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Paleontología

El escorpión más antiguo de América del sur

Hallan un fósil de un artrópodo de 260 millones de años en un afloramiento ubicado al borde de una carretera en el interior del estado de Santa Catarina, en Brasil

El fósil de la nueva especie, Suraju itayma, que medía tan solo 4 centímetros de largo

Ariel Milani Martine

Durante una expedición para recolectar muestras por el interior del estado de Santa Catarina, Brasil, en el año 2005, la paleontóloga Frésia Ricardi Branco detuvo su automóvil al borde de un tramo de la carretera BR 280 en las proximidades de la localidad de Canoinhas, cerca del límite con el estado de Paraná, para buscar una especie extinta de conífera, Krauselcladus canoinhensis, un árbol similar a un pino, que abunda en la zona. Experta en plantas fósiles y docente del Instituto de Geociencias de la Universidad de Campinas (IG-Unicamp), la investigadora había recibido el encargo de un colega para buscar en los afloramientos cercanos a los márgenes de la carretera donde habría rastros abundantes de las antiguas coníferas. La parada estaba justificada porque dos alumnos de maestría bajo su tutela que iban con ella junto a otro investigador iban a estudiar ese pino antiguo. “Enseguida hallamos los fósiles y recogimos todo lo que cabía en el ya abarrotado coche”, recuerda la paleobotánica.

De regreso en la Unicamp, una semana después, al examinar las muestras recogidas en el viaje, uno de los alumnos se sorprendió al notar que, además de los vestigios de la conífera de Canoinhas, había un registro fósil de un escorpión diminuto, cuya parte inferior del cuerpo se había preservado en una roca. Sin embargo, la estampa achatada del artrópodo permanecería por 10 años en la colección del IG sin que la estudiaran. En 2015, el biólogo y paleoartista Ariel Milani Martine comenzó a trabajar durante su doctorado acerca de descripciones y reconstrucciones de arácnidos fósiles de Brasil, bajo la dirección de Ricardi Branco, con la muestra de aquel escorpión. Ahora, cinco años más tarde, Milane Martine fue el autor principal de un artículo científico que se publicó en abril en el Journal of South American Earth Sciences donde describe al ejemplar, cuya longitud total no superaba los 4 centímetros. Se trata de una especie nueva de escorpión, denominada Suraju itayma, que vivió en el planeta hace entre 270 y 260 millones de años, cerca del final de la era geológica Paleozoica. “Es el fósil de un escorpión más antiguo que se haya encontrado en América del Sur”, dice Milane Martine, actual docente de la Universidad Estadual del Norte de Paraná (Uenp), quien también realizó una ilustración con la reconstrucción artística del artrópodo.

Suraju era el nombre con que los nativos tupíes, en su lengua, denominaban a los escorpiones. El término itá significa piedra, e yma, algo del pasado remoto. Entonces el nombre científico de la nueva especie significaría “escorpión de la roca antigua”. Una de sus características más interesantes es la presencia de un aguijón, la estructura que usan para inocular veneno, extremadamente pequeño, de 0,2 milímetro. “De todas las especies de escorpiones, incluyendo las vivas, esta es la que posee el aguijón más diminuto”, comenta Milane Martine. El tamaño casi imperceptible de esa estructura podría ser un indicador del comportamiento del animal, según los científicos. Acaso esa especie no haya tenido la necesidad de inocularle veneno a sus presas, que serían incluso mucho más pequeñas que él. Otra hipótesis es que su par de pedipalpos, los apéndices articulados que salen de la boca y que utilizan para capturar animales de mayor tamaño, fueran lo suficientemente grandes como para aniquilar por sí solos a sus oponentes. Probablemente esto nunca se sabrá con certeza, porque los pedipalpos no se conservaron en el fósil hallado en Santa Catarina.

Ariel Milani Martine Reconstrucción artística del escorpiónAriel Milani Martine

Los rasgos de su anatomía indican que la nueva especie tenía hábitos terrestres. Presenta estructuras denominadas estigmas respiratorios, orificios por donde ingresa el aire, una adaptación a la vida fuera del medio líquido similar a la de los escorpiones actuales. La adaptación de este grupo de artrópodos al ambiente terrestre es objeto de debate entre los científicos. Algunos estudios abonan la teoría de que los escorpiones surgieron en los océanos e inmediatamente migraron hacia tierra firme. Otros proponen que se originaron en ecosistemas de agua dulce. “Todos los artrópodos poseían muchas características como para prosperar en el ámbito terrestre, tal como lo demuestra este nuevo fósil”, explica Branco. “No necesitaban alimentarse ni beber agua constantemente y poseían un exoesqueleto que conservaba la humedad y los protegía del sol. Toda la estructura de desplazamiento incluso estaba adaptada para trepar y descender por las piedras, es decir, para la vida en un ambiente completamente inestable, a diferencia del medio acuático”. En tierra, tampoco les faltaba el alimento. Su dieta estaba compuesta por otros pequeños artrópodos.

Los vestigios paleontológicos de los escorpiones, un grupo zoológico que habría surgido hace unos 430 millones de años en el hemisferio norte, son raros en todo el mundo. En Brasil, aparte del S. itayma, se han hallado rastros dejados por esos artrópodos en las rocas del final del Cretácico de la cuenca de Bauru, en el sudeste del país, y dos especies extintas provenientes del mismo período geológico fueron halladas en la cuenca del Araripe, en la región del nordeste. La edad de esos registros mencionados oscila entre 130 millones y 100 millones de años, bastante más cercanos en el tiempo que el escorpión de Canoinhas. La especie fósil de Santa Catarina es la segunda que se ha hallado en el hemisferio sur perteneciente al Paleozoico (entre 541 millones y 245 millones de años atrás). La primera, denominada Gondwanascorpio emzantsiensis, vivió hace unos 360 millones de años y fue descubierta en Sudáfrica en 2013. Ese escorpión está considerado como el animal terrestre más antiguo que haya habitado en el supercontinente austral llamado Gondwana.

En aquella época, todos los bloques de tierra firme estaban fundidos en un único supercontinente, Pangea. A su mitad norte se la denominó  Laurasia y poseía un clima seco. La parte sur, denominada Gondwana, era más húmeda y agrupaba a los continentes actuales de América del Sur, África, Oceanía y la Antártida, entre otras porciones de tierra menores. “La mayoría de las especies fósiles de escorpiones fueron halladas en tierras del hemisferio norte que correspondían a Laurasia”, dice el paleontólogo Rob Gess, de la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburgo, Sudáfrica, quien describió a la especie G. emzantsiensis. Según el investigador, los hallazgos como el que se hizo en Brasil pueden indicar que etapas importantes en la evolución de los escorpiones también habrían ocurrido en Gondwana. “Es particularmente interesante que esta nueva especie tenga tantas similitudes con sus contemporáneos de Laurasia. Eso nos lleva a pensar que los nuevos linajes del grupo podrían haber migrado a partir de Gondwana”, dice Gess.

Proyecto
Estudios de acumulaciones modernas y fósiles de bioclastos en ambientes continentales y costeros (nº 16/20927-0); Modalidad Ayuda a la Investigación – Regular; Investigadora responsable Frésia Ricardi Branco (Unicamp); Inversión R$ 86.846

Artículo científico
MARTINE, A. M. et al. Suraju itayma: The first paleozoic fossil scorpion in South America. Journal of South American Earth Sciences. 10 abr. 2020.

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