públicamente en forma crítica sobre temas económicos, sociales y políticos, incluyendo el reintegro de los profesores jubilados por decreto (los de Manguinhos serían reintegrados a sus cargos a partir de 1979).

A partir de mediados de los años 1970, “la SBPC se transformó en un polo de convocatoria de aquellos que querían debatir”, comenta el antropólogo Otávio Velho, profesor emérito del Museo Nacional de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), quien fuera secretario y vicepresidente y actualmente es presidente honorífico de la asociación. “Al asumir la lucha por la democracia, junto a otras asociaciones, la SBPC perdió en cierta forma su rol preponderante que era la defensa de la ciencia y su agenda empezó a fragmentarse”, dice Junqueira Botelho, en la actualidad, profesor visitante de la Universidad Sofía, en Tokio, Japón. En ese mismo período, subraya, la ciencia se fue tornando más compleja, con mayor participación del gobierno federal y de los estaduales, además de otras asociaciones que luchaban por sus espacios, como por ejemplo la Sociedad Brasileña de Física (SBF), fundada en 1966, en el marco del congreso anual de la SBPC en Blumenau, Santa Catarina.

Agência Brasil La conformación de la Asamblea Constituyente, en 1987, fue la antesala de la Constitución de 1988, que propició la creación de nuevas fundaciones estaduales de apoyo a la investigaciónAgência Brasil

Luego de la crisis del petróleo de 1973, cuando el precio del combustible llegó a dispararse un 400%, el gobierno militar, que ya había iniciado el montaje de Angra I, intensificó su apuesta por las usinas nucleares como una de las alternativas para mitigar la crisis energética. “Las sociedades científicas y la SBPC se manifestaron enérgicamente contrarias”, recuerda el físico José Goldemberg, actual presidente de la FAPESP y expresidente de la SBF (1975-1979) y de la SBPC (1979-1981). “A pesar de sus embates contra el gobierno autoritario, la SBPC nunca fue disuelta por los militares”, resalta Goldemberg.

En un documento de 15 páginas elaborado en marzo de 1987, la Comisión de Estudios para la Constituyente de la SBPC, coordinada por el sociólogo José Albertino Rodrigues, docente de la Universidad Federal de São Carlos, elevó propuestas para la gestión de educación, salud, territorio, medio ambiente, poblaciones indígenas y ciencia y tecnología. La Constitución, aprobada el 22 de septiembre y promulgada el 5 de octubre de 1988, establecía lo siguiente en el inciso 5º del artículo 218: “Se faculta a los estados y al Distrito Federal para destinar un porcentaje de sus ingresos presupuestarios a entidades públicas de fomento a la enseñanza y a la investigación científica y tecnológica”. Cuando elaboraron sus Constituciones, 21 estados establecieron la creación de fondos o fundaciones para gestionar los recursos destinados a esas dos áreas. En ese entonces ya funcionaban siete fundaciones estaduales de apoyo a la investigación científica –las de São Paulo, Minas Gerais, Rio Grande do Sul, Río de Janeiro, Alagoas, Pernambuco y Maranhão– y las de Paraíba y Ceará estaban legalmente constituidas. La SBPC promovió la creación de otras, junto a Flávio Fava de Moraes, Francisco Romeu Landi (1933-2004) y Alberto Carvalho da Silva (1916-2002), en esa época, directivos de la FAPESP.

“En los últimos 14 años, en varias oportunidades pudimos apostar por la modernidad en la gestión de la ciencia y tecnología y de la enseñanza superior”, comenta la bioquímica Helena Nader, docente de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp). Ella se mantuvo al frente de la SBPC durante tres mandatos consecutivos (de 2011 a 2017), y además fue vicepresidenta durante los dos períodos administrativos del matemático Marco Antonio Raupp (2007-2011), al que reemplazó cuando él dejó el cargo para asumir como director general de la Agencia Espacial Brasileña.

Adriano Vizoni/ Folhapress Marcha por la Ciencia en São Paulo, en 2017, contra los recortes al presupuesto federal de ciencia y tecnologíaAdriano Vizoni/ Folhapress

Una de sus grandes batallas, durante la gestión de Raupp, fue el Código Forestal. Insatisfechos con la propuesta del gobierno federal, la SBPC y la ABC conformaron un grupo de trabajo. Uno de los resultados de ese esfuerzo fue el libro intitulado O Código Florestal e a ciência: Contribuições para o diálogo (SBPC y ABC), que se lanzó durante el desarrollo del Congreso Nacional de 2011, en Brasilia. “El Código Forestal hubiera sido peor sin nuestra intervención. Logramos incrementar la extensión del área de selva protegida aledaña a los ríos. No pudimos incluir al manglar como un ecosistema estratégico, pero seguiremos bregando por ello”, comenta. “El diálogo con los parlamentarios es difícil, pero posible”.

También hubo derrotas. La más reciente, relata Nader, fue la aprobación de la Enmienda Constitucional 95/2016 que congeló los gastos públicos, incluyendo los de las universidades y centros de investigación. “Redacté artículos, hablé con ministros y congresistas. Podrían haberlo revertido, pero no quisieron, por falta de conocimiento acerca del impacto de la ciencia, tecnología e innovación en la economía de un país”.

En la actualidad, como presidenta honoraria, Helena Nader asistirá en el mes de julio a una audiencia con el Supremo Tribunal Federal sobre la despenalización del aborto, una de las consignas más recientes de la institución. El libro intitulado A ciência e o Poder Legislativo no Brasil (SBPC, 2017) retrata las grandes cruzadas libradas por la institución, pero seguramente serán muchas más. En un artículo que escribió en 2008 en el periódico Folha de S.Paulo, Raupp expresó: “Todavía serán necesarias algunas décadas más de lucha para poner a la ciencia brasileña no solo en pié de igualdad con las naciones más avanzadas, sino, sobre todo, al servicio del desarrollo socioeconómico del país”.

Este es el segundo de los cuatro reportajes sobre los 70 años de la SBPC

El próximo artículo de esta serie tratará sobre la labor de divulgación científica de la SBPC.

Artículos científicos
IBANEZ, N. et al. De Instituto Soroterápico a Centro de Medicina Experimental: Institucionalização do Butantan no período de 1920 a 1940. Cadernos de História da Ciência. v. 2, n. 1, p. 77-103. 2006.
BOTELHO, A. J. J. The professionalization of Brazilian scientists, the Brazilian Society for the Progress of Science (SBPC), and the state, 1948-60. Social Studies of Science. v. 20, n. 3, p. 473-502. ago. 1990.
FREIRE JR., O. et al. Ciência e política durante o regime militar (1964-1984): A percepção dos físicos brasileiros. Boletim do Museu Paraense Emílio Goeldi. Ciências Humanas. v. 4 (3), p. 479-85. 2009.

Libros
NADER, H. B.; OLIVEIRA, F. de; MOSSRI, B. de B. (orgs.) A ciência e o Poder Legislativo no Brasil – Relatos e experiências. SBPC: São Paulo, 1ª ed., 2017.
FERNANDES, A. F. A construção da ciência no Brasil e a SBPC. Brasilia: Editora UnB, 2ª ed., 2000.

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