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Redes de cooperación

Conexiones para la innovación

Las universidades brasileñas incrementan su capacidad de obtención patentes mediante la elaboración de proyectos conjuntos con empresas

Las instituciones públicas de educación e investigación todavía son responsables de gran parte de los depósitos de patentes en Brasil. No obstante, ese esfuerzo lo realizan cada vez más en forma conjunta con empresas, según consta en un estudio en el cual se analizaron las redes de cooperación tecnológica de las tres universidades estaduales paulistas. Los autores tomaron como base los datos que provee Derwent Innovations, una herramienta de investigación que brinda acceso a más de 65 millones de documentos de patentes de todo el mundo. El grupo de investigadores analizó miles de registros y seleccionó aquellos cuyos inventores eran científicos de las universidades de São Paulo (USP), Estadual Paulista (Unesp) y de Campinas (Unicamp) e identificaron 2.231 invenciones protegidas por patentes hasta 2017, de las cuales 458 surgieron por medio de colaboraciones en las tomaban parte la USP (210), la Unicamp (173) y la Unesp (75). “En las últimas décadas, estas instituciones han logrado conformar redes de cooperación relativamente diversas y dinámicas, que han dado como resultado depósitos de patentes de propiedad intelectual asociadas a uno o más colaboradores”, dice Geciane Porto, de la Facultad de Economía, Administración y Contabilidad de Ribeirão Preto (Fearp) de la USP, quien coordinó el estudio que salió publicado en la revista Technology in Society.

Las redes de cada institución poseen características específicas, tanto en lo concerniente a la cantidad de colaboradores como a la diversidad e intensidad de las colaboraciones. La red de la Unicamp, por ejemplo, está integrada predominantemente por empresas –el 54 % de los 79 colaboradores identificados–, entre las cuales sobresale Bunge, productora de aceites vegetales para el mercado de la nutrición y el biodiésel.  En el período evaluado, la multinacional compartió con la Unicamp 53 invenciones protegidas por patentes. Le siguen otras universidades, que componen el 28 % de la red de cooperación de la institución paulista. La Federal de Río de Janeiro (UFRJ) fue la más destacada; compartió con la Unicamp 15 invenciones protegidas por patentes. Las empresas también constituyen una porción significativa de la red de colaboración de la USP. De los 82 colaboradores identificados, el 45 % corresponde a empresas. Las sinergias más frecuentes fueron con las compañías británicas GlaxoSmithKline y Nerre Therapeutics, con las cuales la USP compartió 44 patentes de invención.

El rendimiento de la Unesp fue más modesto. Su red está compuesta por 34 instituciones, de las cuales más de la mitad son universidades, entre ellas la de Ginebra, en Suiza. Sin embargo, los autores informan que deben contextualizarse los datos de desempeño. “La USP es la mayor universidad pública de América Latina, recibe un volumen mayor de recursos y concentra una porción significativa de la producción científica nacional, mientras que la Unicamp ostenta un marcado perfil tecnológico y está ubicada en una región industrializada que cuenta con varios polos de innovación”, subraya Fernanda Basso, una de las autoras del estudio, mentora de proyectos de innovación y emprendimiento en la Agencia de Innovación de la USP. Ella recuerda también que la Unesp es la que hace menos tiempo que cuenta con una oficina de transferencia de tecnología, la Agencia Unesp de Innovación, creada en 2007 para estimular a los investigadores a interactuar con empresas y promover las licencias de tecnologías. La estructura de la Unesp, con 24 campus distribuidos por todo el estado, le ha permitido a esta institución interactuar con empresas de diversa envergadura y de distintos segmentos, dice Saulo Guerra, el director de la agencia. “Tenemos acceso a diferentes hubs de excelencia en investigación, desarrollo e innovación [ID&I], pero ello también exige más tiempo y recursos para administrar la totalidad de nuestros 19 núcleos de innovación tecnológica y poder atender las demandas que nos plantean las empresas”, informa Guerra.

