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Agricultura

Cañaverales con menos fósforo

Las medidas de sostenibilidad podrían reducir hasta un 63% el empleo de fertilizantes inorgánicos en los cultivos de caña de azúcar

Un uso racional de los fertilizantes podría generar un ahorro de 528 millones de dólares en los cañamelares brasileños

Léo Ramos Chaves

La adopción de cinco medidas de sostenibilidad podría reducir hasta un 63% la aplicación de fertilizantes a base de fósforo en el área actual de cultivo de caña de azúcar en Brasil, que suma alrededor de 10 millones de hectáreas. Si se implementasen esos procedimientos se economizarían algo más de 300 millones de kilos de fertilizantes durante los próximos 30 años, generando un ahorro de 528 millones de dólares en ese período para el sector del azúcar y el alcohol, es decir, un promedio de 17,6 millones de dólares por año. Todo esto sin desmedro de la productividad de las plantaciones. Estos cálculos forman parte de un estudio elaborado por científicos de la Universidad de São Paulo (USP) y del exterior, que salió publicado en la edición del pasado mes de diciembre de la revista científica Global Change Biology Bioenergy (GCB Bioenergy). “Cuando comenzamos el trabajo no esperábamos cifras tan altas”, reconoce el ingeniero agrónomo iraní Amin Soltangheisi, autor principal del artículo, quien realiza una pasantía posdoctoral en el Centro de Energía Nuclear en la Agricultura (Cena) de la USP, en su campus de la localidad de Piracicaba.

Los resultados se basan en el empleo la denominada estrategia 5R en el cultivo de la cañamiel. Esta metodología recomienda cinco acciones destinadas a lograr una mayor eficiencia en el uso de los fertilizantes: utilizar el nutriente en cantidades más precisas para evitar su desperdicio; reducir las pérdidas de fósforo provocadas por la erosión hídrica del suelo, dado que la quema de la caña, algo que aún se realiza en algunas regiones de Brasil, elimina la cobertura vegetal y profundiza ese proceso justamente por la falta de dicha cobertura; integrar el cultivo con la práctica de la ganadería con el propósito de sustituir parte del fertilizante inorgánico por estiércol animal; recuperar fósforo a partir de residuos tales como las aguas de alcantarillado o la vinaza resultante de la producción del etanol, y rediseñar los sistemas de producción para mejorar la sostenibilidad del cultivo, utilizando, por ejemplo, recursos tales como la ingeniería genética para la producción de cultivares más eficientes en la absorción de fósforo del suelo.

La primera de las cinco recomendaciones de la estrategia 5R es la que es más rápida y sencilla de aplicarse, según el ingeniero agrónomo Luiz Antônio Martinelli, del Cena, coordinador del equipo que condujo el estudio. Desde la década de 1960, cuando comenzó a utilizarse regularmente en el país ese tipo de fertilizante, los agricultores  brasileños han aplicado fósforo en cantidades muy superiores a las que se estimaban necesarias. Su utilización en exceso se basaba en una característica de los suelos brasileños, con abundancia de óxidos e hidróxidos de hierro y aluminio, que suelen unirse al fósforo impidiendo que este nutriente quede disponible para las plantas. Sin embargo, estudios más recientes apuntan que la cantidad de fósforo que efectivamente se fija en el suelo y se torna inaccesible para los cultivos es menor de lo que se pensaba. De este modo, habría un excedente de ese nutriente disponible en el terreno que haría innecesario, en muchos casos, el empleo de fertilizantes. “Los suelos brasileños se transformaron en un depósito de fósforo, con un ahorro razonable de dicho nutriente, que se fue depositando a lo largo de varios años”, sostiene Martinelli.

Para el agrónomo Vinicius Benites, de la estatal Embrapa Suelos, con sede en Río de Janeiro, se trata de una reserva multimillonaria. Benites participó en un estudio que salió publicado en febrero de 2018 en la revista Scientific Reports, según el cual, en los últimos 50 años Brasil sumó 45,7 millones de tonelada de fósforo a sus suelos. La mitad de ese total sigue depositado ahí mismo, un peculio estimado en 40 mil millones de dólares. “Hoy en día, el término ‘fijación’ está considerado como algo controvertido, pues estudios recientes revelan que gran parte de ese fósforo no está tan fijado como se cree”, dice Benites. En algunas regiones del país, la saturación de fósforo en el terreno permite incluso que la planta incorpore ese nutriente sin que sea necesario recurrir a la adición de más abonos. Algunos cultivos, tales como el de soja y el de maíz en el centro-oeste, responsables del 60% del consumo de compuestos fosforados en Brasil, ya no responden en forma óptima a la aplicación de esos productos. Según opinan los investigadores, el uso sostenible del fósforo debe pautarse mediante la aplicación de la cantidad necesaria de fertilizante para mantener los porcentajes de ese elemento en el suelo. De esa manera, Brasil podría tornarse menos dependiente de las importaciones y del alza en el precio de ese insumo agrario.

El uso descontrolado de fertilizantes inorgánicos tiene impactos económicos y ambientales. Soltangheisi evalúa que los niveles excesivos de fósforo en el suelo no son particularmente perjudiciales para la salud de las plantas, aunque podrían llegar a impedir la absorción de hierro y zinc, provocando deficiencia de esos nutrientes. El mayor impacto es de orden ambiental. “El uso de grandes cantidades de ese aditivo en la agricultura puede derivar en un crecimiento excesivo de plantas acuáticas y, como consecuencia, generar agotamiento del oxígeno del agua”, explica el agrónomo. Desde el punto de vista económico, su empleo excesivo también resulta oneroso, toda vez que alrededor del 60% del fertilizante inorgánico a base de fósforo que se usa en la agricultura brasileña es importado. “El fósforo es un recurso limitado y el 70% de las reservas mundiales se encuentran en Marruecos. Las reservas totales de roca fosfórica actualmente disponibles para su explotación en Brasil, se estiman en 320 millones de toneladas. Con las tasas actuales de extracción, que se ubican en unas 6,7 millones de toneladas anuales, las reservas se agotarán en alrededor de 50 años”, dice Soltangheisi.

Los autores del trabajo sobre la estrategia 5R esperan que las empresas agrícolas tomen nota de la necesidad de adoptar métodos de producción más sostenibles. “Ese abordaje aún no ha logrado aceptación entre las organizaciones comerciales”, dice el biogeoquímico Paul Withers, de la Universidad Lancaster, en el Reino Unido, coautor del estudio publicado en la GCB Bioenergy. “Esto ocurre porque el fósforo no está considerado en forma generalizada como un problema. En muchos países, su uso excesivo está desperdiciando un recurso natural limitado, cuya provisión es crítica para garantizar la seguridad alimentaria de las generaciones futuras”.

Proyecto
Efectos ambientales en la conversión pasturas-caña e intensificación del pastoreo (nº 15/18790-3); Modalidad Proyecto Temático; Investigador responsable Luiz Antônio Martinelli (USP); Inversión R$ 3.040.558,47

Artículos científicos
SOLTANGHEISI, A. et al. Improving phosphorus sustainability of sugarcane production in Brazil. Global Change Biology Bioenergy. v. 11, n. 12, p. 1444-55. dic. 2019.
WITHERS. P. A. J. et al. Transitions to sustainable management of phosphorus in Brazilian agriculture. Scientific Reports. 7 feb. 2018.

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