embrapa sojaLa Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) acaba de presentar dos nuevas variedades de soja transgénica especialmente adaptadas para las regiones norte y nordeste del país. La cosecha brasileña de ese cultivo alcanzará este año la marca histórica de 60 millones de toneladas, un aumento del 2%, mayor en 1,2 millones de toneladas, en relación con el volumen obtenido en la cosecha anterior, entre 2006/ 2007. El buen desempeño del cultivo se debe a varios factores, entre ellos, las buenas condiciones climáticas y el alto nivel tecnológico nacional de la sojicultura. Las dos nuevas variedades, también denominadas “cultivares”, son importantes debido a que la soja es un cultivo originario de climas templados, aunque en Brasil, mediante programas de mejoras genéticas tradicionales, se halla cada vez más presente en regiones de bajas latitudes, próximas a la línea del Ecuador. Los estados del norte y nordeste responden actualmente por algo más del 8% de la producción nacional de la oleaginosa. La principal región productora es la zona centro-oeste, con un 48% de la cosecha, seguida por el sur, con el 34%.
Los dos cultivares transgénicos de Embrapa, denominados BRS 278RR y BRS 279RR, se destacan por su resistencia a los herbicidas en base a glifosfato, comúnmente empleado por los agricultores para el control de las hierbas dañinas. Estas plantas transgénicas no se ven afectadas ni mueren con la aplicación del herbicida. Para adquirir esa resistencia, las variedades recibieron un gen de otro organismo, la bacteria Agrobacterium tumefaciens. Según el ingeniero agrónomo José Ubirajara Vieira Moreira, investigador de la unidad Embrapa Soja de Londrina, estado de Paraná, los nuevos cultivares emplean la misma tecnología que la soja transgénica de la empresa Monsanto, cuyo nombre comercial es Roundup Ready, o simplemente RR. “Firmamos un contrato con la empresa para utilizar ese gen resistente en nuestros cultivares”, explica Moreira. Al tratarse de semillas genéticamente modificadas, pasaron por el proceso de regulación de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) para obtención de uso y aplicación de esa tecnología en los linajes y cultivares de Embrapa.
Según la Embrapa, las nuevas variedades presentan una productividad superior al patrón encontrado en el sur de Maranhão, sudoeste de Piauí y norte de Tocantins, las principales zonas productoras del norte y nordeste. Los estudios de campo revelaron que las semillas transgénicas producen, en promedio, 3.600 kilogramos por hectárea (Kg/ha). Para el caso de la BRS 278RR se obtuvo una productividad de hasta 4.200 Kg/ha. “En condiciones ideales de suelo, clima y lluvias, el nuevo cultivar demostró todo su potencial. Esto sucede en una zona de llanura del municipio de São Raimundo das Mangabeiras, en el estado de Maranhão”, cuenta Moreira. La productividad promedio de la soja en el nordeste varía entre 2.600 a 3.000 Kg/ha, de acuerdo con el investigador.
Las cultivares recién lanzados también se hallan dotados de genes denominados “de período juvenil largo”, que promueven el desarrollo de la planta en bajas latitudes. Estos genes fueron introducidos en la planta mediante el mejoramiento genético tradicional de Embrapa, y no por medios biotecnológicos. “Cuando es plantada en el norte del país, la planta tiene tendencia a florecer más tardíamente y generar vainas menos productivas. Los genes del período juvenil impiden que eso suceda. El período de crecimiento se prolonga, elevando su porte y productividad”, destaca Moreira.
Control de plagas
La variedad BRS 279RR permite al productor rural cosechar el grano con mayor celeridad y preparar el terreno para una nueva cosecha. Un importante factor de anticipación de la cosecha es que en áreas con incidencia de la herrumbre asiática (Phakopsora pachyrhizi), el agricultor utiliza menos fungicida para combatir la plaga. Otra característica de la BRS 279RR es su resistencia a los nematodos de (Meloidogyne incognita y Meloidogyne javanica), que provocan una enfermedad común en todo el país con ataques a la raíz de la planta, perjudicando la absorción de nutrientes.
Anteriormente a esos nuevos cultivares, Embrapa ya había desarrollado, en 2006, dos variedades de soja genéticamente modificadas, adaptadas a las condiciones del suelo y clima del norte y nordeste -la BRS 270 RR y la BRS 271RR. “Nuestro programa de mejoramiento genético se halla en permanente evolución. Durante los últimos diez años lanzamos 24 diferentes cultivares transgénicas de soja”, dice Moreira. Según él, la institución se encuentra trabajando para lanzar otro tipo de soja transgénica en el país, bautizada con el nombre de Cultivance. Fruto de un acuerdo con la empresa alemana Basf, la misma será resistente a los herbicidas de la clase de las imidazolinonas y constituirá una alternativa para el manejo y control de las plantas dañinas que atacan las plantaciones. Este cultivar aún necesita la aprobación por parte de la CTNBio y debe auxiliar a los agricultores en la rotación de los herbicidas, para mejorar el control de las hierbas nocivas.
Siendo una de las líderes del mercado de semillas de soja en Brasil, Embrapa responde actualmente por alrededor del 35% al 40% del total del sector, estimado en 800 mil a 1 millón de toneladas de semillas. “Del total comercializado por Embrapa, casi la mitad de las semillas es de cultivares transgénicos”, dice el ingeniero agrónomo e investigador de Embrapa Soja, José Francisco Toledo. Brasil es el segundo productor mundial de la oleaginosa, sólo detrás de Estados Unidos, y exporta el 75% de su producción en forma de granos, aceite o salvado. Las estimaciones apuntan que el 60% de la cosecha nacional ya se halla compuesta por soja transgénica.
La explotación de los cultivos genéticamente modificados ha crecido significativamente durante los últimos doce años, según el ingeniero agrónomo Marcelo Gravina de Moraes, de la Universidad Federal de Río Grande do Sul (UFRGS). La utilización de organismos genéticamente modificados (OGM’s), tuvieron, según datos del investigador, una evolución sin precedentes con un crecimiento de 67 veces entre 1996 y 2007. “Este aumento hace de la biotecnología, la tecnología agrícola de más rápida adopción de los últimos tiempos”, escribió Moraes, en un artículo para el Consejo de Informaciones sobre Biotecnología, una organización no gubernamental. De acuerdo con él, el crecimiento actual de esos cultivos, presentes en 23 países, es del orden del 12% anual, lo cual significa un incremento de 12,3 millones de hectáreas dedicadas anualmente a los OGM’s.
“La cantidad de variedades de soja transgénica crece continuamente, aunque la soja con el gen RR de Monsanto es la única que se utiliza ampliamente. Del total de soja cultivada en el mundo, el 64% es transgénica”, afirma Moraes. La soja es el único cultivo en el cual el área transgénica supera a la no transgénica. Además de Brasil; Argentina, Estados Unidos, Canadá, México, Uruguay, Paraguay, Japón y Sudáfrica cultivan también la soja RR. Otros países la consumen, pero no la cultivan, como es el caso de China.
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