Los esfuerzos de las universidades estaduales paulistas no constituyen un fenómeno aislado. Varias universidades brasileñas se han movilizado para incrementar la cantidad de colaboraciones con empresas. Un estudio publicado en 2020 por investigadores de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS) confirma esta tendencia. Los estudiosos tomaron datos de Questel Orbit, una herramienta de búsqueda de patentes en repositorios para mapear las redes de cooperación de la institución gaúcha e identificaron 394 pedidos de depósitos de propiedad intelectual hasta 2018, en 124 de los cuales participaban empresas e instituciones de educación e investigación. La compañía petroquímica brasileña Braskem fue la colaboradora principal, con 15 invenciones protegidas por patentes. “Las empresas que operan en el área del petróleo y gas son las que promueven más colaboraciones y se articulan mejor con las universidades, impulsadas por la exigencia legal de invertir en I&D”, explica el informático Rene Faustino Gabriel Júnior, de la Facultad de Biblioteconomía y Comunicación de la UFRGS, uno de los responsables del mapeo.

Buena parte de los resultados obtenidos por las universidades se debe a la actividad que desarrollan sus Núcleos de Innovación Tecnológica, creados para gestionar sus políticas de innovación, que obtuvieron personería jurídica propia a partir de la Ley nº 13.243 de 2016,  denominada como marco legal de la ciencia, tecnología e innovación. El de la Universidad Federal del ABC (UFABC), por ejemplo, busca involucrar a sus alumnos de posgrado en proyectos centrados en la resolución de demandas específicas de las empresas. La institución cuenta con dos programas de posgrado cuyo propósito es estimular los vínculos con el sector privado: el Doctorado Académico Industrial y el Máster Académico en Innovación. “Son modalidades de acceso enfocadas en proyectos con empresas, en los cuales se busca dar respuesta a los intereses y demandas del sector, sin dejar de lado la rigurosidad científica de la investigación académica”, explica Arnaldo Rodrigues, director de la agencia Inova UFABC. La estrategia pretende ampliar y diversificar el espectro de colaboradores de la institución. “Nuestra cartera cuenta con 73 tecnologías patentadas, de las cuales el 59 % es producto de colaboraciones”, enfatiza. Sin embargo, tan solo el 11,6 % de las tecnologías patentadas junto a colaboradores involucran a empresas. “Por ahora, los vínculos de colaboración son más intensos con otras universidades”.

La Universidad Federal de São Carlos (UFSCar) tiene una cartera de 293 pedidos de depósito de patentes. De este total, 180 fueron cooperaciones con 41 compañías, siendo Petrobras la principal. “Todos los convenios que tenemos con empresas apuntan a involucrar a los alumnos de grado y de posgrado”, dice Rafael Aroca, director de la Agencia de Innovación de la UFSCar. Él explica que muchas empresas se contactan con la universidad por intermedio de exalumnos que trabajan en dichas compañías y buscan ayuda para resolver problemas específicos. Este esfuerzo ha dado como resultado varios casos exitosos de pedidos de patentes conjuntas con empresas y transferencia de tecnología. Una de ellas abarca los contratos de licencia de distintas variedades de caña de azúcar genéticamente modificadas por científicos de la UFSCar para las empresas del sector del azúcar y alcohol. “Los contratos que tenemos generan más de un millón de reales por año en regalías para la universidad”, dice Aroca.

En Brasil no hay empresas nacionales capaces de incorporar el conocimiento producido en las universidades, dice Renato Garcia

Según Ana Frattini, directora ejecutiva de Inova Unicamp, cuando se trata de proyectos de investigación y prestación de servicios, muchas empresas recurren a la universidad en busca de soluciones específicas. “Asimismo, en lo atinente a las licencias de tecnologías, en particular de patentes que constituyen el resultado de investigaciones realizadas en la institución, Inova Unicamp realiza una oferta activa de tecnologías, contactándose con empresas del mismo segmento tecnológico de las patentes”. Uno de los principales clientes de la Unicamp en cuanto a los proyectos de licencia de tecnologías es Cargill Agrícola. El principal de esos proyectos se denomina Lévia+e, una sustancia con escaso contenido de grasas saturadas que mantiene la estructura y el sabor, y prolonga la fecha de caducidad de los alimentos.

A juicio del economista Renato Garcia, del Instituto de Economía de la Unicamp, aunque las redes de cooperación de las universidades brasileñas involucran cada vez más empresas, la cantidad de solicitudes de propiedad intelectual compartidas con el sector privado sigue siendo menos representativa que en otros países. “Esto nos lleva a constatar dos cosas importantes”, dice el investigador. “La primera es que Brasil carece de compañías nacionales con estructuras internas de ID&I capaces de incorporar el conocimiento que producen las universidades a través de proyectos conjuntos. La segunda es que, incluso las empresas que disponen de este tipo de estructuras están disminuyendo sus inversiones en innovación”. Y hace hincapié en un dato que ayuda a corroborar ese diagnóstico: la mayoría de las firmas que forman parte de las redes universitarias estaduales paulistas son extranjeras.

