La palabra virus es un sustantivo que habitualmente viene mal acompañado: virus del Sida, del Zika, del dengue, de la gripe. Acaso sea por eso que, cuando abandona el papel del villano y se torna (candidato a) héroe, esa partícula microscópica asume otra denominación. Los bacteriófagos, o simplemente fagos, son virus capaces de dectar y destruir bacterias específicas, y por ello pueden representar una promesa de tratamiento alternativo al uso de los antibióticos. Para hallarlos e identificarlos, una labor de ciencia básica que podría ser el origen de aplicaciones biotecnológicas innovadoras, es necesario merodear allí donde habitan las bacterias, por ejemplo, en las composteras del Zoológico de São Paulo. Esta curiosa historia configura el reportaje de tapa de la presente edición, que también se refiere al abordaje denominado biología sintética, que comprende la programación del ADN como si fuese un código informático. Mientras que la biología sintética se basa en lo más avanzado de la ciencia, el uso de fagos representa el aprovechamiento de los mecanismos evolutivos más primordiales (y eficientes, por cierto) que existen.
Volviendo a su rol más conocido, los virus VPH y un grupo bastante agresivo, los arbovirus –entre los cuales figura el del Zika–, también están presentes en esta edición. Una potencial buena noticia surge de estudios recientemente publicados sobre la fiebre del Zika, una epidemia cubierta sistemáticamente por esta revista a partir de su eclosión, en 2015. La sospecha de que tanto los seres humanos como los monos contaminados por el dengue presentarían un cuadro de zika más severo no pudo confirmarse, e incluso se sugiere exactamente lo contrario: al infectarse con zika luego de haber padecido dengue, el paciente podría presentar un cuadro más leve de la enfermedad. En ese caso, la infección previa con el virus del dengue tendría un efecto atenuante contra el virus del Zika.
El médico estadounidense Robert Tesh estudia la diversidad mundial de los arbovirus –aquéllos que, tal como el del Zika o el del dengue, son transmitidos por mosquitos y garrapatas, entre otros artrópodos– desde hace cinco décadas, varias de las cuales estuvo al frente del Centro de Referencia Mundial para Virus y Arbovirus Emergentes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En Brasil, en el marco de una entrevista que concedió a esta revista, Tesh se mostró escéptico en cuanto a las posibilidades de erradicar al mosquito Aedes aegypti y a los virus patógenos que éste transmite. La versatilidad del transmisor y de los virus iría a la par de cualquier intento de interferencia humana. Durante su carrera, el virólogo recorrió innumerables veces Brasil y los países vecinos para recolectar muestras de virus, contribuyendo a que la mayor cantidad de arbovirus conocidos actualmente provenga de América del Sur.
América Latina es el tema de la entrevista con la historiadora Maria Ligia Prado, quien también hace casi cinco décadas que estudia la historia de la región y las interpretaciones acerca de su desarrollo. Para la investigadora, la identidad latinoamericana, un tema aliado a la región desde su independencia, es un asunto delicado. Se trata de una construcción intelectual, aunque está cargada de emoción y tiene impacto sobre la vida y las elecciones de la gente, algo que no debe ignorarse. La construcción de una identidad, sea cual sea, deja fácilmente de lado las diferencias y los conflictos, permitiendo que el otro pase a ser visto como un enemigo. El antídoto para eso, según Prado, es el espíritu crítico.
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