Dentro de una o dos décadas, si nuevas variedades de cafetos no ocupan el lugar de las actuales, quizá el café que se produzca en Brasil sea más amargo, ácido y astringente. Esta es la conclusión a la que se arribó a partir de los ensayos realizados en el Instituto de Investigaciones Ambientales (IPA) de São Paulo, en cámaras que simulan el clima de las próximas décadas, con más dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera y menos agua en el suelo que en la actualidad. “Con un mayor porcentaje de CO2 atmosférico, los cafetos incrementarán la fotosíntesis y serán más altos, pero tal vez produzcan menos frutos”, sospecha Douglas Domingues, de la USP, quien participó en los experimentos reseñados en julio de 2022 en la revista científica Plants.
También es factible pensar que las zonas de plantación sean otras: en la actualidad, los mayores productores son los estados de Minas Gerais, que concentra casi la mitad de la producción nacional, Espírito Santo, São Paulo, Bahía, Rondônia y Paraná. La variedad canéfora [Coffea canephora] soporta temperaturas más altas, pero la arábiga [C. arabica] es más sensible.
– Innovaciones realzan la calidad del café brasileño
– El consumo de café requiere cuidado
Según las simulaciones efectuadas por investigadores de la Universidad Federal de Itajubá (Unifei), en Minas Gerais, descritas en un artículo publicado en enero en la revista Science of the Total Environment, entre el 35 % y el 75 % de las tierras hoy en día ocupadas por los cafetales podrían dejar de ser aptas debido a las alteraciones climáticas hacia finales de siglo, lo que impulsaría la búsqueda de terrenos más altos y fríos.
Estudios que se llevaron a cabo en la Universidad de Campinas (Unicamp) apuntaron que la superficie de los cafetales podría reducirse, restringiéndose a las zonas más altas del sudeste de Brasil, además de ganar nuevas tierras en el sur del país, incluso en Rio Grande do Sul, donde actualmente se lo consume solamente (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 198).
“Debemos advertirles a los agricultores cómo protegerse contra los efectos del cambio climático”, comenta el ingeniero agrónomo Celso Vegro, del Instituto de Economía Agrícola de São Paulo. Una de las formas que ha estado estudiando es el seguro rural, que cubre las pérdidas ocasionadas principalmente por los fenómenos climáticos. Vegro ha constatado que menos de 15.000 de los aproximadamente 200.000 productores rurales del estado de São Paulo han adoptado este mecanismo para contrarrestar el quebranto de las cosechas.
Casi tres siglos de historia en Brasil
Tras su descubrimiento en África ‒ la variedad arábiga en Etiopía, la conilón en el Congo y la robusta en Guinea ‒, el café llegó a Europa y a sus territorios en Sudamérica. En 1727, a pedido del gobierno portugués, el oficial Francisco de Mello Palheta (1670-1750) contrabandeó desde Guayana, por entonces colonia francesa, las primeras plantas hasta la ciudad de Belém, que en aquella época formaba parte del llamado estado de Maranhão y Gran Pará.
“Aparentemente había un gran interés por el cultivo [del café], ya que según se informó, en la aduana del puerto de Lisboa, en 1734, el desembarco de 3.000 arrobas de café procedentes de la Compañía del Gran Pará y Maranhão”, comenta Vegro en un artículo publicado en enero de 2023 en Revista de Economia Agrícola.