Imprimir Republish

PALEONTOLOGÍA

Clasifican un fósil hallado en Bahía, Brasil, como una nueva especie de camélido

Se trata de un animal que vivió hace 20 mil años, era pariente del guanaco y se lo bautizó con el nombre científico de Hemiauchenia mirim

Un ejemplar de guanaco, una especie actual de camélido con la cual inicialmente se confundió al fósil

Thomas Fuhrmann / Wikimedia Commons

En el año 1994, un equipo de paleontólogos de la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais (PUC-Minas) describió los fragmentos fósiles de un camélido hallados en el municipio de Campo Formoso, en el norte del estado brasileño de Bahía. Según dijeron los investigadores, se trataba de vestigios prehistóricos con una antigüedad estimada en 20.000 años, de un ejemplar de los guanacos actuales (Lama guanicoe), una variante silvestre de la llama que habita en los Andes y en la Patagonia. Sin embargo, un estudio reciente propone una reclasificación de ese material, compuesto por huesos de la mandíbula y de las patas. Según dicho trabajo, las partes de esa osamenta pertenecerían a una nueva especie extinta de camélido, al que bautizaron como Hemiauchenia mirim. Hasta ahora desconocida, H. mirim sería un pariente cercano del guanaco.

En griego, hemi significa mitad y auchenia, cuello largo. Mirim viene de la lengua tupí y quiere decir pequeño. El nombre de la especie hace referencia a su tamaño reducido en comparación con el de otras especies del género. Con un tamaño promedio de 1,5 metros y un peso de unos 100 kilogramos, H. mirim sería una de las especies más pequeñas conocidas de camélidos sudamericanos.

Puede parecer un mero detalle, pero una reclasificación como esta podría tener implicaciones importantes a la hora de entender mejor cómo era el ambiente en lo que se conoce como la Región Intertropical Brasileña –el área que abarca el nordeste brasileño y los actuales estados de Goiás, Minas Gerais, Espírito Santo y Río de Janeiro– durante el Pleistoceno tardío. Esta edad geológica se extiende desde hace 129.000 hasta 11.700 años atrás. Su final está marcado por la finalización del último período glacial conocido.

En la actualidad, los guanacos viven en zonas bastante secas y frías, donde predominan las plantas gramíneas, como los Andes y la Patagonia, en territorios pertenecientes a Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Es un hábitat distinto al del clima y la vegetación presente hoy en día en la Región Intertropical Brasileña. “Si el camélido fósil de Bahía hubiera sido realmente un guanaco, ello indicaría que el ambiente en donde se lo encontró, hace unos 20.000 años debería haber sido árido y con temperaturas mucho menores que las actuales”, comenta el paleontólogo argentino Mario Cozzuol, de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), coautor del artículo científico que propugna la reclasificación del material, publicado en el mes de abril en la revista Journal of Quaternary Science. “Eso sería sorprendente. No se conocen fósiles de otros animales que respalden un escenario natural semejante en esta región hacia finales del Pleistoceno”.

Todas las especies conocidas del género Hemiauchenia se extinguieron hace al menos 12.000 años. Pero existen evidencias paleontológicas de que habrían habitado en ambientes más diversos que los guanacos, incluso en áreas secas y cálidas con vegetación arbustiva, del norte al sur del continente americano. Según los autores del estudio, el clima y la vegetación de la Región Intertropical Brasileña en el Pleistoceno tardío no eran muy diferentes a las condiciones actuales, un entorno más compatible con un camélido capaz de establecerse en distintos tipos de hábitats.

Luciano Vilaboim / Museo de Ciencias Naturales de la Puc-MinasFémur de Hemiauchenia mirim (hueso claro) comparado con el de Paleolama major, otro camélido extintoLuciano Vilaboim / Museo de Ciencias Naturales de la Puc-Minas

Para proponer la reclasificación del material, los autores del nuevo estudio dataron la mandíbula del fósil de Campo Formoso con el método del carbono 14 y compararon sus huesos de la tibia y del fémur con los de los ejemplares de guanacos de las colecciones del Museo de Ciencias Naturales de la PUC-Minas y del Museo de La Plata, en Argentina. Junto a los biólogos Mário André Trindade Dantas, de la Universidad Federal de Bahía (UFBA), y Marcelo Greco, quien realiza una maestría bajo su dirección en la UFMG, Cozzuol también dedujo la composición básica de la dieta vegetal del antiguo camélido del nordeste mediante la determinación del marcador isotópico denominado delta carbono 13. Este índice representa la proporción existente entre dos formas distintas de átomos de carbono, el raro y pesado 13C y el leve y abundante 12C.

El equipo analizó el esmalte dental, uno de los materiales orgánicos que almacena estas formas de carbono, y determinó el índice. Con base en el valor del carbono 13 puede deducirse qué tipo de vegetales consumía preferentemente: gramíneas o plantas más leñosas. Los datos isotópicos indican que el ejemplar de H. mirim, a diferencia de los guanacos, se alimentaba principalmente de ramas y hojas de arbustos, y no de gramíneas y otras hierbas. “Estos análisis indican no solo lo que comía el animal, sino también el tipo de alimentos disponibles en su hábitat”, explica Cozzuol.

Al alimentarse de hojas y ramas de arbustos, H. mirim probablemente haya ayudado a dispersar, a través de sus excrementos, las semillas de las plantas ingeridas. Hacia el final del Pleistoceno, hace unos 20.000 años, el pequeño camélido habría convivido con animales de mucho mayor tamaño de la megafauna extinta. Los jaguares y los tigres dientes de sable (Smilodon) pueden haber sido sus depredadores. En aquel período, también existía en América del Sur, e incluso en la región de Lagoa Santa (Minas Gerais), un camélido enorme (hoy en día extinto) que llegaba a pesar 200 kilogramos: Palaeolama major.

Como los fósiles del género Hemiauchenia se han encontrado en mayor cantidad en América del Norte, los investigadores consideran que estos camélidos habrían surgido allá y emigraron hacia el sur del continente durante el evento conocido como Gran Intercambio Biótico Americano. Hace unos 2,7 millones de años, la actividad tectónica formó el istmo de Panamá, que se convirtió en un puente natural entre los dos grandes bloques continentales de América, que hasta entonces estaban separados. En ese entonces, diversas especies de fauna pasaron de una parte a otra del continente, incluso los camélidos.

Para la paleontóloga Carolina Scherer, de la Universidad Federal de Recôncavo da Bahía (UFRB), la reclasificación del fósil bahiano revela la importancia de examinar nuevamente las piezas de las colecciones antiguas. “La clasificación taxonómica del género Hemiauchenia todavía es un poco confusa y se basa en el análisis de materiales muy fragmentados”, comenta la investigadora, quien estudia a los camélidos pero no participó en los trabajos del grupo de la UFMG. “Hay varias especies de las cuales solamente conocemos los dientes o un hueso del cráneo. Es preciso revisarlas, especialmente a las especies de América del Norte”. En principio, Scherer no está en desacuerdo con la propuesta de crear una nueva especie para designar al material de Campo Formoso. “Pero habría que compararlo con una colección aún más amplia de fósiles que proporcione una base más sólida a la propuesta”, reflexiona la paleontóloga de la UFRB.

Artículo científico
GRECO, M. C. et al. A new species of small Camelidae from the Late Pleistocene of Brazil. Journal of Quaternary Science. On-line. 13 abr. 2022.

Republicar