El economista Eduardo Albuquerque, investigador del Centro de Desarrollo y Planificación Regional de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), percibe un desequilibrio institucional en el sistema de innovación de Brasil, con presiones exageradas a las universidades para que generen patentes e innovaciones. “Las universidades están para formar investigadores y generar nuevos conocimientos, y las empresas para desarrollar productos innovadores que les permitan competir con sus rivales, garantizándoles un futuro económico”, sostiene. “No obstante, en Brasil se ha consensuado que la innovación sea uno de los objetivos de las universidades, cuando en la mayoría de los países con sistemas de innovación consolidados, esa tarea la asume mayormente el sector privado a partir del conocimiento generado en las universidades. Son las empresas las que deberían activar a los grupos de investigación del ámbito académico para hallar soluciones a sus problemas tecnológicos, y no al revés”. Para él, el panorama brasileño se asemeja en cierto modo a los retos que tuvo que afrontar China al comienzo del decenio de 2000. “El sistema público de investigación chino crecía en términos de conocimiento científico, pero no existía una cantidad suficiente de empresas que incorporaran ese conocimiento, de manera tal que las universidades empezaron a fundar y gestionar sus propias empresas”.

El caso de China, sin embargo, al igual que el de otros países que procuran ponerse a la par de las economías más avanzadas a nivel tecnológico, apuntala el rol de las agencias públicas de financiación como facilitadores del flujo de conocimiento entre universidades y empresas. El equipo de Geciane Porto identificó una muestra de ello en su estudio al comprobar la participación destacada de la FAPESP en las redes de cooperación de las tres universidades estaduales paulistas, particularmente en la de la USP, con la cual la Fundación compartió 101 invenciones protegidas por patentes hasta 2017. Para Renato Garcia, la presencia de la FAPESP en estas redes demuestra que la participación de la inversión pública en el proceso de innovación también incluye la implementación de políticas que les permitan divulgar el conocimiento y la innovación a todos los sectores de la economía.

Garcia también afirma que no basta con disponer de un sistema de innovación dotado de redes dinámicas y diversas. “El Estado debe ayudar a coordinar el proceso de innovación y el desarrollo industrial, generando estrategias y movilizando recursos que permitan el avance tecnológico en las áreas prioritarias”, comenta. En este sentido, una de las principales iniciativas brasileñas se plasmó en 2004 cuando se promulgó la Ley de Innovación (nº 10.973/04), que le permite al gobierno promover la innovación y la competitividad de las empresas brasileñas mediante la asignación de recursos públicos en actividades empresariales de I&D. “En los estudios que llevó a cabo nuestro grupo, verificamos que los procesos de interacción entre las universidades, la industria y el gobierno de Brasil, evaluados a partir de los datos de las patentes, avanzaron sustancialmente tras haberse promulgado la ley”, comenta Bruno Brandão Fischer, docente de la Facultad de Ciencias Aplicadas de la Unicamp, en el campus de Limeira. Pero esta política actualmente se ve amenazada por los recortes sucesivos del presupuesto federal.

Proyectos
1. Mapeo de las redes de cooperación e de tendencias tecnológicas en las patentes de biotecnología mediante el análisis de las redes sociales (nº 2017/25364-6); Modalidad Ayuda de Investigación – Regular; Investigadora responsable Geciane Silveira Porto (USP Ribeirão Preto); Inversión R$ 148.941,37
2. Identificación de oportunidades tecnológicas en el ámbito de las competencias biotecnológicas existentes en Brasil (nº 2018/20233–3); Modalidad Joven Investigador; Investigador responsable Cristiano Gonçalves Pereira (Instituto Butantan); Inversión R$ 197.794,40
3. Geografía económica de los ecosistemas de emprendimiento en el estado de São Paulo (nº 2016/17801-4); Modalidad Ayuda de Investigación – Regular; Investigador responsable Bruno Brandão Fischer (Unicamp); Inversión R$ 27.760,03

Artículo científico
Basso, F. G., Pereira, C. G. & Porto, G. S. Cooperation and technological areas in the state universities of São Paulo: an analysis from the perspective of the triple helix model. Technology in Society. v. 65, p. 1-12. may. 2021.

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