El consumo de carne y de huevos, la tala de bosques para la expansión de los cultivos agrícolas y de la ganadería, la apertura de carreteras, la interferencia en el curso de los ríos para producir energía, la contaminación y otras actividades humanas están ocasionando una disminución de la cantidad de animales silvestres de gran porte en el planeta, la megafauna, como se la denomina, constituida por mamíferos, peces, anfibios, aves y reptiles. Investigadores de cinco países (Estados Unidos, Australia, México, Francia y Canadá) detectaron una reducción en las poblaciones del 70% de las 362 especies de megafauna evaluadas; de ese total, el 59% se encuentran amenazadas de extinción (Conservation Letters, 6 de febrero). La caza para el consumo de carne o de huevos es el peligro común que afronta el 98% de las especies bajo amenaza. La perspectiva es más grave para los peces cartilaginosos como los tiburones y las rayas. A la única especie amenazada de aves de la megafauna, el avestruz somalí (Struthio molybdophanes), que habita en Etiopía, Somalia y Kenia, se la caza a causa de su carne, sus plumas y su piel. Entre los anfibios, la salamandra china gigante (Andrias davidianus), que puede alcanzar un largo de 1,8 metros y más de 40 kilos de peso, está considerada en peligro crítico y se la ha cazado porque en Asia se la considera una exquisitez. El tiburón ballena (Rhincodon typus) afronta una situación similar, dado que sus aletas, que se usan para preparar sopas, y su carne también son valoradas en los mercados asiáticos. En los últimos 250 años, se extinguieron nueve especies de la megafauna, incluyendo dos de tortugas gigantes, una de ellas en 2012, y dos de ciervos.
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